6 agosto,2021 5:21 am

La eterna juventud de Elena Garro

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Adán Ramírez Serret

 

Normalmente se recomiendan en el periódico las novedades con el fin de dar al lector un panorama de la literatura actual, en específico de lo que se está publicando en español y que se puede encontrar en librerías. Sin embargo, a veces, también vale la pena echar un salto a la historia y reseñar autores hasta hace poco desconocidos en nuestra lengua (un clásico chino, coreano o japonés, por ejemplo); o algunos de nuestros clásicos que por el contexto y el momento en que salieron, han sido cruelmente olvidados o nos se les ha dado la dimensión que merecen.

Es el caso, por supuesto, de la obra maestra de Elena Garro (Puebla, 1916-Cuernavaca 1998), Los recuerdos del porvenir, que de manera heroica y acertada, ha sido reeditada por editorial Alfaguara, con textos de escritoras tan brillantes como Gabriela Cabezón Cámara, Guadalupe Nettel y algunas otras plumas brillantes de la literatura hispanoamericana actual.

Los recuerdos del provenir fue una obra a la cual no se le dio el valor correspondiente debido a muchas causas, el machismo, por supuesto, y el personaje tan potente y polémico que fue Elena Garro, así que ahora me parece pertinente ir directo a la obra.

Se trata de una novela por demás original, única, que está contada por el pueblo en donde sucede la novela, Ixtepec. Uno pensaría en aquella árida ciudad en el estado de Oaxaca, pero no, se trata de Iguala (en donde Garro pasó su infancia), en el hermoso Guerrero, pero prefirió cambiarle el nombre. Entonces, se crea la prosopopeya al dar vida, voz a una ciudad, comienza, “Desde esta altura me contemplo: grande, tendido en un vallo seco. Me rodean unas montañas espinosas y unas llanuras amarillas pobladas de coyotes”.

El título mismo, es una figura interesante, el oxímoron (el encuentro de contrarios), los recuerdos del provenir. Título que no sólo es bello por evocar una visión del futuro instalada en la memoria, sino también escalofriante, pues hay terribles asesinatos en Cocula, y la presencia violenta del ejército, una misoginia recalcitrante y un terrible y profundo clasismo y machismo en la novela. Es mucha la tentación de pensar que quizá Garro vio el futuro, pero creo que en realidad lo que sucede es algo parecido a lo que dice David Bowie, hay gente que en realidad no quiere ver el presente en donde se hallan las semillas del futuro.

Los recuerdos del provenir es el recuento, la memoria del pueblo de Ixtepec que nos cuenta una parte de su vida, de su pueblo que habita sus calles. En específico a finales de los años 20, en donde la Revolución Mexicana aún palpitaba en la memoria de los habitantes del pueblo, Zapata y Carranza todavía eran fantasmas muy reales y Obregón y Calles, dos figuras que iniciaban la Guerra de los Cristeros cerrando iglesias.

Es una novela en donde la fantasía y el realismo crean un extraño equilibrio, publicada en 1963, ocho años después de Pedro Páramo de Juan Rulfo, dos novelas que se han considerado fundamentales para el realismo mágico, la novela de Rulfo, valorada a nivel mundial; y la de Garro, sólo conocida en México de manera injusta, pues es una novela con un estilo propio, consolidado, con adjetivos bellísimos como “su sombra caliente”, y una historia surrealista y casi costumbrista a la vez: realismo mágico puro, sobre lo que dice Gabriela Cabezón Cámara: “Se la ha considerado una precursora del realismo mágico, del mismo modo que Rulfo, aunque a ella se le ignoró por décadas, ¿por qué precursora? Más bien habría que pensar a Garro como una de las cimas del realismo mágico”.

Lo cual suscribo, por supuesto, porque la obra es completa, por lo anterior, y por los personajes, terribles algunos, como el matón y bárbaro general Francisco Rosas o el celoso Nicolás Moncada. Los poéticos Felipe Hurtado, que un buen día llega a Ixtepec sin que nadie lo conozca, sorprendiendo al pueblo mismo al conocer sus calles como la palma de su mano y quien se va, con la bellísima y enigmática Julia Andrade, deteniendo el tiempo.

Los recuerdos del porvenir está escrita hace casi sesenta años, pero es una obra a la cual le ha hecho bien el tiempo, y debe ser leída por la mayor gente posible, porque es original, terrible, hermosa… escrita, por supuesto, para el futuro.

Elena Garro, Los recuerdos del porvenir, Ciudad de México, Alfaguara, 2019. 352 páginas.