30 noviembre,2022 5:05 am

La importancia de la propuesta de Gustavo Petro sobre las drogas

Gaspard Estrada

 

Hace pocos días, el presidente de Colombia, Gustavo Petro, expresó junto con su par mexicano, Andrés Manuel López Obrador, su voluntad de realizar una gran conferencia de mandatarios de la región que tendrá el propósito de “rediseñar y replantear la política de las drogas” de manera profunda. El presidente de Colombia, el mayor productor mundial de hoja de coca y de cocaína, reclama con insistencia un vuelco en los esfuerzos antinarcóticos. Petro ha pedido dejar de criminalizar a los eslabones más débiles de la cadena, los cultivadores de coca, y enfocar los esfuerzos en golpear a las organizaciones criminales que lucran con el narcotráfico. Ese llamado ya ha obtenido el respaldo de la Comisión Global sobre Política de Drogas, a la que pertenecen tanto los expresidentes colombianos César Gaviria (1990-1994) y Juan Manuel Santos (2010-2018) como el mexicano Ernesto Zedillo (1994-2000), y el brasileño Fernando Henrique Cardoso, y también del Grupo de Puebla, que reúne a dirigentes progresistas de Iberoamérica.

Para darle mayor resonancia a su llamado, el jefe del ejecutivo colombiano decidió dedicar a este tema su mensaje ante el pleno de la Asamblea General de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), en septiembre del presente año. Se trató de un acto político relevante, teniendo en cuenta que hasta ahora, casi ningún jefe de Estado en ejercicio en el mundo había criticado con tanta claridad y fuerza la política norteamericana de lucha contra el narcotráfico. Por el momento, solo algunos países, como Portugal, Uruguay u Holanda, han despenalizado el consumo de drogas, y de manera bastante diferente según los casos. Si bien para la mayoría, la despenalización no se ha traducido en un aumento del consumo, en ninguno de estos países los presidentes en turno habían decidido hacer de ese asunto un tema de su política exterior.

Esa es la diferencia con Gustavo Petro. Este último ha decidido apostar parte de su capital político al inicio de su mandato –es decir, cuando un presidente dispone de mayor capacidad de incidencia enla agenda pública– para respaldar un posicionamiento que va en sentido contrario a una política que los Estados Unidos consideran prioritaria desde hace poco más de cincuenta años. Si bien otros jefes de Estado han tomado posición para respaldar este tipo de iniciativas, siempre lo han hecho en su condición de ex presidentes, lo que contribuye a disminuir su peso político.

Sin embargo, aun cuando esta iniciativa cuenta por el momento con pocos aliados regionales (salvo el caso de México al día de hoy) la realidad social y económica de América Latina va en el sentido del presidente colombiano. Tras cinco décadas de combate a las drogas en América Latina y en el mundo, estas últimas no han dejado de exportarse y de consumirse, volviéndose uno de los principales problemas de salud pública en el mundo, y en particular, en Estados Unidos. En Latinoamérica, la violencia fruto del crimen organizado no cesa, y las actividades mafiosas de los cárteles se multiplican, de manera que a pesar de una inversión de miles de millones de dólares para ponerle fin al narcotráfico, los resultados no están a la altura.

Es en esta perspectiva que un cambio de orientación de la política internacional sobre las drogas tiene sentido. Buena parte del problema ligado a un eventual cambio de paradigma sobre este asunto es que es necesario actuar globalmente para que funcione, es decir, actuar al mismo tiempo desde la oferta y la demanda, para romper las estructuras financieras de los cárteles y así contribuir a ponerles fin. En este sentido, varios estados de Estados Unidos han decidido despenalizar el consumo de algunas drogas (en particular, de la mariguana), lo que contribuye a darle viabilidad a esta política. Pero todavía falta mucho para que la ambición de poder despenalizar de manera eficaz las drogas en el mundo funcione realmente. En este sentido, la iniciativa del presidente colombiano Gustavo Petro es audaz. Esperemos que sea realista también.

 

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada