29 noviembre,2021 11:52 am

La literatura no debe tener acotaciones ni géneros, asienta la escritora chilena Diamela Eltit en la FIL

Comienza la FIL de Guadalajara con la entrega del Premio de Literatura en Lenguas Romances a la autora sudamericana. Para Margo Glantz, la medalla Carlos Fuentes. Luego de un año, recibe el cubano Leonardo Padura el mismo reconocimiento, que obtuvo en 2020 y no lo recibió en persona por la epidemia

Guadalajara, Jalisco, 29 de noviembre de 2021. La literatura no debe tener acotaciones ni géneros, debe ser un territorio para la audacia y la transgresión, para diseminar poéticas y sentidos que permitan caminar hacia la libertad, expresó la escritora Diamela Eltit (Chile, 1949) en su discurso de aceptación del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2021.

“Después de décadas de habitar el espacio literario, me parece que es necesario ‘desbiologizar’ completamente la letra, lo pienso como un horizonte en construcción, filiarse no en biologías sino en poéticas, diseminar sentidos que permitan libres tránsitos.

“Se debería producir algo parecido al poderoso movimiento de los géneros literarios que tanto conocemos, géneros que mutan, se funden, se confunden, emergen”, expresó la autora durante su intervención enmarcada dentro de la inauguración de Feria Internacional del Libro de Guadalajara, el sábado pasado.

Este galardón, dotado con 150 mil dólares (poco más de 3 millones 260 mil pesos), se le otorgó a Eltit “por la profundidad de su escritura única, que renueva la reflexión sobre la literatura, el lenguaje y el poder en el cambio de siglo. Una voz trenzada con los cuestionamientos más urgentes de la época contemporánea, en tiempos de pandemia, migraciones, depredación y devastación ambientales”, precisó Lorena Amaro Castro, representante del jurado.

La chilena, apenas la sexta mujer en recibir este galardón que ya celebra 31 ediciones, añadió que la obtención de este reconocimiento al conjunto de su obra le tiene muy emocionada, porque además le abrió la posibilidad de hacer un repaso de su vida y obra, sin embargo, aprovechó la ocasión para poner los reflectores sobre esta calificación “binaria” y reduccionista que persiste en la literatura a partir del género de quien la escribe, para advertir que se refugia en “la certeza de un futuro horizonte igualitario”.

“¡Te amamos Margo!”

Margo Glantz se despojó de la solemnidad, habló de su mente morbosa, del erotismo y el horror en su obra, de lo mucho que disfruta escribir en Twitter.

La autora de 91 de edad años recibió la Medalla Carlos Fuentes de manos de Silvia Lemus, viuda del escritor mexicano.

Glantz fue de la risa al llanto. Recordó como la escritura fragmentada ha sido fundamental en su obra y al final sollozó al evocar la muerte, pero el público reunido en el Auditorio Juan Rulfo la ovacionó y le soltó un ‘¡Te amamos Margo!’.

“Soy tuitera, me encanta, si no escribo un tuit todos los días, pues no escribí, es como si no me pusiera ropa interior, tengo que estar escribiendo un tuit porque es importantísimo para mí, a veces sueño con tuits.

“También eso aparece en mi libro Y por mirarlo todo, nada veía, en donde esa fragmentación con la que empecé escribiendo acabó siendo mi modelo más importante, acabó siendo la fragmentación de la fragmentación que se volvió pulverización, así que hoy estoy todavía entera pero pronto me voy a pulverizar obviamente, qué horror”.

La nacida en la Ciudad de México ha sido una de las más celebradas autoras de la FIL. Ha ganado el Premio Sor Juana Inés de la Cruz (2003) y el Premio FIL de Literatura (2010) y este año se le volvió a rendir homenaje con la Medalla Carlos Fuentes.

Durante casi una hora, Glantz sostuvo una charla con la escritora Gabriela Jáuregui, quien la definió como una de las autoras más vitales, emocionantes, retadoras y experimentales del continente.

Visiblemente emocionada, con lágrimas en los ojos, la autora recibió el reconocimiento. “Me siento ideal”, añadió sonriente Margo, quien recordó que conoció a Fuentes en 1959 y aprovechó para hablar de su obra Aura y hacer una evocación al mito de la bruja y el vampiro y definir que el erotismo es inseparable del horror.

Examinó su libro Apariciones, en el que el erotismo, tanto carnal como místico, es fundamental, así como la subyugación de la mujer en el sexo.

Recordó que a su ingreso a la Academia Mexicana de Lengua le dijeron “por qué si eres una mujer tan agradable escribes esas cosas tan sucias (..) porque transfiero mi mente morbosa en una escritura menos morbosa”, justificó entre risas.

Recibe Padura la medalla un año después y presenta Como polvo en el viento

Como un escritor generacional se definió Leonardo Padura durante la presentación de la novela Como polvo en el viento, bajo el sello de Tusquets.

Este libro, según observó el mexicano Diego Petersen Farah, retrata, como una foto de época, a una generación entera, la del propio cubano, uno de los nombres más relevantes cuanto se habla de novela negra en América Latina y uno de los autores favoritos de la Feria Internacional del Libro de Guadalajara.

En Como polvo en el viento, Padura narra la diáspora de un grupo de amigos, provenientes de los más diversos entornos sociales, que decide abandonar Cuba y emigrar, aunque otros tantos se quedan.

“Todas las razones para irse de cuba son válidas, y todas las razones para quedarse también. Lo que importa es respetar unas y otras, que puedan tomarse desde la libertad y el libre albedrío de las personas”, señaló el autor.

“Hay razones políticas, económicas y familiares, y todas las posibilidades de justificación y sustentación para quedarse o irse, pero ése (la migración) ha sido uno de los grandes dramas de mi generación, un drama que continúa desarrollándose en Cuba”.

Durante la presentación, Silvia Lemus y Raúl Padilla le entregaron a Padura la Medalla Carlos Fuentes, que se le otorgó el año pasado y no se pudo concretar debido a que la feria fue virtual, debido a la Covid-19.

“Me siento por supuesto muy honrado de recibir esta medalla que lleva el nombre de uno de los grandes escritores del siglo XX, no solo de México sino de manera universal, este es un tremendísimo honor”, dijo el autor.

“Esta es una de las grandes satisfacciones que se puede ganar un escritor, nunca gané una medalla de oro en el beisbol, pero me la gano ahora como escritor”.

Padura dedicó la medalla a la memoria de la española Almudena Grandes, lo que llenó el auditorio de una gran ovación.

Texto: Agencia Reforma