4 octubre,2017 7:51 am

La Unión Europea ante la crisis en Cataluña

Gaspard Estrada*

El pasado domingo se llevó a cabo una consulta popular impulsada por el gobierno autonómico de Cataluña, conocido como la Generalitat, que fue desconocida por el gobierno español, dirigido por Mariano Rajoy, así como por el Tribunal Constitucional. Los catalanes acudieron masivamente a las urnas, a pesar de los llamados del jefe de gobierno y sobre todo de la represión de los cuerpos policiacos. Al día siguiente, los más de 900 heridos en las calles de Barcelona ocuparon buena parte de los titulares de la prensa internacional, y provocaron un cambio en la agenda política española. En efecto, hasta entonces, la posición del gobierno español había sido muy clara: el referéndum era ilegal, por lo tanto la iniciativa política del gobierno catalán debía ser respondida únicamente desde el plano jurídico y policial, y no desde el punto de vista político. Sin embargo, hoy, a raíz de las protestas y de la importante participación de los catalanes, el gobierno de Rajoy se encuentra a la defensiva. El día de ayer, más de 300 mil personas se manifestaron en la calles de Barcelona para demostrar su oposición a la represión policiaca del pasado domingo.

Esto no quiere decir, sin embargo, que la iniciativa política de Arthur Mas, el presidente de la Generalitat, pueda llegar a buen puerto en el corto plazo. En primer lugar, la respuesta política del Estado español, por la vía de un mensaje televisivo del Rey Felipe VI la noche de ayer, fue contundente. Criticó la acción de la Generalitat como una “conducta irresponsable”, acusándolas de haber “vulnerado de manera sistemática las normas aprobadas legal y legítimamente, demostrando una deslealtad inadmisible hacia los poderes del Estado”. En pocas palabras, será difícil que el gobierno central decida aceptar una eventual independencia de Cataluña, teniendo como base el referéndum del pasado domingo. Para ello, Madrid cuenta con un argumento político y económico muy fuerte: la Unión Europea. En efecto, según la jurisprudencia creada desde la creación de la Unión Europea en 1957, cualquier país que desee entrar en la Unión Europea, tiene que pasar por un largo proceso de adhesión, que tiene que ser validado en última instancia por todos los países miembros de la Unión. Por ende, si Cataluña decide declarar su independencia de manera unilateral, no podría estar en la Unión Europea y menos en la zona Euro, lo cual tendría un impacto muy fuerte en sus finanzas públicas. La deuda pública de Cataluña es importante – casi 130% de su producto interno bruto -, y a corto plazo, será difícil que el gobierno catalán esté en medida de pagarla, sobre todo si tiene que crear al mismo tiempo una nueva moneda que reemplace al Euro. Sobre todo, en caso que Cataluña decida pedir su adhesión a la Unión Europea y a la zona Euro, queda claro que España ejercerá todo su poder de influencia – además de usar su derecho de veto – para evitar que Cataluña sea un miembro más de la Unión.

Este raciocinio puede explicar  porque todos los países miembros de la Unión Europea decidieron respaldar la posición del Estado Español, a pesar del impacto de las imágenes de la represión policial del pasado domingo. En particular, países como Bélgica (que tiene un diferendo entre  Valones y Flamencos, que podría llevar a la escisión de Bélgica) o Italia (que tiene un partido de extrema derecha, Lega Nord, que pregona abiertamente la escisión de Italia entre el norte rico y el centro-sud más pobre), sin mencionar el caso Escocés (puesto que el Reino Unido dejará de hacer parte de la Unión Europea en algunos años), que tienen problemas similares a los de España, harán todo lo posible para evitar que la jurisprudencia al respecto cambie a corto plazo.

En un momento en el que el futuro de la Unión Europea está en juego, después de años de inercia y de pocas perspectivas tanto políticas como económicas, queda claro que lo que pase en Cataluña tendrá un impacto sustancial no sólo para el futuro de España, sino de Europa en su conjunto.

* Director Ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.

Twitter: @Gaspard_Estrada