Adán Ramírez Serret
Héctor de Mauleón (Ciudad de México, 1963) se ha convertido en uno de los grandes cronistas de la Ciudad de México. A diferencia de muchísimos otros maravillosos escritores como Emilio Carballido, J.M. Servín o Roberto Bolaño (podríamos decir al menos cinco nombres de autores más que utilizan la ciudad); De Mauleón no sitúa obras, crónicas o novelas en la ciudad, sino que la urbe es el objeto, el centro de su historia.
De Mauleón es aquella persona que se sabe ABSOLUTAMENTE todo sobre la Ciudad de México. Lleva ya cuatro tomos en donde se van entretejiendo, historia con historia, personaje por personaje, calle a calle, los 500 años de historia de la ciudad.
No es usual que el erudito sea generoso, normalmente atesora y guarda su conocimiento o lo codifica de cierta forma que lo vuelve incomprensible. No es para nada el caso de Héctor de Mauleón, quien escribe y conversa de tal manera que todo lo que ha visto, leído y vivido en la ciudad, se vuelve cercano a tal grado parte de nuestras vidas; que ya no sabemos bien si en verdad lo leímos o lo escuchamos de él; y, a veces, debo confesar, es tentador ponerse la máscara e intentar ser aquél que vivió todo de primera mano.
Cuenta de Mauleón, por ejemplo, que hace apenas un par de años tuvo la oportunidad de colarse al pasado. Todo comienza en la calle de Guatemala, detrás de la Catedral Metropolitana. Hizo una visita al Templo Mayor. Entró por una anodina puerta de lámina dentro de un edificio que era una máquina del tiempo. Recordemos que la ciudad se ha hundido 30 metros en los últimos 500 años. Así que comenzó el descenso hacia el pasado.
En la primera capa, bajo el edificio exterior, se veía un mosaico de un edificio del Porfiriato. En el siguiente anillo se encuentra con las columnas de una casa del siglo XIX, sigues bajando y encuentras los cimientos de la casa del primer habitante español, que le tocó ese predio, justo en donde comenzaba la escalinata del Templo Mayor, porque ahí le tocó vivir. Y sigues bajando y encuentras el punto en donde se contacta la ciudad colonial con la ciudad prehispánica y ves las franjas de tierra que las une. Y sigues bajando y están las ruinas de Tenochtitlan. Están las ruinas, dice Héctor, del túnel que está explorando López Luján que explora las cosas de Ahuizote. Cuando De Mauleón salió del lugar se sentía exhausto, y no era para menos. Había viajado 500 años en el tiempo.
Pero los volúmenes de La ciudad oculta no sólo cuentan la historia de la Ciudad de México. Está organizado de manera congruente con la ciudad en la que todo se mezcla. El índice está organizado en seis bloques. La sorpresa de lo cotidiano, en el cual abre con una crónica sobre José Emilio Pacheco, quien siempre que veía un edificio en el Centro Histórico de la ciudad, lo hacía como si fuera la última vez, pues le había sucedido muchas veces que muchos desaparecían de un día para el otro.
Otra sección es Muerte en la ciudad en donde cuenta los episodios terribles que ha sufrido la urbe. El de 1918, por ejemplo, que también se conoció como La Muerte Roja sobre la fiebre española que tantas reminiscencias nos trae del Covid.
Otra sección importante es Figuras sobresalientes en la cual habla de personajes como el Loco Valdés, Benito Juárez o de la primera mujer mexicana que se subió a un avión en la Ciudad de México. Quien quiso hacerlo, porque tuvo que reconocer el cuerpo de un hombre que había muerto en un accidente aéreo, y al ver sus ojos, pidió ver lo último que había visto el cadáver.
También Héctor de Mauleón cuenta secretos que están a la vista de todos y nadie lo sabe. El caso, por ejemplo, de La Maravilla Enmascarada, el primer luchador mexicano que en la década de los 30 se puso una máscara y se volvió en el primer ídolo de este deporte. Este luchador pidió a un zapatero que le hiciera la máscara, la cual, por diferentes circunstancias, termina en la tienda de deportes del hijo del luchador en Río de Loza.
Así, La ciudad oculta pone ante los ojos de los lectores la historia, las investigaciones de toda una vida que Héctor de Mauleón pone en nuestras manos.
Héctor de Mauleón, La ciudad oculta, Ciudad de México, Planeta, 2022. 281 páginas.
