30 septiembre,2017 7:14 am

Lo único seguro es la inseguridad I

Héctor Manuel Popoca Boone

 

El primer paso para resolver el problema de la inseguridad es reconocerlo en toda su intensidad y tratarlo en su completa magnitud. Cosa que, en Guerrero, los gobiernos no hacen. Grave equivocación ha sido tratar de minimizar la inseguridad para de esa forma eludir las responsabilidades institucionales inherentes.

Como botón de muestra, algunas frases públicas bobas de personajes encumbrados: “En Acapulco la gente está absolutamente segura”, “La violencia es solo un problema de percepción del pueblo”, “Los asesinatos se dan en las colonias populares, no en la Costera”, “Dificulta la confrontación de criminales, resolver la violencia”, “No al 100 por ciento, pero los homicidios dolosos se cometen entre criminales” o “Si hubiera inseguridad en Acapulco, no tendría los

visitantes que hay”. Los datos duros dicen otra cosa: Guerrero como estado y Acapulco como municipio, son de los territorios donde más homicidios dolosos se dan en el país.

Mientras no haya honestidad y transparencia en la información oficial, será imposible disminuir la inseguridad. Lo correcto es visibilizarla. Solo con su pleno reconocimiento los gobernantes y la ciudadanía, podremos enfrentar las múltiples causas que dan vida a la variante criminalidad; y así cada cual, en su respectivo rol social, asumiremos el deber que nos corresponde.

El segundo paso es tomar conciencia que Guerrero es un mosaico de gran diversidad. Recuperar la seguridad requiere del conocimiento de particularidades, por lo que las estrategias deben de diseñarse a partir de realidades específicas, para saber las modalidades concretas de cómo actúan y mantienen presencia territorial las bandas y la

naturaleza de sus vínculos con otros factores de poder.

Hay poca inteligencia institucional aplicada al detalle y no se estudian a fondo y en lo concreto los fenómenos de la violencia urbana y rural. Las acciones de los gobiernos las más de las veces son genéricas, mayormente reactivas que preventivas, muchas veces se dan palos de ciego con gran desperdicio de recursos. La omisión, comisión o simulación, son parte de la relación perversa entre algunas estructuras gubernamentales y las delincuenciales.

El tercer paso es aceptar que las causas de la inseguridad pública son multifactoriales y que la delincuencia organizada actúa en pirámide: Los que están arriba son pocos, poderosos y reducidos los que van a la cárcel o pierden la vida en su oficio criminal. Por otro lado, hay una gran base social disponible para lo delincuencial. Son jóvenes, sin dinero, sin educación, sin futuro, en un mundo incierto. Son los que mantienen repletas las

prisiones, terminando casi siempre asesinados antes de cumplir los 30 años.

El cuarto paso es reconocer que sin seguridad pública no hay inversión empresarial que florezca. La génesis del delito preferentemente se da en lugares donde no hay trabajo y donde la extorsión esquilma a quienes dedicados están a invertir y a trabajar. La delincuencia anida bien en un sistema socioeconómico y político de mucha exclusión, como el nuestro: los pocos ricos son muy ricos y los muchos pobres son cada vez más pobres.

¿De qué nos sirve tener seguridad pública, si la mayoría de las familias no tienen frijoles para darles de desayunar a sus hijos? De ahí la perentoriedad de las estrategias de amplio espectro social, reconstruyendo las condiciones y circunstancias favorables para que las familias puedan tener, en la paz y en la legalidad, una vida digna y decorosa.

PD1. Artículo de opinión hecho a partir de lo expuesto en el Foro Internacional sobre Seguridad, organizado por Ricardo Mejía Berdeja en la ciudad de Acapulco.

PD2. La diputada local del PRI, Pilar Vadillo Ruiz, espetó la siguiente barbaridad sobre la desaparición forzada de los 43 normalistas de Ayotzinapa: “…no tenían entonces que andar deambulando por Iguala” Lo cierto es que, en esa infausta tragedia, salió a relucir, en toda su dimensión, la narco-política enraizada en el PRI y en el PRD.

PD3. Asesinan a mansalva en la ciudad de Chilpancingo a Ángel Vergara Chamú, coordinador municipal de Movimiento Ciudadano en Ajuchitlán. ¿Cuál orden? ¿Cuál paz?