2 noviembre,2022 5:03 am

Los desafíos de Lula

Gaspard Estrada

 

Por fin los brasileños fueron a las urnas para elegir a su próximo presidente de la República. Y, como lo indicaban las encuestas de opinión, Luiz Inácio Lula da Silva alcanzó su resurrección política y llevó de nuevo a la izquierda al poder, casi tres años después de salir de la cárcel, donde pasó 580 días. Lula, como se le conoce en todo el mundo, ha recibido el regalo soñado por los 77 años que cumplió el jueves pasado: derrotar a su némesis, el líder de extrema derecha Jair Bolsonaro. Un puñado de votos ha inclinado la balanza. Lula obtuvo un 50. 9 por ciento de los votos frente a un 49.1 por ciento de su contrincante. Como Brasil vota desde hace 25 años en urna electrónica, el recuento ha sido ágil. Los brasileños eligieron entre dos viejos conocidos después de la campaña electoral más sucia de su historia, plagada de mentiras y golpes bajos. En particular, el equipo del presidente Jair Bolsonaro multiplicó el uso de noticias falsas en redes sociales para denigrar a Lula, invocando inclusive un “pacto de Lula con Satanás”. Pero a pesar de toda esta estrategia de desinformación, Lula logró vencer en las urnas.

Este triunfo significa que la izquierda brasileña regresa al poder dos décadas después de su primera e histórica victoria y seis años después de que la sucesora de Lula, Dilma Rousseff, fuera destituida tras un proceso político altamente cuestionable. Los brasileños han decidido no reelegir a su primer presidente de extrema derecha, un antiguo militar nostálgico de la dictadura que durante cuatro años ha sometido a las instituciones a una tensión aguda y constante. El presidente derrotado ha seguido el recuento en su residencia oficial, en Brasilia, y al día de hoy, sigue sin reconocer la nueva realidad electoral. De hecho, varios simpatizantes del presidente saliente han bloqueado desde el lunes algunas carreteras y accesos a aeropuertos, como el de Guarulhos, en São Paulo, con la complicidad de una parte significativa de la policía federal de caminos, cuyo director general fue nombrado por Jair Bolsonaro.

Sin embargo, esta estrategia golpista, en lugar de reforzar su poder de negociación, lo está aislando cada vez más a nivel político y social. La mayor parte de la clase política brasileña ya ha reconocido la victoria de Lula, inclusive varios de los aliados más cercanos de Bolsonaro, como el presidente de la Cámara de Diputados, Arthur Lira, y el ex ministro de Justicia y ex juez Sergio Moro. En el poder judicial, los jueces de la Corte Suprema han rechazado reunirse con Bolsonaro hasta que este último no reconozca el resultado electoral. Conforme pasa el tiempo, el silencio de Bolsonaro ayuda –de manera paradójica– al liderazgo de Lula y afirma su poder, tanto a nivel nacional como internacional.

A nivel nacional Lula ha querido subrayar su voluntad de gobernar para todo el país. “Gobernaré para 215 millones de brasileños. No hay dos Brasiles, hay un solo país, un único pueblo, una gran nación”, ha proclamado en su discurso de victoria. En la práctica, su gobierno será un gobierno de transición entre una administración distopica, para regresar a un proceso de normalidad democrática. Por otro lado, a nivel económico, su gobierno tendrá como objetivo restablecer la confianza en la economía para atraer inversiones extranjeras, y dinamizar la creación de empleo.

A nivel internacional, se espera que Brasil vuelva con fuerza a los grandes debates mundiales, impulsado además por una América Latina que completa su viraje a la izquierda. Con el fundador del Partido de los Trabajadores (PT) al timón de Brasil, por primera vez en la historia, las cinco principales economías de la región estarán gobernadas por líderes progresistas: Lula, Alberto Fernández en Argentina, Gustavo Petro en Colombia, Andrés Manuel López Obrador en México, y Gabriel Boric en Chile. Es tiempo que estos dirigentes se pongan de acuerdo para avanzar en la construcción de una región latinoamericana más unida y menos desigual.

 

* Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada