13 agosto,2022 5:38 am

Los hospitales del ISSSTE en Guerrero

Héctor Manuel Popoca Boone

¿Alguien ha visto a Vicente Suástegui Muñoz?

En mi calidad de Gobernador Moral de Guerrero, recibí un correo-e de un derechohabiente del ISSSTE-Guerrero (cuyo nombre me reservo por obvias razones) sobre lo que pasa, con sus respectivas particularidades, en los centros hospitalarios del ISSSTE en Guerrero. Lo reproduzco íntegramente por considerarlo de interés público.
“Sin duda, las múltiples carencias que enfrenta el sector salud, son de antaño y en grandes proporciones. Tiempo atrás laboré en un centro hospitalario del ISSSTE, por lo que puedo darle algunos detalles del funcionamiento hospitalario: La principal ineficiencia es la mala calidad en el servicio de consulta externa y atención hospitalaria. A la mayoría del personal médico, le falta actualizarse en sus conocimientos y una mayor ética profesional”.
“No es gratuito que los derechohabientes se estén cansando de exponer las inconformidades por diversos medios, sin que nadie haga algo para remediarlas por la protección que emana del desorden institucional y las corruptelas del sindicato. Las negligencias médicas, de abasto y administrativas, están a la orden del día. También el servicio de enfermería deja mucho que desear. Se caracteriza por la débil capacitación y por la desidia en la atención a los enfermos.
La prueba está que, desde hace varios años, por acuerdo tácito de directivos y sindicato, decretaron que, si uno tiene un paciente hospitalizado, debe quedarse un familiar para atenderlo: bañarlo, asearlo y demás, porque las enfermeras sólo suministran los medicamentos o en su caso realizan solo las curaciones que les son instruidas por los médicos.
Con relación al suministro de medicamentos y material de curación, a los pacientes les hacen dar infinidad de vueltas, debido a una escasez sempiterna; ya que el almacén estatal no surte en la cantidad y oportunidad debida. Lo grave es que buena parte son medicamentos para pacientes con enfermedades crónico degenerativas, como diabetes, hipertensión, cáncer, dializados y demás. Los familiares del enfermo se ven obligados a adquirirlos externamente con sus propios recursos económicos.
El mantenimiento, rehabilitación y adquisición de equipo médico y otros complementos, prácticamente no existen. El deterioro y descompostura del equipo y la caducidad del material farmacéutico es en mucho debido a los propios responsables de su uso y almacenamiento. Acontece, a veces, que a propósito los inutilizan para que el ISSSTE subrogue el servicio y los pacientes acudan a un laboratorio particular; en un acto claro de complicidad y contubernio, que ha sido denunciado infinidad de veces.
Por ejemplo: en el tiempo en que trabajaba en uno de esos clínicas-hospitales, el radiólogo vaciaba anticipadamente los contendores de líquido con el que revelaban las placas (el galón costaba alrededor de 7 mil 500 pesos). Ante tal situación, los directivos instruían enviar a los pacientes a laboratorios privados, con el consecuente costo adicional, porque el suministro del líquido a la clínica-hospital, el almacén estatal solo lo hacía en forma mensual. Esta es una de tantas consecuencias de la mala paga que recibe el personal que labora en esos nosocomios
El trámite de consultas con médicos familiares y especialistas son por lo general tardadas, sobre todo las segundas. Las primeras te las programan con un poco más de agilidad, pero las segundas no. Te las dilatan tres o cuatro meses, sin explicación alguna; cuando que se supone que todos los médicos laboran 8 horas diarias. ¡Ah!, pero como los médicos especialistas tienen sus consultorios particulares, le dan prioridad a ese trabajo que les es más remunerativo y semi abandonan el otro; con la complicidad de quienes dirigen el centro hospitalario y la sección sindical. Eso, para que los derechohabientes vayan a atenderse a sus consultorios privados a expensas de sus bolsillos.
No omito mencionarle que existe el riguroso ‘moche’ de los proveedores. Desde los que abastecen el comedor, como los del oxígeno, los que venden el diésel para la caldera de vapor que esteriliza el instrumental y material médico, el encargado del envío de la ropa sucia a la lavandería y el tráfico de autorizaciones de viáticos para los operadores de las ambulancias”.
¡Uf!, ¡Uf!, (Popoca dixit).

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