31 diciembre,2021 5:35 am

Mar que lía

La Política es así

Ángel Aguirre Rivero

 

(Segunda y última parte)

Marquelia tiene una rica narrativa de sí misma, la mayoría de sus historias son de la vida real que, engarzadas, bien podrían rivalizar con algún escrito del gran Gabo.

Sobre el origen de su nombre existen distintas versiones. Una de ellas refiere que un terrateniente ometepequense, don Juan Noriega Gijón, tenía una hija llama Elia y marcaba su ganado con una cortadura en la oreja, por lo que los habitantes de otros poblados conocían el lugar de la finca como “marca de Elia” que más tarde se transformó en “marcadelia” hasta formar la voz “marquelia”. Pero también hay quien asegura que no fue su hija la protagonista, sino la mujer que lo atendía cuando llegaba a la finca, a quien convirtió en su pareja.

La segunda versión dice que Marquelia proviene de tres palabras que forman la voz “mar que amarra”. Esto ya que se tenía la creencia de que quien tomaba agua del río se quedaba amarrado a su suelo para siempre. (Historia de Marquelia: nuevo municipio de Guerrero / Casa de la Cultura de Acapulco https://bit.ly/32D6U8F)

Hoy día, afuera de la comisaría de la Barra de Tecoanapa, se puede encontrar al submarino (semi sumergible) que fue abandonado recientemente y dio nota en la prensa local y nacional. Testimonio de una parada inesperada en el trasiego de estupefacientes en la ruta de Sudamérica a los Estados Unidos.

En la memoria de los marquelianos permanece el episodio del cargamento de un polvo blanco que llegó a la misma barra, los lugareños ignoraban de qué se trataba, por lo que decidieron pintar su campo de futbol con esa sustancia, pero se dieron cuenta de que algo andaba mal cuando algunos se lo dieron como alimento a sus gallinas y puercos, los que morían por la sobredosis recibida. Hoy de manera jocosa, cuentan que tuvieron el campo de futbol “más caro del mundo”. Incluso se compuso un corrido que relata esta anécdota.

La belleza de las playas de Marquelia, sus ríos y cuerpos lagunares les proveen de una flora y fauna excepcionales. La presencia de sitios de hospedaje bajo el concepto ecoturístico, los santuarios de tortugas y las típicas enramadas con su oferta gastronómica, constituyen el lugar perfecto para vacacionar en plan familiar o de luna de miel.

La playa Las Peñitas se distingue por ofrecer un concepto incluyente, donde las personas con alguna discapacidad encontrarán instalaciones que facilitan su desplazamiento y descanso, con menús en braille, sillones y andaderas acondicionados para desplazarse en la arena. La familia Panchí es pionera en ese paradisiaco lugar, que sin duda, impulsará el despegue turístico en el municipio.

La playa La Bocana es quizá, la oferta más identificada con sus innumerables enramadas con su cocina costeña y de mariscos. Ahí desemboca el río Marquelia y forma una pequeña laguna antes de salir al río, lo que le da una belleza especial al lugar.

El alcalde Lincer Clemente gobierna Marquelia, impulsado por la coalición PRI-PRD Va por Marquelia, y una de sus primeras acciones es desarrollar la marca-ciudad “Mar que lía”, en la carretera de la Costa Chica, ya se pueden apreciar en algunos municipios modestas lonas para promover sus playas. Al igual que videos de buena realización que circulan en las redes sociales.

Como gobernador, impulsé la creación de la Universidad Tecnológica del Mar, donde se imparte la ingeniería en Acuicultura y la licenciatura en Gestión y Desarrollo Turístico, entre otras; confío en que las nuevas generaciones se arraiguen en su tierra y la hagan brillar.

También pavimenté los tramos carreteros a barra de Tecoanapa, a Las Peñitas y La Bocana.

Asimismo, construí la Unidad Deportiva y el Hospital Comunitario.

Sin duda hace falta mucho para detonar la integración de este joven municipio al Cuarto Polo de Desarrollo Turístico. Esto será más que una aspiración, en la medida que el gobierno estatal apoye con la señalización y el mantenimiento de los accesos a sus playas, además de reforzar la promoción. Y que el gobierno federal continúe con la ampliación de la carretera nacional, además de darle un urgente mantenimiento a la vía.

Como yo la veo, Marquelia es tierra de oportunidades.

 

Del anecdotario

 

Son la 12 de la noche y los cohetes y petardos siguen tronando. Las razones son muchas: festividades religiosas, bodas, onomásticos… y sígale sumando.

Tres tipos de contaminantes se generan cada vez más con esta actividad: el perclorato, agente oxidante que se utiliza para lanzar el cohete; los metales pesados que van en la bomba explosiva y producen la coloración del estallido; y los aerosoles sólidos que se originan después de la explosión.

Mis dos nietos de 6 años me piden: “Abuelo, que ya dejen de tirar cohetes, ya son muchos y no podemos dormir”.

Siempre he sido amante de nuestras tradiciones, pero la contaminación acústica crece cada día más en mi amado pueblo Ometepec.

La Organización Mundial de la Salud estima que el límite recomendable de sonido apto para la salud auditiva es de 65 decibelios, sin embargo el momento en que el cohete o petardo estalla, el sonido puede alcanzar 190 decibelios, tres veces más fuerte de lo que el oído de un adulto puede soportar. Los niños y bebés son mucho más vulnerables y están expuestos a lesiones auditivas severas.

Y no se diga de la afectación a cientos de mascotas en los hogares, que también sufren un gran estrés por las explosiones.

Algo tenemos que hacer autoridades y sociedad para reglamentar el uso indiscriminado de estos proyectiles, y de paso evitaremos que se nos llame “pueblo cohetero y globero”.

Estoy a favor de preservar nuestras tradiciones, pero coincido con el famoso dicho: ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre.

 

La vida es así.