15 mayo,2021 4:52 am

Miles de jornaleros de la tercera edad están sin vacunar a pesar de ser calificados como esenciales

Advierten que prevalece una clara discriminación hacia este sector en el país, mientras en varias zonas de la República el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19 ya está en la etapa de la segunda dosis para mayores de 60 años

 Ciudad de México, 15 de mayo de 2021. Miles de jornaleros de la tercera edad no han recibido ni la primera inmunización contra el Covid-19, mientras en varias zonas de la República el Plan Nacional de Vacunación ya está en la etapa de la segunda dosis para mayores de 60 años.

Al inicio de la pandemia, los trabajadores agrícolas fueron clasificados como “esenciales”. Aún así, su componente más frágil está quedando excluido de los programas sanitarios diseñados por el Estado.

Es el caso de Mariano Castro Solano de 67 años, quien desde era un niño de 12 años ha trabajado en el corte de hortalizas en casi todos los estados del norte de México.

Originario de la colonia Monte de Olivo de la ciudad de Tlapa, Castro Solano es una de las 206 mil 253 personas mayores que conforman la fuerza de trabajo jornalera en el país, según datos de la Encuesta Nacional de Ocupación y Empleo (ENOE) elaborada por el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) para el primer trimestre de 2020.

En Guerrero la aplicación de la segunda dosis de la vacuna a adultos mayores empezó el lunes 26 de abril en el municipio de Acapulco.

Sin embargo, el calendario que se siguió para aplicar la primera dosis de la vacuna no tomó en cuenta a los miles de guerrerenses que se trasladan a otras entidades federativas, de acuerdo con los calendarios agrícolas.

“No he podido vacunarme, y tampoco otros compañeros. En donde estábamos nosotros no ha llegado, solamente están recibiendo la vacuna los que están en el pueblo”, relató Castro Solano, quien regresó hace poco más de dos semanas a Tlapa después de haber trabajado tres meses en las plantaciones de Sinaloa, cortando chile jalapeño, serrano y güero, además de jitomate y tomatillo”.

Su condición nómada, típica del trabajo que ejerce, no le permitió estar en el momento justo en el lugar indicado. Cuando se suministró la vacuna en Guerrero él estaba trabajando a miles de kilómetros de distancia en sitios en donde ningún funcionario de la Secretaría de Salud, o de la Secretaría de Bienestar, se le acercó para proporcionarle información acerca de la vacuna, y menos para aplicarle la primera dosis.

Ahora, ya de vuelta a Tlapa, la situación no pinta distinto.

“Las autoridades de Salud de aquí no nos dicen nada, las únicas que nos apoyan son las organizaciones de derechos humanos”, comentó en entrevista.

En el Plan Nacional de Vacunación contra el Covid-19, presentado por el gobierno federal en diciembre pasado se estableció que se aplicaría la vacuna a mayores de 60 años con “un enfoque primario de mayor vulnerabilidad territorial”.

Se decidió atender en primer lugar a la población que vive en zonas rurales alejadas, luego a quienes viven en ciudades de pequeño y mediano tamaño, y finalmente a los adultos mayores asentados en las áreas metropolitanas.

“Los centros de atención se colocaron en cabeceras municipales estratégicas, y estuvo bien”, reconoce Margarita Nemecio, coordinadora de la Red Nacional de Jornaleros y Jornaleras Agrícolas (RNJJA). “Pero nuestra preocupación fue que esto llegó en meses en donde la población migrante estaba afuera: ¿cuál iba a ser entonces el beneficio para estas personas?”.

Desfase peligroso

A principios de marzo, la RNJJA y otras organizaciones civiles exhortaron al Consejo de Salubridad General, a la Secretaría de Salud, al Instituto Nacional de los Pueblos Indígenas (INPI) y a autoridades estatales y locales a que garantizaran el derecho de acceso a la vacunación de los adultos mayores jornaleros. También pidieron que la información, además de español, fuera elaborada en sus distintas lenguas maternas.

Dos meses después, los avances son escasos.

“Hubo un desfase: sí llegó la vacunación pero no se consideró que dentro de esta cobertura también está la población que migra internamente”, apunta Nemecio.

Hacia mediados de abril visitó Isla del Bosque y otras localidades agrícolas del sur de Sinaloa, una de las zonas con más presencia de población jornalera originaria de la Montaña de Guerrero.

Durante su recorrido se reunió con el delegado de la Secretaría de Bienestar del estado, José Jaime Montes Salas, quien con toda seguridad le aseguró que las personas mayores migrantes habían sido vacunadas.

Entrevistada por El Sur, la socióloga aseguró que se encontró “todo lo contrario: las personas con las que platiqué, varias adultas y adultos mayores, no habían accedido a la vacuna, y no porque no quisieran sino que no sabían ni las fechas ni los tiempos de la vacunación. Pasando casi todo el tiempo en el campo, no coincidían con las visitas de las autoridades, y tampoco es que hubiera mucha información”.

En Morelos, la RNJJA documentó que las autoridades de Salud han llegado a los albergues en donde reside la población jornalera. Sin embargo, es la excepción. En Oaxaca, por ejemplo, no hubo un acercamiento institucional a aquellas comunidades en donde está asentada la población jornalera migrante.

Estas comunidades están a dos horas de camino, al menos, de las cabeceras municipales en donde se realiza la inmunización, un recorrido demasiado largo y costoso para los trabajadores agrícolas que no tienen otro medio de transporte para desplazarse que sus propios pies.

“Las autoridades de Salud estatales y municipales saben muy bien que estas personas andan afuera. ¿Cómo no se generó una estrategia?, ¿qué pasa con la movilidad interna?”, lamenta Nemecio.

A decir de la defensora de los derechos de la población jornalera, el único lugar en donde las autoridades locales y federales han actuado de forma coordinada es en los campos agrícolas de San Quintín, en el sur de Baja California.

“Ahí las autoridades de Salud hicieron un acercamiento directo, sobre todo en los asentamientos de trabajadores agrícolas”, informó.

En marzo de 2015, jornaleros de un campo del Valle de San Quintín denunciaron las condiciones de esclavitud en que eran obligados a trabajar, demandaron mejores salarios y el respeto de sus derechos laborales. Sus protestas fueron reprimidas con violencia por el gobierno.

A lo largo de estos seis años, empresas y autoridades apenas han cumplido los acuerdos reivindicados por los jornaleros que, sin embargo, han logrado una mayor cohesión y más fuerza de negociación.

Si bien en este caso hubo una buena coordinación interinstitucional para la aplicación de la vacuna, afirma la socióloga, prevalece una clara discriminación hacia los y las jornaleras en el país.

“Se olvidaron de nosotros”

En el año y dos meses que va de pandemia en México, el Centro de Derechos Humanos de La Montaña Tlachinollan no ha dejado de registrar a la población jornalera migrante de la región de la Montaña: 17 mil personas, de marzo de 2020 a abril de 2021, de las cuales más de mil son mayores de 60 años.

“La Secretaría del Trabajo y las instancias correspondientes, como las secretarías de migrantes, deberían prestar atención especial a esta población jornalera agrícola, especialmente de la tercera edad. Y desde luego que los empleadores, los patrones o las empresas agrícolas no están procurando proteger a sus trabajadores”, dijo a El Sur Paulino Rodríguez, integrante de Tlachinollan responsable de la atención a estos grupos.

La semana pasada Rodríguez hizo un rastreo para saber si los jornaleros de más de 60 años habían recibido la inmunización contra el covid, platicó con trabajadores y contactó a grandes empresas, como dos de Sinaloa: la del campo agrícola Santa Elena, que solicitó la vacuna a la Secretaría de Salud estatal y la proporcionó a sus trabajadores adultos mayores, y la Agrícola Buen Año, que apenas había empezado a ver cómo conseguirla.

Fue demasiado tarde: la temporada de cosecha en los campos sinaloenses está llegando a su fin, y alrededor del 11 de mayo muchas personas jornaleras de la Montaña empezaron a llegar de regreso a sus comunidades para luego marcharse a otros estados.

“Rastreamos en Sinaloa y Guanajuato, y casi ningún adulto mayor ha sido vacunado. Y ni se diga de los que trabajan con pequeños agricultores, los llamados rancheros, que no están procurando que sus trabajadores de la tercera edad sean vacunados. Es algo que preocupa mucho porque ellos están en constante movilidad y corren el riesgo de contagiarse”, mencionó Rodríguez.

Compañeros y compañeras de trabajo de Castro Solano ahora se encuentran sobre todo en Yurécuaro, Michoacán, y otros están en Guanajuato, de ahí se moverán a los mercados laborales de Zacatecas y San Luis Potosí.

En muchas de esas regiones las fechas de la primera dosis para adultos mayores ya han pasado.

“Hace como 20 años que nos están pagando cinco pesos el bote de chile y ahora no los quieren bajar a cuatro pesos. Antes nos daban un apoyo del gobierno (Programa de Apoyo a Trabajadores Jornaleros Agrícolas) para irnos, pero ahora ya no nos dicen nada, ya se olvidaron de nosotros”, se quejó Castro Solano.

“Hay estados que nos atienden y otros que no, y como somos gente de afuera y no sabemos hablar muy bien el español, hacen como quieren”, continúa el jornalero guerrerense, cuya lengua materna es el me’phaa (tlapaneco). “Con este gobierno según debería haber medicinas, pero a veces hay y a veces no”.

De acuerdo con la ENOE del primer trimestre de 2020, las y los adultos mayores de 60 años y más representan el 8.9 por ciento de las personas jornaleras en el país, de las más de 206 mil registradas, casi 23 mil tienen al menos 75 años.

Se trata de generaciones que trabajaron por décadas sin acceso a la seguridad social y a prestaciones como una jubilación digna. A pesar de su edad, todavía siguen cortando y cargando hortalizas o van a los campos agrícolas como acompañantes y para cuidar a sus nietos y nietas.

Para la mayoría, migrar sigue siendo la opción de sobrevivencia, aunque implique riesgos para su salud. Sus familiares más jóvenes enfrentan las mismas condiciones y, conforme el Plan Nacional de Vacunación avance a las siguientes etapas, tendrán el mismo problema respecto a la aplicación de la vacuna.

Texto: Caterina Morbiato / Foto: Tomada de Internet