19 enero,2024 4:22 am

Nora Ephron y la maravilla del olvido

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Adán Ramírez Serret

 

Cuando se lee No me acuerdo de nada, de Nora Ephron (Nueva York, 1941-2012), se tiene la sensación de estar frente a una persona maravillosa. Quizá sirvan las palabras de la propia Ephron, cuando habla de Lillian Hellman, para presentarla, “era brillante, íntima y coqueta”.

No me acuerdo de nada es una brillante compilación de textos periodísticos, autobiográficos y misceláneos hecho por la misma autora.

El efecto de la literatura, la maravilla, es tener la posibilidad de conocer a alguien a profundidad sin haber estado remotamente cerca, y más aún, cuando esta persona ya ha muerto. Y no solamente conocer, disfrutar de sus momentos más hermosos y lúcidos: cuando escribe un libro.

Ephron es seductora por naturaleza –en sus textos por supuesto–, brillante periodista neoyorquina, escritora desparpajada e hilarante y guionista de películas como Cuando Harry encontró a Sally.

El texto con el que abre la compilación es precisamente No me acuerdo de nada, en el que relata sobre todo sus años como periodista, cuando cubrió sucesos importantísimos y ella sabe lo que pasó porque pasaron a la historia y sabe que ella estuvo ahí, pero no se acuerda de nada. Relata que conoció a Los Beatles, que los entrevistó y estuvo en el célebre programa de Ed Sullivan en el que saltaron a la fama y es un hito en la historia del rock, pero, naturalmente no se acuerda de nada.

Sin embargo, esta amnesia tiene mucho de selectiva, hay sucesos sociales importantes que vivió, pero no recuerda porque ese día se lo pasó teniendo sexo con su novio del momento. Este texto que abre la antología marca –iba a decir una poética, pero creo que es mejor– una actitud ante la vida. Pues parece demasiado corta para desperdiciarla acordándose de todo y mejor sólo acordarse de unas cosas.

Otro texto importante es ¿Quién eres?, en donde cuenta que muchas veces, sobre todo en cuanto más envejece, le sucede que está platicando con alguien y no tiene la más remota idea de quién es. Ephron relata esos horribles momentos de estar hablando con alguien sin tener idea de quien se trata mientras la otra persona nos conoce a la perfección.

Periodismo: una historia de amor cuenta sus años de periodista durante los años sesenta en Nueva York; sus comienzos en Newsweek, en donde comenzó como encargada del correo, pues en esos años, si se era mujer, sólo se podía trabajar de eso. Ephron tiene una ideología feminista de denuncia, pero nunca abandona el sentido del humor.

Ephron fue hija de gente importante en el mundillo del cine en Hollywood. En La leyenda habla en específico de su madre. Una mujer brillante que en épocas que no sucedía tuvo hijos a la vez que una exitosa carrera profesional. Ephron confiesa abiertamente el amor a su madre y luego el odio que le tuvo cuando se volvió alcohólica y que, incluso después que se hubiera muerto, nunca se arrepintió de haberlo deseado. Ephron se instala en un equilibrio cada vez más extraño en este mundo: en la honestidad.

Cada texto es un recuerdo, una reflexión con los elementos suficientes para ser profundo, divertido y original.

Ephron, finalmente, cierra esta obra con una especie de carta de creencia, muy a su manera, por supuesto, en donde dice: “Cosas que no echaré de menos: el correo electrónico. El sujetador. Las encuestas. Las mamografías…” Y, el último texto, “Cosas que sí echaré de menos: A mis hijos. La primavera. El otoño. Leer en la cama. Darme un baño…”

Así, No me acuerdo de nada es la oportunidad de conocer a alguien maravillosa, que escribe sobre lo que se le antoja en el tono que quiere. Un prodigio del periodismo, del texto corto en donde se desfruta el milagro de leer, la maravilla del olvido.

Nora Ephron, No me acuerdo de nada, Barcelona, Libros del Asteroide, 2022. 170 páginas.