8 octubre,2020 9:10 am

Reabre el museo Quai Branly-Jacques Chirac, en París, con una amplia muestra de la cultura olmeca

Exhibirán más de 300 piezas, muchas de la cuales salen por primera vez de México

Ciudad de México, 8 de octubre de 2020. La exposición más completa dedicada hasta ahora a la cultura olmeca será presentada, a partir de mañana, en el Museo del Quai Branly-Jacques Chirac, que reabre en París tras permanecer cerrado por la pandemia de Covid-19.

Con esta muestra, del 9 de octubre de 2020 al 25 de julio de 2021, el recinto retoma con México las exhibiciones de corte arqueológico, como lo fue Mayas. Revelación de un tiempo sin fin, que atrajo multitudes, ahora dosificadas ante el progreso de los contagios en Francia, crecientes en la actual semana.

“El museo tienen planteados distintos escenarios conforme los acontecimientos se susciten”, señala al respecto la historiadora Cora Falero, corresponsable de la curaduría.

Muestra monumental

Los olmecas y las culturas del Golfo de México es el título de la muestra, y trasciende la monumentalidad de las colosales cabezas para explorar otros aspectos, como el artístico o el ritual, que influyeron en culturas posteriores.

Esta civilización produjo la primera tradición escultórica que se esparció a lo largo y ancho del México antiguo, y fue la artífice de los primeros grandes centros ceremoniales, incluida la primera pirámide en el sitio La Venta, hacia el año 800 a. C., destaca el INAH en la presentación de la exposición, mientras el Quai Branly apunta que el relevante papel de los olmecas “se evidencia en el desarrollo del pensamiento y los cánones mesoamericanos (económicos, sociales, políticos, intelectuales y artísticos) que perduraron hasta la Conquista”.

Su huella perduró en culturas posteriores, diversas y distantes, como la maya de Tabasco, las teotihuacanas del Altiplano central o la mexica de la Cuenca.

“La monumentalidad”, comenta Falero en entrevista, “es un rasgo característico e innegable que identifica a los olmecas, pero es uno de varios, y todos los demás aparecen desplegados en esta muestra, que es como una monografía muy completa”.

Si bien se ha retomado parte del guión de la exhibición presentada el año pasado en el Museo Nacional de Antropología, con el título Golfo, mosaico ancestral, fue complementada a petición del recinto parisino para ofrecer un panorama más abarcador, detalló la especialista.

“Se enfatizan aspectos particulares de la cultura olmeca para indicar, por ejemplo, quiénes fueron y dónde se establecieron. No fue el caso del Museo de Antropología, donde hay una sala dedicada a las culturas del Golfo y donde los olmecas tienen un espacio”.

Mediante mapas, videos y material gráfico, el público se acercará a la geografía y al ecosistema en que se desarrolló esta cultura, al sur de Veracruz y norte de Tabasco, y conocerá sitios de referencia, como La Venta, San Lorenzo y Tres Zapotes.

Las más de 300 piezas reunidas, procedentes de 20 acervos, y muchas por primera vez en exhibición fuera de México, fueron seleccionadas para apoyar esa visión integral.

Impronta cultural

“Para ellos fue muy importante identificar objetos arqueológicos que denotaran los rasgos de la materialidad olmeca: estas figuras humanas, pero también con rasgos felinos o figuras sedentes, cuyas manos pueden ser humanas o pueden ser las de un jaguar u objetos de basalto o de piedra verde, de jade, piedra muy apreciada por los olmecas y luego por todas las culturas”, explica Falero.

Esto abona en la perspectiva abarcadora y a la vez específica, añade, en torno de los olmecas.

“Yo creo que sí (es la más completa). La del Museo Nacional de Antropología tenía objetivos distintos y no eran mayoritariamente olmecas; lo que se quiso entonces fue mostrar la diversidad de las culturas del Golfo, es decir al revés: que el público no sólo asociara al Golfo de México con los olmecas, sino también que hubiera certeza de otras culturas que formaban parte de ese horizonte geográfico aledaño a las costas del Golfo de México

“Aquí se trata de mostrar a los olmecas, y a partir de ellos su herencia o sus influencias en otras culturas del Golfo y del resto de Mesoamérica. En ese sentido sí podríamos decir que es la exposición más importante sobre olmecas, porque además es monográficamente muy completa, habla de sus formas de ofrendar, de sus formas de comunicación, de su entorno, de sus principales ciudades o de la cronología en la que están inscritos dentro de las culturas mesoamericanas”, enumera Falero

La exhibición abre con la cabeza colosal de San Lorenzo que, con sus 4.5 toneladas y 1.80 metros de altura, es la más pequeña de las diez monumentales encontradas en el sitio olmeca de San Lorenzo Tenochtitlán (Veracruz) y cierra con La mujer escarificada de Tamtoc (San Luis Potosí), una pieza atípica hecha en arenisca que revela la importancia de la mujer en las creencias y organización social de la Huasteca.

Una mujer ritualmente rota

La mujer escarificada “es (una pieza) muy evocativa de conceptos simbólicos en torno a la fertilidad, a la prosperidad, al nacimiento del agua, al nacimiento de la vida. Es una forma no sólo femenina sino simbólica y poética de concluir la exposición con una escultura bellísima que no se parece en nada a otras esculturas ni femeninas ni masculinas de Mesoamérica”, considera Cora Falero.

La especialista evoca una discusión con especialistas del Quai Branly a propósito de esta pieza, hallada en 2005 en Tamtoc, San Luis Potosí, en un nacimiento de agua, a tres metros de profundidad, y “matada”, es decir: ritualmente rota.

“Ellos querían exhibirla de pie. Les dije: ‘Quieren occidentalizar una escultura que es diferente, pero igualmente bella que una escultura etrusca o una griega, y aquí estamos hablando de un contexto que tiene que ver con la ritualidad. No se puede exhibir así’. Hice un ejercicio y tomé una escultura griega del Louvre y pedí a un diseñador del museo me ayudara a exhibirla como acostada y les pregunté: ‘¿Qué sentirían si nos prestaran esta escultura griega y la acostáramos? ¿Qué pensarían? Lo mismo pienso yo si ponen de pie a La mujer escarificada’. No se puso. Claro, es la forma que conocen de exhibir, pero estamos hablando de objetos cuyo contexto se conocen”, enfatiza la experta.

Texto: Yanireth Israde / Agencia Reforma / Foto: Internet