Acapulco, Guerrero, 9 de agosto de 2023. El buzo profesional Andrés Avelino Zarate González busca imponer el primer récord de bajar a lo más profundo de la bahía de Acapulco, pero recriminó el nulo apoyo e impulso a este deporte que atrae a los adolescentes y jóvenes, y poder alejarlos de las drogas.
En entrevista en el muelle Marina Acapulco, el hombre de 40 años, dijo que creció en una familia dedicada a la vida pesquera, y de ahí su pasión por el mar y su lecho.
Él fue quien rescató el cuerpo del joven pescador Edén, de 25 años de edad, quien sufrió un desmayo cuando pescaba con arpón en las inmediaciones de Caleta, el pasado 31 de julio.
Oriundo del barrio de La Candelaria desde pequeño se dirigía al malecón donde alentaba a los turistas a tirar una moneda al mar para él sacarla, lo que aún hacen algunos niños. “Siempre me llamó la atención el buceo, me llena de alegría el ver la fauna marina”.
En el barrio donde creció había una escuela de buceo llamada Long Dog, del famoso buzo acapulqueño “Perro Largo”, y cada vez que pasaba desde la calle veía las mandíbulas de tiburones que colgaban de las paredes “cosas que para mí se me hacía fantástico”.
Recordó que don Hilario Martínez, encargado de la escuela y quien fue el primer mexicano campeón mundial de buceo libre, le regalaba las aletas que iba dejando. Al crecer se dedicó a la pesca deportiva con uno de sus hermanos, pero al cumplir 20 años se acercó a la escuela de buceo Acapulco Scuba Center, donde comenzó a trabajar como guía de snorkel, y donde comenzó a prepararse como buceador profesional, y ha sido maestro de buceo en Swiss Divers Association.
Incluso concursó con el campeón nacional de buceo de apnea (a pulmón), Alejandro Lemus, con quien también compartió experiencias y técnicas.
Gracias al buceo, en 2015 conoció a un empresario de la familia Chedraui, que sabiendo de sus capacidades lo invitó a embarcar y trabajar en un viaje que lo llevó a conocer los mares de Francia, Portugal, España, Islas Canarias, Jamaica, Bahamas, República Dominicana y otros países, durante cinco años.
El récord de tiempo bajo el mar de Andrés con una sola bocanada de aire, es de 6 minutos y 45 segundos en alberca, y en el mar a una profundidad de 10 metros, de cinco minutos, pero para llegar a ese tiempo la preparación y técnica es primordial.
Andrés reconoció que llegar hasta donde está ha sido difícil, pero no imposible, por eso ha impulsado a algunos jóvenes con quienes comparte su experiencia, porque hay mucho interés, pero nulo apoyo de las autoridades locales, del estado y federales.
Dijo que esa falta de apoyo provoca accidentes fatales como la ocurrida con Edén “los preparo porque no quiero que pase lo que apenas sucedió algunos días, el no saber respirar, y saber tus límites te lleva a cometer errores y los errores salen caros”.
“Actualmente hay muchos chavos que están interesados en la apnea, el buceo libre, pero en sí, yo no veo apoyo del gobierno para fomentar este deporte y que mucha juventud le ha llamado la atención”, porque Acapulco tiene lugares únicos en el mundo para bucear y que atraen a turistas internacionales.
Respecto a la demanda de los servicios de buceo y otros deportes acuáticos dijo que del viernes al domingo se ofrece un estimado de 200 servicios; sin embargo, esta cantidad es la mitad de la demanda que había antes de la pandemia por Covid-19 y la violencia que se vive, sobre todo de las escuelas de la Ciudad de México que venían a estudiar la fauna marina.
No obstante, dijo que actualmente hay una demanda de turistas extranjeros, de Rusia, China, Estados Unidos e Italianos, que llegan exclusivamente a bucear e incluso a certificarse en las escuelas de buceo de Acapulco.
Resaltó que el servicio de buceo en Acapulco es uno de los más baratos de todo el país, con un costo promedio de mil 600 pesos, mientras que en otros estados supera los 2 mil 500 pesos o más, por un tiempo estimado de 3 horas y dos sumersiones.
El mayor reto que tiene Andrés es bajar al punto más profundo de la bahía, de unos 45 metros, con solo una bocanada de aire, sin aletas y solo con un visor.
“Lo que me anima hacerlo es la historia de Apolonio Castillo, así como el gran campeón mundial mexicano de buceo libre Hilario Martínez”, de quien recibió sus primeras aletas.
Texto: Jacob Morales Antonio / Foto: Carlos Carbajal