15 mayo,2021 9:54 am

“Se fracturó el vínculo con los estudiantes” durante la epidemia, lamentan profesores

 

Ciudad de México, 15 de mayo de 2021. La pandemia los dejó sin salones y los alejó de sus alumnos. Renuentes a permanecer con los brazos cruzados, maestros salieron a buscar a quienes no se quedaron sin acceso a la educación. Se instalaron en los cruceros o en redes sociales e innovaron para dar sus clases.

El maestro Carlos Rodríguez ya es apodado en redes sociales como El Profe Chido.

El originario de Monterrey, Nuevo León, adornó un salón como el mundo de Mario Bros, el fontanerito de los videojuegos con lo que atrapó la atención de sus estudiantes de primaria y desde entonces no ha parado de innovar.

Sus lecciones han trascendido más allá de su grupo de cuarto año.

“La pandemia cayó como un balde de agua fría más a la educación. El vínculo que teníamos con los alumnos en la escuela se fracturó totalmente.

“Si normalmente en un grupo con 40 niños es complicado tener la atención con ellos, ahora tratar de hacer este vínculo distancia es complicado”, dijo.

Ante este panorama, el profesor de 33 años se documentó y empezó a innovar con sus presentaciones. Ahora celebra que sus clases no sólo han llegado a los niños de su salón.

“Lo gratificante es ver cómo ahorita, a pesar de que no los conozco en persona, he logrado crear ese vínculo con los alumnos. Me dicen por las llamadas que me quieren mucho, que ya me quieren conocer. Como le digo, no nos conocemos, pero ellos ya tienen ese apego por mí”.

Consciente de que los alumnos sólo tienen una niñez, él trata de hacerla “memorable”, “dar todo”.

Convierte maestra semáforos en aulas

Al inicio de la pandemia, cuando conducía su auto, la maestra Jemima Pérez descubrió a Dany, una niña en situación vulnerable, en un crucero. Reflexionó sobre cómo el virus estaba marginando aún más a estos menores al dejarlos sin educación.

Comenzó a darle clases a Dany y se siguió con niños migrantes o en situación de calle.

Decidió ir a buscarlos para darles clase. Temía contagiar a sus papás, pero salió a enseñar.

“Después de trabajar en un semáforo, fui a otro. Más cerca del centro, en la alameda, había mucho el tema de drogadicción, de alcoholismo en la gente que pasaba.

“Me dio mucha tristeza ver la necesidad tan grande que existe en México y los escenarios de pobreza de los niños, ya se ha normalizado esta ocupación de pedir dinero en las calles o de vender algo en los semáforos. De regreso a casa, venía llorando. Abarqué dos semáforos, pero me faltan muchos”, contó.

Entonces pidió ayuda en redes sociales. La noticia se viralizó y a la fecha suman 23 semáforos activos con maestros voluntarios en Querétaro capital, 90 puntos de enseñanza a nivel nacional, y centros educativos en comunidades.

La iniciativa En el semáforo se aprende se ha convertido en una organización, consiguieron que la Secretaría de Educación les diera validez oficial a sus clases, y se replicó en Jalisco, Ciudad de México, y Veracruz.

Texto: Iris Velázquez / Agencia Reforma / Foto: Carlos Carbajal-Archivo