13 noviembre,2018 4:41 am

Siete muertos, varios heridos, 20 casas y 30 vehículos baleados dejó la toma de Filo de Caballos (video)

Duró tres horas el enfrentamiento de la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo con civiles armados que ocupaban esta comunidad de la sierra de Chichihualco. El coordinador de la operación, Humberto Moreno, declaró que entraron a “pacificar” la zona. 
Filo de Caballos/Leonardo Bravo, 13 de noviembre de 2018. Siete muertos, un número indeterminado de heridos, cinco de ellos de la comunitaria, así como unos 30 vehículos y más de 20 casas tiroteadas durante las más de tres horas del enfrentamiento, fue el saldo preliminar de la toma de Filo de Caballos, municipio de Leonardo Bravo (Chichihualco), por la Policía Comunitaria de Heliodoro Castillo (Tlacotepec) la tarde del domingo, informó la coordinación de esa policía y pobladores del lugar.
Más de medio kilómetro de calle regada de cartuchos percutidos de distintos calibres, fachadas agujereadas a tiros, entre éstas la de la comisaría municipal, vidrios rotos, una vivienda incinerada y los rescoldos aun humeando, carrocerías de vehículos como coladeras y con los medallones hechos añicos, hilillos y manchas de sangre que salían de algunas casas con las puertas abiertas exponiendo los destrozos y el desorden que quedó en su interior, eran todavía la mañana de ayer, evidencias de la magnitud de la lluvia de metralla que recibió la calle principal desde las 2 hasta después de las 5 de la tarde.
En el traspatio de una de las casas de la entrada del pueblo que fue tiroteada, aún permanecía a las 11 de la mañana un hombre muerto a balazos. Los reporteros lo encontraron siguiendo entre los casquillos, ropa regada y dos vehículos rafagueados, los rastros de sangre que comenzaron en la puerta de la vivienda.
Policías comunitarios y vecinos del pueblo informaron que, a esa hora, no habían acudido autoridades ministeriales para dar fe de los hechos. Incluso, se vio por la mañana que policías estatales retiraron en grúas algunos vehículos tiroteados rumbo a Chilpancingo pero después fueron regresados, al parecer, para cumplir con el peritaje legal.
El coordinador de la Policía Comunitaria, Humberto Moreno Catalán, declaró que entraron a “pacificar” la zona y dejar el paso libre en el corredor de Xochipala a Filo de Caballos por donde desde hace más de un año no podían pasar porque se cometían secuestros, asaltos, robos y cobro de cuota a la gente de Tlacotepec y sus comunidades, por delincuentes que se guarecían en este pueblo y en las casas donde los comunitarios irrumpieron el domingo.
A lo largo de los más de 500 metros de la calle principal había algunas casas que fueron tiroteadas y de ellas salían hilos y manchas de sangre que evidenciaban los resultados del enfrentamiento.
La tensión se percibió desde la entrada del pueblo, cuando comenzaron a verse los casquillos regados como grava a lo ancho y a lo largo de la calle. Inmutables, policías comunitarios caminaban sobre ellos con sus rifles colgados al hombro, ajenos al escenario propio de una batalla que acaba de terminar.
También, dispersos por doquier, había efectivos del Ejército mexicano, pocos policías federales, y muchos estatales. Entre las tres corporaciones habría más de 100.
En el resto del pueblo, la poca gente que quedó caminaba con la vista agachada, como con miedo de voltear a ver tanto a comunitarios como a policías y militares, pero se veían obligados a salir para comprar a la única tienda que abrió en el centro de la localidad. El resto, como la mayoría de las casas, escuelas y el hospital básico comunitario permanecieron cerradas.
Moreno Catalán informó que entraron a las 2 de la tarde del domingo con la intención de “pacificar” y liberar el tránsito de los ciudadanos en el corredor de Xochipala a Filo de Caballos.
Contó que su intención era entrar pacíficamente. Dijo que habían convenido una reunión con unos ocho comisarios de la zona para acordar su ingreso, pero que antes de llegar a Filo de Caballos, en Puentecillas, fueron recibidos a balazos por un grupo de civiles, que se supone son los delincuentes que asolaban la zona, a quienes dijo que les hicieron frente.
Otro coordinador explicó que los comunitarios se enfrentaron a cuando menos 100 de esos hombres y que entraron al pueblo de dos frentes; uno por el lado de Tlacotepec y el otro por el de Chilpancingo y que de los dos flancos encontraron la resistencia de los maleantes.
A condición de que no fuera citado como fuente, este coordinador informó que “confirmados” contó siete muertos del grupo con el que se enfrentaron y un número indeterminado de heridos, aunque expresó que pudieran ser más los muertos porque “aquéllos” se llevaron a los suyos.
En tanto que de la Policía Comunitaria dijo que fueron cinco heridos que están siendo atendidos en Tlacotepec.
Explicó que la comisaría fue tiroteada también porque allí se atrincheraron algunos de los maleantes y les dispararon a los comunitarios. Dijo que adentro estaba el comisario municipal (Alfonso González Pacheco) a quien al parecer lo tenían bajo presión.
En algunas de las casas con más huellas de metralla y destrozos en su interior, que según la coordinación de la Policía Comunitaria servían de casas de seguridad o en las que vivían los “maleantes”, tenían en la fachada un distintivo pintado aparentemente después de la refriega. Es una C envolviendo a una F. “Comando Fantasma”, contaron algunos comunitarios que se llamó la operación implementada el domingo.
El coordinador
Don Humberto Moreno Catalán es un hombre de más de 70 años, bajo de estatura, regordete, atrabancado al hablar, pero accesible y amable. Fue él quien encabezó la operación.
“Nosotros hablamos a las autoridades competentes, les pedimos de favor que voltearan sus ojos a la sierra, les dijimos que nos está cargando la verga de hambre. No tenemos qué tragar, están las cosas carísimas que la chingada. La pinche amapola yo no es negocio, porque siembra usted amapola y nacen guachos, cabrón. Nomás dos cosas queremos: la pacificación de nuestros pueblos y el libre tránsito de la carretera Filo de Caballos-Casa Verde, pero hicieron caso omiso, no nos quisieron atender, no nos quisieron oír”.
Contó que hablaron al Congreso local, al gobernador, al secretario de Gobierno, al Tribunal Superior de Justicia, “y hasta a mi general de la 35 Zona Militar”, pero insistió que no tuvieron atención.
“Entonces la gente se me vino encima y me dijo: oye, que hijos de la chingada va a pasar, pues. Qué está pasando, ¡hasta cuando!, matan a combieros, a choferes de volteos, hasta cuándo vamos a levantar esto, ¿hasta cuándo vamos a dejar que nos sigan pisoteando? Cabrón, ¿ése es el pinche Heliodoro Castillo que le vas a dejar a los niñitos?”
Añadió que fue esa gente la que  le exigió: “levanta esto, ¡levántalo!”.
Y luego se justifica: “Yo no soy otra cosa más que un simple ciudadano, que me nombraron coordinador de la comunitaria”, dice, mientras se baja el cierre de su chamarra negra para dejar ver su gafete que lo identifica como tal, y sigue: “entonces tuvimos que tomar medidas”.
El hombre es entrevistado rodeado de sus policías comunitarios, pero también es observado a lo lejos por militares y policías estatales.
–Sin embargo, hoy ya se ve Policía Estatal, Ejército…
–Déjeme decirle, tuvimos que tomar actitudes. No tomamos personas, ni rehenes porque no veníamos a esto. Nosotros veníamos en un plan de pacificación, a dialogar con la gente, y que pasa, cabrón, entrando reciben a mi gente a balazos.
–¿Cuántos venían?
–Poquitos, como 3 mil, pero tengo más. Tengo otros descansando. Yo llevo dos noches y dos días sin dormir, pero si esto es por mis indios huarachudos de Tlacotepec, con gusto lo voy a seguir haciendo.
–¿Ya hay algún acuerdo con las autoridades?, vemos soldados, policías, ¿cuál es la situación?
–No señor, yo no puedo tener ningún acuerdo con ellos.
–¿Por qué entonces la presencia de ellos aquí?
–Por el zafarrancho que hubo ayer, por la balacera.
–¿Cuántas horas duró?
–Cuatro horas.
–¿Nos puede narrar qué paso ayer, a qué horas, cómo empezó?, porque hay muchas versiones…
El jefe de los comunitarios sonríe burlón.
“No pues empezó como a las 2 y terminó como a las 4, 5… con altas a veces, muy muy altas, pero teníamos que desocupar.”
–Hubo bajas, muertos, heridos…
–Tuve cinco heridos.
–El vocero (de Seguridad del gobierno Roberto Álvarez) decía que no había nada, aparte, que habían atacado ustedes una patrulla del Estado.
–No, lo que pasa es que hubo una confusión, pero no hubo ninguna… Es que, con mucho respeto para cada uno de ustedes, esos pinches voceros son muy chismosos los cabrones, se agarran de lo que: ‘ah, oye, que pasó, que me dijo, oye tu…’ ¡Nooo!, habla de lo que veas, no de lo que oigas, la gente es muy chismosa. Habla de lo que realmente veas y no te escondas, ¿o me ha gustado esconderme? Ni mi nombre ni mi rostro, no me escondo, porque siento en mi mente y en mi corazón que ando luchando por una causa justa.
–¿De parte de quienes defendieron el pueblo hubo heridos o muertos?
–No le sé decir, pero igual, no defendieron el pueblo, son personas que estaban aquí…
–Pero dice que cuatro horas duró el enfrentamiento…
–Porque no se querían salir de aquí.
–¿Quiénes no se querían salir de aquí?
–Pues los malosos.
–¿Eran los malosos los que defendieron el pueblo?
–Sí. Pero no defendieron al pueblo, defendieron su territorio.
–¿Cuál es el acuerdo que han tomado? ¿Quedarse aquí?
–Nos vamos a quedar aquí permanentemente. Vamos a dialogar con la población civil y si quieren armar una Policía Comunitaria con apoyo de la Comunitaria de Heliodoro Castillo, se va a llevar a cabo, y de aquí nos seguimos para Campo de Aviación, Los Morros, etcétera.
–¿Qué pasó con el comisario de aquí?, se decía que lo tienen detenido.
–Sí, pero no lo digan así. No digan lo tenían detenido. No digan lo tenían secuestrado. Lo teníamos resguardado, porque había un desmadre.
–¿Todavía lo tienen resguardado?.
–No, ayer lo soltamos, platicamos con él.
–¿Está en el pueblo?
–Sí, anoche tuvimos una plática con él allí, en la parroquia.
–¿Qué platicaron?
–Sobre los asuntos a que venían los militares y lo estatales.
–¿Se va a sumar al movimiento de ustedes?
–No lo dice, él tiene que cuidar su integridad. Tiene que manejarse en un 100 por ciento neutral.
–¿Resumiendo, cuál va a ser la actividad, la función de ustedes aquí?
–Ésa es otra. Ustedes como comunicólogos deben de saber que Héctor Astudillo está pagando 180 mil pesos por viaje para traer a los maestros, y son dos veces, tiene que venirlos a dejar el lunes y venirlos a traer el viernes, hasta ese trabajo le vamos a ahorrar.
“Los pagaba por la inseguridad, (porque)  pinches vatos diabólicos, violaban a las maestras, hacían desmadre y medio con ellas. Había una inseguridad encabronada”.
–¿Ya dialogaron con el gobernador?
–No, ni nos da oportunidad de dialogar con él. No sé si vaya a venir hoy alguno de ellos.
–¿Qué encontraron al llegar ayer aquí?. Se ven casas abiertas.
–Un chingo de maleantes, pues. Yo creo que eran casas de ellos.
–¿Detuvieron a algunos?
–No.
–¿Encontraron armamento… droga?
–No le sé decir, lo que pasa es que yo no andaba detrás de cada carbón. Yo soy coordinador, después viene un comandante, y luego otros comandantes.
–¿Cuál es el acuerdo con los militares y con la Policía del Estado para no confundirse o para que no haya alguna situación a salirse de control?
–Yo no tengo ningún acuerdo con ellos. Ellos en lo suyo, yo los respeto, ellos que me respeten a mí y a mi gente, porque si no, pues cómo.
–¿En cuantos días se normalizaría la seguridad de aquí a Xochipala?
–No lo sé. Uno de los focos más rojos que consideramos es Filo de Caballos, es el triángulo, el cuello de botella, a lo mejor aquí duramos dos, tres, cinco días. A lo mejor de aquí nos vamos a Campo de Aviación y allá duramos un día o dos.
“No sabemos, la gente está muy rajada, hablamos con los combieros, con las organizaciones de los carros de volteo y no quieren pasar.
Después del mediodía de ayer, los coordinadores de la Policía Comunitaria se reunirían con los pocos pobladores que quedaron y algunos de sus representantes y líderes naturales para tomar acuerdos con respecto a la convivencia y normalizar la vida cotidiana en este pueblo.
Sin embargo, de acuerdo con vecinos que se quedaron, más de la mitad de los casi mil habitantes abandonaron la localidad. Algunas familias se encuentran refugiadas en Chichihualco, otras en la capital, o en Iguala.
Por su parte el vocero en materia de seguridad del Gobierno del estado, Roberto Álvarez Heredia, informó anoche que este martes se reunirá el Grupo de Coordinación Guerrero para evaluar la situación en Filo de Caballos, en donde dijo que hay unos 40 elementos del Ejército y 30 de la Policía Estatal. Pero no respondió quién tiene el control del pueblo si la fuerza pública o los comunitarios.
Informó que “a decir” de la Policía Comunitaria, hay cinco heridos de su parte y que hay “visualizado” un muerto de parte de los civiles con quienes se enfrentaron, pero dijo que aún esperaba el reporte oficial de la Fiscalía General del Estado.
Texto: Zacarías Cervantes / Foto: Lenin Ocampo