7 febrero,2018 7:45 am

Sin salud, educación y justicia no se puede aspirar a nada; por eso surge la violencia, advierten

Acapulco, Guerrero, 7 de febrero de 2018. El motor principal de la violencia son las enormes brechas de desigualdad, la falta de servicios médicos, de salud y la injusticia, señaló el presidente de la Comisión Central de Deontología de la Organización Médica Colegial Española, el médico español Juan José Rodríguez Sendín, quien desarrolló el taller Los valores de la medicina ¿cómo cumplir con el contrato social de los médicos? en la Unidad Académica de Medicina de la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG).

Advirtió que sin tener garantizados al menos la salud, la educación y la justicia para las personas “es imposible soñar”, de ahí que “los pobres no puedan soñar”.

Destacó en entrevista al final del taller, que los médicos deben aspirar a que los ciudadanos del mundo tengan atención sanitaria, de lo contrario se acentúa la desigualdad y se originan los delincuentes.

“Sin eso (salud, educación y justicia) no pueden aspirar a nada, y por eso se vuelve violentos; no estoy justificando nada, solo estoy diciendo es que no tienen oportunidades en la vida, más que intentar escapar de su situación y su situación es que si no tienen oportunidades es ser desafortunada”, expresó el médico, quien también dio una conferencia antes a los trabajadores del Instituto Estatal de Cancerología (Iecan).

Advirtió que una de las causas de la desigualdad es que no existe el futuro para quienes carecen de justicia, salud y educación; aunque reconoció que no es la solución la garantía de sanidad, de educación de justicia, ésta representaría una “gran solución”.

Explicó que la medicina tiene el compromiso de atender al individuo íntima e integralmente, “como ser humano y no atrofiado por especialidades”.

El compromiso añadido, sostuvo, es el de atender las necesidades sociales, las necesidades de la comunidad y lo que llamó “determinantes sociales” que aclaró “son tan importantes como los cuidados de la salud”.

“Suponemos que la atención de la salud es un 15 por ciento y el 85 por ciento lo determinan la pobreza, los tóxicos, la alimentación, la pureza del agua, del uso de la tierra y sobre todo los vinculados a la falta de recursos. La gente se muere de hambre y sin embargo, en los mundos desarrollados estamos pensando en hacer la eutanasia para que la gente que está aburrida de vivir, se pueda suicidar. Es un disparate todo”, dijo.

Explicó que su reflexión global, de ver una contrastación holística que representa la realidad humana y lo que la determina, “es lo que no permitirá acercarnos al conocimiento perfecto porque si no se contemplan toda la realidad habrá equívocos”.

Advirtió que la mayor enfermedad del mundo es la pobreza, la mala distribución de los recursos, lo que permite que haya mucha avaricia, pues ya no sólo es ganar dinero en el mercado y por las grandes entidades financieras, sino que advirtió, “hay quienes quieren el poder para controlar a la gente; lo quieren todo, quieren realmente gobernar ellos”.

“Los médicos tienen realmente una posición privilegiada porque no hay casi nada que pueda ocurrir en el mundo: política, económica o social, que no afecte a la salud, y un ejemplo de ellos son los objetivos del milenio, son los de la Organización Mundial de la Salud porque los 17 todos tienen repercusiones en la salud. Desde nuestra posición privilegiada podemos ayudar a la gente, a cambiar un poco, a mejorar las cosas”, consideró el profesional de la salud.

Aunque advirtió “no quiere decir que solucionemos todos los problemas, pero sí evitar que la situación degenere. Cuando hice un ejemplo de las consecuencias de no tener resueltas las cuestiones de salud, incluso de cara a la violencia, que ustedes conocen bien, no justifico la violencia, pero hay que entender de porqué se produce”.

Puso como ejemplo de las tendencias mundiales y cómo éstas influyen en la toma de decisiones entre los profesionales de la medicina: “las farmacéuticas tienen una posición de privilegio que no han querido parar, mantienen precios que no tienen justificación alguna, que le ponen precios injustificados a los medicamentos a la población a la que va dirigida, como si su carne fuera distinta a la mía, como si usted fuera distinta”.

Y añadió “todos los seres humanos somos iguales y el médico lo tiene que defender”.

Texto: Karla Galarce Sosa/ Foto:  Carlos Alberto Carbajal.