2 septiembre,2023 11:53 am

Sobrevive sin apoyo del gobierno el museo de las Culturas Afromestizas en Cuajinicuilapa

Dice la encargada y única trabajadora, Angélica Sorrosa Alvarado, que a pesar de que no tienen un salario fijo, reivindica la vigencia del lugar debido a que hay mucha gente, principalmente niños que “no quieren ser negros”

Cuajinicuilapa, Guerrero, 2 de septiembre de 2023. El Museo de las Culturas Afromestizas Vicente Guerrero Saldaña sobrevive en Cuajinicuilapa sin un presupuesto ni un salario fijo para la encargada Angélica Sorrosa Alvarado, la única trabajadora que hace de todo, intendente y guía, para mantener abiertas las instalaciones inauguradas en 1999.

Los tres niveles de gobierno no apoyan al museo que tiene como objetivo que los afrodescendientes conozcan su origen, “de dónde venimos, quiénes somos”, comentó la encargada, quien reivindica la vigencia del museo porque hay niños “que no quieren ser negros”.

Fue en los años 90 que la Asociación de Profesionistas de Cuaji, a la que perteneció Angélica Sorrosa Alvarado, promovió un pequeño museo, pero “nosotros andábamos sobre lo indígena, ¿verdad?, buscando piezas prehispánicas y eso, pero nos dicen allá, ustedes tienen su propia cultura, que es la cultura africana, entonces es como se da este espacio”.

Ya se realizaba la ruta del esclavo y existían museografías sobre la esclavitud en Veracruz, “entonces ahí es donde debió haber estado, pero bienvenido a Cuajinicuilapa porque también nosotros somos una pequeña África”, dijo Sorrosa Alvarado en una charla dos horas antes del acto en el municipio del presidente Andrés Manuel López Obrador, a quien le intentaría dar un documento para pedir su apoyo el sábado pasado.

El primer presidente perredista de Cuajinicuilapa, Andrés Manzano Añorve, apoyó la iniciativa y el museo fue inaugurado en marzo de 1999 y tenía un policía, un promotor cultural y personal de intendencia. También había una sala de cómputo y una biblioteca, donde trabajó el hijo de Sorrosa Alvarado, pero se fue a Estados Unidos y ella se quedó en su puesto, y luego empezó a dar las pláticas a los visitantes.

“Cuando recién se inauguró este espacio, hubo muchísima gente, nos visitaban de África, Alemania, Estados Unidos”, recordó, pero por la violencia en el estado y el municipio los turistas extranjeros dejaron de visitarlo, expuso. La inseguridad también afectó al museo porque se dejaron de hacer eventos para sostenerlo.

Dijo que “desgraciadamente el museo está en comodato, el Ayuntamiento es dueño del espacio, entonces nosotros no podemos hacer ninguna gestión”, y cuando se ha hecho como en el gobierno de Ángel Aguirre, “ese recurso pasa por el Ayuntamiento y prácticamente se queda en el Ayuntamiento”.

Además de Andrés Manzano, el otro presidente de Cuajinicuilapa que los apoyó fue Vicente Cortés (2005-2008) y “de ahí en fuera, nadie, ningún otro presidente nos ha querido apoyar”, señaló Sorrosa Alvarado, quien desde hace 15 años no tiene un salario por su trabajo en el museo y para sostenerse realizaba manualidades, como toritos al petate, coletas y el instrumento musical de la danza de los diablos, el bote o tigrera, pero la competencia le ha disminuido sus ingresos.

Su deseo es que el museo pertenezca a una institución y ha buscado al Instituto Nacional de Antropología e Historia (INAH) y recientemente a la Secretaría de Cultura (Secultura) federal, que al principio le prometió dar un salario, pero no lo cumplió.

La dependencia federal le ofreció ser coordinadora del programa Semilleros, pero Sorrosa Alvarado, quien se dedica a dar masoterapia después de que cierra el museo a las 5 o 6 de la tarde, les contestó que “yo no busco trabajo, busco solución a mi trabajo”,

Ha metido solicitudes sin éxito al diputado federal afromexicano por Guerrero, el morenista Sergio Peñaloza Pérez, y al legislador local por el mismo partido, Efrén López Cortés. También buscó al gobierno de Evelyn Salgado Pineda y le contestaron con un oficio dirigido al presidente de Cuajinicuilapa, Edgardo Miguel Paz (PVEM), a quien le pedían que le pagara el salario a la encargada del museo, pero no lo hizo.

Se quejó que el Ayuntamiento de Cuajinicuilapa y tampoco las personalidades del municipio que reivindican la afrodescendencia apoyan al museo, pero cuando lo quieren presumir a autoridades estatales o federales le piden que lo abra. “Así de que yo estoy esperando estos hombres para que les venga a parar el cuello, cuando ellos no te dan ni un mililitro de Fabuloso, ni un mililitro de Cloro para que trapees, entonces cómo es posible que se vengan a parar el cuello”.

El director formal del museo es Miguel Mayoral Morga, quien a su vez es director de Deportes en el Ayuntamiento de Cuajinicuilapa, pero Sorrosa Alvarado aseguró que tampoco la apoya para recibir un salario, que “sería bien devengado porque soy intendente, guía, todo”.

En la misma solicitud a la mandataria estatal le pidió apoyo para la restauración de la pintura La chirunda, de Antonio Ramos Barbosa, y que es “muy importante en nuestra representación africana”, dijo Sorrosa Alvarado a un lado de la pintura. Le dieron un folio e intentó darle seguimiento, pero le argumentaron que lo extraviaron “y ahí tenemos la obra deteriorándose día a día”.

Acapulco,Guerrero,1septiembre2023 El museo de Las Culturas Afromestizas Vicente Guerrero Saldaña, en Cuajinicuilapa, el cual se encuentra en el abandonado por parte de las autoridades. Foto: Carlos Carbajal

El museo es una sola sala grande, en la que resalta en medio una réplica de las chozas conocidas como Redondos y alrededor están “ilustraciones que muestran cómo nos traían, cómo fuimos maltratados en el trayecto del viaje, cómo se morían las personas, en qué trabajaban, cómo los castigaban y todas las represiones de las que fueron objeto”, explicó la encargada.

Sorrosa Alvarado cobra “una cuota simbólica porque 10 pesos en la actualidad, no alcanza. Me pueden entrar seis y apenas alcanza para el Fabuloso, pero lo feo de esto es que no siempre tenemos la suerte de contar con seis gentes o diez gentes, a veces pasan días y no viene nadie”.

El objetivo del museo es que “nosotros conociéramos nuestro origen, de dónde venimos, quiénes somos”, explicó la encargada, quien aseguró que esto “fue o es muy valioso porque aquí hay mucha gente que aún no aceptaba su origen, pues obvio no, descendiente de esclavos, pues quién quería”.

Su público objetivo son los niños porque hay muchos que “no quieren ser negros, entonces aquí les he hablado de cómo llegaron los africanos, para qué los trajeron, cuántos trajeron y todo eso”.

Dijo que su gran ejemplo es Yanga, el liberador de los esclavos en Veracruz en la época de la Colonia y para Sorrosa Alvarado “un gran luchador por su raza, entonces eso es un orgullo, una motivación para nosotros, que nosotros nos consideremos y nos sintamos orgullosos de que somos afromexicanos y yo me siento orgullosa afromexicana”.

Texto: Ramón Gracida Gómez