30 septiembre,2024 11:09 am

Soñaba con ser chef el niño de 10 años sepultado por un alud en La Venta

 

El cuarto donde murió Cristian de Jesús fue edificado con el apoyo que el gobierno federal entregó a las familias luego del huracán Otis

 

Acapulco, Guerrero, 30 de septiembre de 2024. Cristian de Jesús de 10 años quería ser chef de grande. La mañana del jueves un alud de tierra golpeó la pared de su recámara que colapsó y lo sepultó junto a su mamá, quien está grave pero estable en el hospital IMSS-Bienestar de El Quemado.

El jueves en el cuarto día de las torrenciales lluvias que dejó a su paso por Acapulco el huracán John, Cristian aún estaba acostado en su cama. Eran las 8 de la mañana cuando la pared de su recámara le cayó encima, su mamá también quedó atrapada, y sus otros dos hermanos resultaron ilesos.

Cristian se despertaba todas las mañanas y ofrecía café a su abuelo, José de Jesús Reyes Cruz. Vivían en una pequeña vivienda de techo de lámina, y paredes sin acabados, en la colonia Pochote de la comunidad de La Venta.

Para llegar a la casa de la familia, hay que entrar hasta el fondo de la última casa del poblado ubicado cerca de la caseta de La Venta de la Autopista del Sol. Luego se rodea parte de un cerro en una calle de tercería.

La casa está en las faldas de un cerro, en la parte superior de la vivienda está el muro de otra casa, y entre las dos, está un bordo de unos 10 metros de altura. Fue parte de esa tierra la que cayó sobre el muro de la recámara del niño.

Cristian era delegado, de tez morena, por su complexión iba ser alto. Estudiaba sexto de primaria. “A él le gustaba mucho la cocina, era muy inteligente, yo le decía mijo tu vas a ser chef. Y temprano se paraba y me preguntaba, ‘¿Quieres café?, ahorita te lo traigo’”, dice su abuelo.

El niño era muy querido entre los cinco vecinos cercanos a su casa, y quienes ayudaron a su abuelo a desenterrar a su mamá, y luego a él. “Nunca pensamos que ese pedazo de tierra se iba a desgajar. Sólo sentí el ruido y cómo cayó la pared, a mí me aventó, estaba sentado en el sillón, luego oí a mi hija pedir ayuda. La cadena del muro la apretó, y mi nieto quedó abajo”.

La muerte de Cristian es un golpe muy grande para su abuelo, porque lo estaba criando, “el nació ahí conmigo”, subraya entre el llanto que por momentos lo ahogaba. Recuerda que su nieto era muy inteligente, educado, tenía muy buen sentido del humor, y respetaba mucho a los mayores, además le gustaba mucho ayudar en casa, lavar los trastes, ir por las tortillas o al tienda.

El cuarto donde el menor murió fue edificado con el apoyo que el gobierno federal entregó a las familias, luego de la destrucción que causó hace 11 meses el impacto del huracán Otis. Su propio abuelo la levantó porque es albañil, “yo la reforcé bien”, aseguró.

En las paredes que aún quedaron en pie hay fotografías colgadas de los hermanos de Cristian y de su mamá. En el piso había algunos muebles y muchos juguetes de peluche de diferentes animales y colores. La pared que aplastó a Cristian era donde él tenía sus propios recuerdos, que se llevó con él porque todo quedó destruido bajo el lodo.

El hombre de 63 años cuenta que con un marro y golpeado con mucho cuidado pudo rescatar a su hija, mamá de Cristian, y luego a su nieto, quien quedó con las costillas y el pecho completamente destrozado; 30 de sus vecinos de la colonia llegaron a apoyarlo.

Cristian fue llevado a la casa de su otro abuelo en la misma colonia. Su cuerpo fue cubierto con una sábana blanca, y tendido en un colchón colocado en el piso. En los alrededores fueron colocadas una docena de veladoras.

El viernes en un momento donde la lluvia cesó, el niño fue sepultado en el panteón de la colonia, que también presenta deslaves y bóvedas expuestas. Su mamá pidió ir a despedirlo y pese a las dificultades para acceder, llegó.

El abuelo de Cristian mostró en su celular dos fotografías de su nieto tendido y dijo: “le tomé dos fotos para recordarlo y para llorarle y tener consuelo”.

 

Texto y foto: Jacob Morales Antonio