28 noviembre,2022 9:57 am

Transforma el Covid la escritura de Cararescu, que el sábado recibió el premio FIL de Guadalajara

La poesía fue su tabla de salvación durante la pandemia, declara el escritor al recibir el galardón en Lenguas Romances el sábado. Es el segundo rumano que obtiene dicho reconocimiento

Guadalajara, Jalisco, 28 de noviembre de 2022. Aunque hace 30 años prometió no volver a escribir poesía, Mircea Cartarescu (Bucarest, 1956) volvió a sus terrenos en medio de la pandemia.

Cartarescu, segundo autor rumano en ganar del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances, –el primero fue Norman Manea, en 2016– se sintió obligado a regresar a la poesía como una tabla de salvación. Durante la pandemia el autor se enfermó de una variante grave de coronavirus lo que transformó su escritura y su personalidad.

En esos meses de aislamiento y de malestares físicos, Cartarescu escribió el libro No grites nunca pidiendo ayuda, como una especie de curación aunque tres décadas antes había declarado que la poesía era un género de juventud.

“A mis 30 años me prometí no volver a escribir jamás poesía, mantuve mi palabra durante otros 30 años, antes de todos esos años no había escrito jamás un solo verso, pero después de sufrir una variante grave de Covid, se afectó mi mentalidad y mi personalidad, sufrí una depresión muy aguda y debo decir que yo no escribí este volumen de versos, sino que él me escribió a mí, me vi obligado a escribirlo y no se parece a nada de lo que haya escrito previamente.

“No es poesía propiamente, sino una colección de gritos de dolor, estoy contento de haberlo escrito porque de hecho salvó mi vida”, describió el narrador, ensayista y crítico literario, considerado como uno de los autores más importantes de la literatura rumana contemporánea.

En su discurso de aceptación del Premio FIL de Literatura en Lenguas Romances 2022, el sábado en el auditorio Juan Rulfo de Expo Guadalajara, Cartarescu habló del oficio desde tres puntos de vista: del poeta como un rebelde enfrentado al sistema, pero del autor como una especie de profeta, como una especie de “médium a través del cual habla una criatura inapelable y extraña”, y del escritor como un ser normal que expresa los sentimientos y emociones que experimentan los seres humanos.

“Creo que la poesía está ligada a la juventud, el poeta al igual que el atleta tiene que ser joven, no puedes correr 100 metros cuando has pasado los 40 años, lo mismo pasa con la poesía, es el arte de la juventud, creo que la poesía tiene una fecha de caducidad y la fecha de caducidad de un poeta es de siete años; en términos estadísticos un poeta empieza más o menos a los 22 o 24 años y termina en torno a los 30”, aunque hay algunas excepciones, recalcó Cartarescu.

El escritor, constante candidato al Premio Nobel de Literatura, habló del poder subversivo de la poesía y cómo quienes la practican se convierten en seres perseguidos por los sistemas autoritarios.

“El artista, en especial el poeta, se ha opuesto siempre al orden, a la disciplina, a las reglas, a los sistemas, en todas las épocas y en cualquier tipo de sociedad. Le han repugnado siempre el conformismo y la hipocresía. Ha refutado las verdades y los valores aceptados por la mayoría. Se ha alzado siempre contra todo aquello que asfixie la libertad humana.

“La poesía no es entretenimiento y el poeta no es, como piensan tantos todavía, un inadaptado con la cabeza en las nubes. Incluso en las formas aparentemente inofensivas, como un soneto de amor o un poema sobre la naturaleza, la poesía resulta subversiva en los mundos sometidos a un control estricto, pues esos poemas están impregnados de libertad interior. Incluso en ellos existe el fermento de la insurrección y de la desobediencia”, expresó el autor de libros como El Levante, Nostalgia, Solenoide y Cegador, en medio de un auditorio Juan Rulfo lleno.

A pesar del poder transformador de la poesía, actualmente es es un género olvidado, sus autores pueden ser calificados incluso como vagabundos y poco sociables, lamentó el rumano.

“Pocas veces el desinterés por la poesía, el olvido de su esencia revolucionaria y profética han sido más evidentes que hoy en día, cuando ser poeta y ser vagabundo, asocial, raro, son equivalentes para mucha gente”, abundó el autor, quien al finalizar su emotivo discurso recibió una fuerte ovación.

“Siempre me he considerado un poeta, incluso aunque haya escrito ensayo y otro tipo de textos, porque la poesía es un estado del espíritu, una manera fresca de contemplar la realidad”.

Entregan la Medalla Carlos Fuentes

El libro es la mayor invención del ser humano. Este misterioso artefacto contiene un poder infinito porque transporta conocimiento, provoca a la imaginación y a la esperanza, pero es también un objeto peligroso que genera emancipación y rebeldía, coincidieron los escritores Irene Vallejo y Alberto Manguel durante la inauguración del Salón Literario de la Feria Internacional del Libro, en donde también recibieron la Medalla Carlos Fuentes de manos de la viuda del autor, Silvia Lemus.

“El libro es un objeto que solo se pueden permitir los privilegiados, es el patrimonio de las escuelas sacerdotales, de los reyes, de los aristócratas, es poderoso porque transporta el conocimiento, porque nos hace más sabios y esa es una forma decisiva de poder”, describió Vallejo, autora de El infinito en un junco, quien recalcó que la lectura es un acto de emancipación contra los sistemas autoritarios, contra las dictaduras.

“El libro ha vivido siempre en peligro, la vida de los libros ha sido peligrosa desde el primer instante, (…) creo que la biografía del libro es una novela negra, una novela de suspense, una novela siempre llena de enemigos acechantes, en la sombra, que están buscando la forma de controlar, de mantener silenciados ciertos libros”.

Es por ello, que la historia de los libros está ligada íntimamente al germen de la rebeldía y del libre pensamiento, son también peligrosos porque cuestionan lo establecido, concordaron los escritores.

Manguel añadió que nunca como ahora, y desde la Segunda Guerra Mundial, hay un renacimiento del fascismo, que ninguna democracia está a salvo en el mundo, algo que parece casi incomprensible para quienes son lectores porque parece que no hay memoria de las atrocidades que ha provocado el extremismo y los regímenes autoritarios.

“Ninguna democracia está a salvo, nosotros ahora estamos viviendo, después de la Segunda Guerra Mundial un renacimiento del fascismo como no se había visto nunca y no podemos entender, entre los que somos lectores, cómo hay esa falta de memoria en tantos lugares del mundo.

“No nos sintamos tan cómodos, ayer (el sábado) el gobierno protestó contra la FIL porque los estudiantes habían pedido presupuesto para su universidad, pero es la obligación del gobierno educar, fomentar la lectura”, evocó Manguel, sobre la manifestación impulsada por Movimiento Ciudadano contra el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, este sábado pasado.

Ambos autores, acompañados por la escritora Rosa Beltrán, hablaron del amor que profesan por el libro y la lectura, por ese acto casi hipnótico, trepidante y lleno de complicidades que se resguarda en este añejo dispositivo.

“En dos de sus extraordinarios libros Historia de la lectura, de Alberto Manguel, y El infinito en un junco, de Irene Vallejo, estos dos ensayistas, narradores, eruditos, extraordinarios seductores, portentosos, han construido los dos grandes relatos sobre el libro y la lectura, maravillándonos a propios y extraños.

“Alberto Manguel e Irene Vallejo son dos magos que han desvelado los mecanismos de la mayor proeza que ha inventado el ser humano, la lectura, sin duda la actividad que nos define y determina”, recalcó Beltrán, ante los aplausos de los presentes en el Salón Juan Rulfo.

Por su parte, el presidente de la FIL, Raúl Padilla López, evocó la importancia de los libros y del poder democratizador de la lectura.

“La apertura del Salón Literario es uno de los eventos más esperados por los amantes de las letras porque además de dar inicio a las charlas y reflexiones literarias que se desarrollan en este recinto, tenemos el honor de hacer la entrega de la Medalla Carlos Fuentes.

“Gracias a las letras formamos parte del cerebro más grande y más inteligente que ha existido nunca, nos dice Irene Vallejo, en su impecable obra en la que nos recuerda por qué los libros son la tecnología más revolucionaria en la historia de la humanidad, en la que se deposita esa memoria común expandida y al alcance de todo el mundo”, expresó Padilla López.

Texto: Agencia Reforma