30 noviembre,2018 7:29 am

Ubica la CNDH a “El Patrón” como el autor intelectual de la desaparición de los 43

En su recomendación sobre el caso Ayotzinapa, afirma que descubrir la identidad de este personaje llevaría a conocer el destino y paradero de los normalistas. Lo define como personaje de “alto perfil” que da instrucciones a autoridades y mandos policiales de Iguala, Cocula, Huitzuco y Tepecoacuilco, a la Policía Federal, y a la organización criminal Guerreros Unidos
Ciudad de México, 30 de noviembre de 2018. La Comisión Nacional de Derechos Humanos (CNDH) señala a El Patrón como el autor intelectual  de la desaparición de los normalistas de Ayotzinapa y cuyo poder “sobrepasa por mucho” el ámbito municipal y llega al estatal y federal.
Él decidió que un grupo de normalistas sustraídos del autobús 1568 en las calles Juan N. Álvarez y Periférico de Iguala fuera entregado al grupo Guerreros Unidos y otro grupo sustraído del autobús 1531 en el Puente del Chipote de Iguala fuera llevado a Huitzuco, para ser llevados ante ese personaje.
Es un “alto perfil” que da instrucciones a autoridades y mandos policiales de “al menos” Iguala, Cocula, Huitzuco y Tepecoacuilco, a la Policía Federal, “presuntivamente” a la Policía Ministerial Federal, a la organización criminal que controla la región, principalmente en Iguala, y a la célula de Guerreros Unidos en Huitzuco.
Descubrir su identidad puede llevar “con certeza” al destino y paradero de los normalistas desaparecidos, sin embargo, las “investigaciones” de la Procuraduría General de la República (PGR)  han sido “insuficientes y parciales” para establecer la identidad de este personaje.
En el apartado 26 de su recomendación emitida este miércoles sobre el caso Iguala, la CNDH describe las dos rutas de desapariciones que tuvieron los normalistas de Ayotzinapa por órdenes de El Patrón.
La primera de ellas, y que en la versión oficial era la única, los normalistas sustraídos del autobús 1568 fueron llevados a las instalaciones de la policía de Iguala.
“El lapso que transcurre entre la detención y su breve permanencia en la comandancia, es de total importancia”, explica la CNDH. Los policías de Cocula iban de regreso al municipio pero una llamada telefónica recibida por el subdirector de esa corporación cambió la instrucción y se dirigieron a la comandancia de la policía de Iguala. Al llegar ahí, les dijo a los mandos policiales “de orden de arriba me voy a llevar a los chavos”, decisión que no fue objetada. Posteriormente ese grupo de normalistas fue trasladado a la colonia Loma de Coyotes donde fue entregado al grupo Guerreros Unidos.
De acuerdo con un testimonio de un servidor público de Cocula, el subdirector de la policía de ese municipio entregaba dinero del crimen organizado a agentes incondicionales y que recibía instrucciones de un individuo que el propio subdirector identificaba como “El Patrón”.
La “segunda ruta de desaparición” corresponde a la sustracción de “15 a 20 normalistas” del autobús 1531 interceptado en el Puente el Chipote” frente al Palacio de Justicia de Iguala por policías de Iguala y de Huitzuco, sitio a donde serían llevados ante El Patrón quien decidiría su destino. Dicha ruta había sido presentada por la CNDH en su informe sobre los hechos el 14 de abril de 2016.
El documento agrega la declaración de un policía municipal de Iguala que dijo que vio  en el Puente el Chipote a dos elementos de la Policía Ministerial del estado de Guerrero y a dos patrullas de la Policía Federal.
Es así que “por primera vez” en las investigaciones del caso se sitúa el ámbito de las decisiones fuera de Iguala personificándolo por los propios policías como El Patrón, agrega el documento.
La CNDH indica por la forma en que El Patrón actúo, tiene que tratarse de un “alto perfil” situado en “la cúpula o en la cúspide de una estructura criminal desde donde puede someter tanto a cuerpos policiales de distintos municipios e, incluso, de diversos niveles competenciales, como a servidores públicos con cargos administrativos municipales de primer orden.”
Agrega que su identidad “concierne a un sujeto con suficiencia para manejar multiplicidad de escenarios –en este caso, 7 al menos– y gran cúmulo de datos; con la posibilidad de mantener el control de la información; con poder para destruir y ocultar evidencias que lo incriminen; con poder y contactos que le garanticen impunidad y se oculte su identidad; con los medios para garantizar una efectiva protección a los líderes visibles de la organización criminal bajo su mando.”
También señala que sus alcances y poder “sobrepasan por mucho el ámbito municipal y llegan hasta el ámbito estatal y federal. Un operativo de la magnitud del desplegado, para detener y desaparecer a 43 normalistas, necesitaba amplia coordinación y dominio del territorio, imposible de realizar sin la participación por acción u omisión de distintas autoridades federales, estatales y municipales, con presencia en la demarcación de Iguala.”
El día de ayer, la periodista Denise Maerker entrevistó al titular de la oficina para el caso Iguala de la CNDH, José Larreta, en su programa de radio Atando Cabos a propósito de la recomendación emitida el miércoles.
–Íbamos al día de los hechos y me decía que se acordaba de una conversación anterior sobre lo ocurrido ese día. Cuénteme primero el tema sobre lo de las once de la noche y yo le hago algunas preguntas sobre lo que a mí me pareció muy revelador de la investigación que a ustedes les llevó tanto tiempo –preguntó la periodista.
–Recordará que usted preguntaba qué es lo que había ocurrido aquella ocasión porque se notaba que hasta cierta hora habían ocurrido las cosas, entre comillas, en normalidad, y después de algún momento algo pasó que cambiaron las cosas y se puso más agresiva la situación.
–Digamos que había contención hasta cierta hora.
–Sí.
–Y que a partir de otra hora lo que vimos fue la participación de las policías como brazos ejecutores del crimen organizado.
–De más policías. Eso se enmarca en el apartado número 26 de la recomendación que habla sobre la transmisión de órdenes, que no es otra cosa que la llamada autoría intelectual. Hay una orden, una orden más ampliada, un cambio de orden, por señalarlo así, a partir de las 11 de la noche que se manifiesta a partir de que el subdirector de la policía de Cocula acude a Iguala, va a la comandancia por la orden de El Patrón. Recordarás de aquella figura de El Patrón que habíamos señalado en el Puente del Chipote en relación con los estudiantes en el autobús 1531 y que luego fueron llevados a Hutizuco para llevarlos a disposición del Patrón y que él decidiera sobre su situación.
“Ese Patrón descubrimos que es el mismo que le gira instrucciones a este subdirector de la policía para llevarse a los normalistas que estaban en la comandancia. Va por ellos y esa hora es la que tenemos como referencia en que ya la actitud en contra de los estudiantes era de agresión total. Nada menos que los 23 estudiantes que se llevaron de la comandancia era para ir a entregarlos a integrantes de Guerrero Unidos y que ellos los ultimaran.
El Patrón, es importante para quienes nos escuchan, seguimos sin saber quién es.
–Seguimos sin saber quién es. Sin embargo hemos puesto todo el perfil que debe tener, los rasgos.
–Que son cuáles.
–Es un persona de un poder singular, particular, un individuo capaz de articular a policías de los distintos órdenes de gobierno. Un individuo que tiene capacidad de operación con los propios miembros de organizaciones criminales, que tiene la posibilidad que en ese corto tiempo tome decisiones y se ejecuten. No cualquiera puede hacer eso. Hay una serie de características que ponemos y que creo que ésa es la investigación que tendrá que hacer la Procuraduría para saber quién es el individuo porque él es el que ordenó que ocurriera toda esa barbarie en Iguala.
–Ustedes quedan con la certeza que El Patrón no es ninguna de las personas que fueron detenidas, es decir, de los ejecutores del cártel, de este grupo de Guerreros Unidos, de  las personas con las que Sinodrio Casarrubias se comunicaba.
–No dan los perfiles. Éstos eran los líderes visibles, los que usted mencionó. Había otros que no eran visibles, El Patrón era uno de ellos. A las 11: 20 ya hubo una agresión. Luego había órdenes francas para matarlos. Entre 11:30 y 11:45…
Texto: Ramón Gracida Gómez