25 mayo,2023 5:24 am

Un día con niñas y niños de la primaria Ejército Mexicano

Marcial Rodríguez Saldaña

 

Un niño, estudiante de primer año de primaria leía un cuento de piratas a sus compañeras y compañeros de la escuela Ejército Mexicano, quienes en silencio, cautivados, escuchaban a su amigo cada palabra, cada frase, que a veces con dificultad y otras fluida daba lectura en el aula de clases.

1.- Este miércoles 24 de mayo, tuve la oportunidad de visitar a las niñas y niños de la colonia popular Cumbres de Llano Largo de Acapulco, que estudian en la escuela primaria Ejército Mexicano. Hace unos meses, cuando se firmó el convenio de colaboración entre la Secretaría de Cultura del gobierno del Estado de Guerrero y la Secretaría de Educación, participó en ese evento el coro de esta escuela, que interpretó tanto canciones de la música clásica, como populares –especialmente de nuestra entidad– lo cual cautivó al público asistente. Ahí recibí de parte de la directora de esta escuela, la maestra Rosalba Romero Ríos y del director del coro, el maestro Amílcar Montero Ávila, la invitación para visitar su escuela, a lo cual contesté que sí los visitaría. Yo pienso que ellos no creyeron que sí estaría con ellos, porque muy probablemente habían invitado a otros servidores públicos que se habían comprometido a asistir y no cumplieron.

2.- Siguiendo la práctica política de nuestra gobernadora Evelyn Salgado Pineda, de más territorio y menos escritorio, sin avisar, decidí cumplir el compromiso de asistir a esa escuela, que fue fundada en febrero de 1992. Llegué y le dije a la directora que deseaba entrar a un salón de clases de niñas y niños de primer año, ahí nos saludamos de mano, entré en confianza con ellos, me presenté, les transmití un saludo, un abrazo de nuestra gobernadora. Luego, jugando con ellos, comenzamos a leer cuentos, de ahí les pregunté quienes se sabían las cinco vocales, el abecedario y algunas tablas de matemáticas. Después, con palabras muy sencillas, interactuamos, hablamos de conservar y regenerar el medio ambiente, les pregunté ¿si tenían hermanas y hermanos?, a lo cual contestaron que sí, ¿sí les gustaría que alguien agrediera a su hermana o hermano? Todas y todos contestaron que no, de ahí les platiqué que debemos tratar a nuestras compañeras y compañeros de aula y de escuela como amigas y amigos, de saludarnos con afecto, con cariño, de abrazarnos, de cuidarnos y protegernos entre todos, de respetarnos, de no cometer ningún acto de ofensa, de agresión, de bullyng.

3.- Enseguida me reuní con niñas y niños de tercero, cuarto y quinto año en la cancha techada de la escuela. Ahí, nuevamente nos saludamos de mano con las y los estudiantes, las y los maestros, platicamos, entramos en confianza con ellos; junto con las docentes –porque la mayoría son maestras– hicimos un ejercicio contra el bullyng, hicimos hincapié en la necesidad de fomentar la cultura de la paz, de la no violencia –especialmente en contra de las mujeres– de respetar la diversidad multicultural, de sentirnos orgullosos de nuestros pueblos originarios –de sus tradiciones y riqueza cultural–, de no discriminar a nadie –ya sea por su condición étnica, económica, social, cultural, religiosa, sexual o política–, de promover las actividades deportivas, cívicas y culturales. Fue, ahí, cuando las niñas y niños cantaron, interpretaron la música clásica, las melodías regionales –entre ellas Por los caminos del sur. Esta escuela tiene un coro excepcional, el maestro Amílcar, enseña con pasión, con gusto, para fomentar el arte, la cultura, el placer por el canto en las niñas y niños de esa escuela.

4.- La reunión de trabajo con niñas, niños, trabajadoras, docentes y la directora de la escuela primaria Ejército Mexicano ha sido de gran aprendizaje. Ahí se constata el compromiso de las maestras y maestros con la educación, con su Estado – Guerrero– con su patria –México–, se comprobó su vocación docente, su amor por la educación. Ahí, las trabajadores y docentes expusieron que tienen demandas laborales justas, que se deben atender, pero también dijeron que nunca dejarían a las niñas y niños sin clases, porque es un derecho sagrado la educación, que como docentes tienen la obligación, el deber, principalmente moral, que cumplir.

La visita a esta escuela es una grata experiencia, porque estando en el aula, con las y los estudiantes, con las maestras y maestros, con su directora la maestra Rosalba, en todas ellas y ellos, percibí, sentí, su entrega, cariño y su amor por la educación.

Las niñas y niños leían cuentos, cantaban en coro que se escuchaba desde las cumbres de Llano Largo, donde se admira la hermosa Bahía de Santa Lucía. Así se construye, desde abajo, la Nueva Escuela Mexicana, como el nuevo modelo educativo de la Cuarta Transformación de México y de Guerrero.

 

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