
Silvestre Pacheco León
El festejo de los maestros no tuvo el beneficio de la lluvia, se realizó bajo el intenso clima del calor y la sequía, pero con anuncios importantes del gobierno federal para mejorar su vida de docentes.
Ese sector laboral que debería ser y verse como el aliado natural para la transformación del país no ha visto satisfechas sus demandas aunque lucha denodadamente por ellas.
En Zihuatanejo después de la fiesta magisterial una llovizna resolvió la nublazón de la semana llevando humedad a los resecos cerros del anfiteatro y, aunque sirvió también para alborotar más el calor, fue un anuncio firme de que la temporada de lluvias está próxima y que debemos tomar nuestras previsiones.
Ahora, con cielo despejado, el puerto de Zihuatanejo sigue su vida normal recibiendo visitantes de fin de semana que llegan de la región del bajío en autobuses alquilados.
Ese espectáculo que da vida a Zihuatanejo se observa al inicio del fin de semana en el cruce de la plaza Kioto. Aquí en las mañanas se hace un atasco de tráfico debido a la cantidad de paseantes que bajan de los autobuses y estrangulan la calle esperando taxis.
El paseo matutino a la playa aprovechando lo fresco del día, ahora que amanece muy temprano, es siempre una aventura. Voy y vengo bajo la sombra de distintos árboles, frutales y de ornato que en estos tiempos de calor se valoran y extrañan.
Los árboles de mangos criollos, petacones y panameños que sobrevivieron a la urbanización de los setentas ahora son fuente de sombra y nido de pájaros en el centro de la ciudad y lucen sus frutos maduros y amarillos que caen y se despanzurran como huevos estrellados en el choque con el suelo.
En el paseo abundan los árboles de guamúchil que las barrenderas no quieren mucho por la cantidad de hojas redondas y pequeñas como monedas que caen y se pegan en el piso, inmunes a las escobas. Estos árboles muy guerrerenses que están terminando de producir sus vainas enroscadas atraen a muchas aves, entre las que sobresalen por su tamaño las chachalacas, tan grandes como los zopilotes pero garbosas, que vuelan y viven en pareja y se llaman una a otra con incisivo y peculiar estruendo, como si lijaran con sus uñas una lámina metálica. Por cierto que entre los caminantes se sabe de una persona que vive en la colonia El Hujal, aficionado a la caza, que sale a pasear a sus perros provisto de un rifle con el que dispara y mata las chachalacas, y se las echa a sus mascotas para que se las coman. Es una situación deleznable porque lo hace desde la más pura inconsciencia contra estas aves endémicas y orgullo de nuestra región, y no hay autoridad que lo amoneste y sigue causando indignación entre los vecinos.
Cosas del tiempo que no se detiene y que las plantas y árboles conocen más que nosotros, como los robles que para enfrentar el ambiente reseco cambian su verde follaje para enfocar su energía en la fortaleza de sus racimos de finas y delicadas flores lilas que en el árbol lucen como nubes pegadas de las ramas y luego tapizan el suelo como adorno que da lástima pisar. Algunos de estos robles de flores lilas y los primaveros que se distinguen por sus chillantes flores amarillas, ya están en la etapa de dar semillas porque después de florear producen unas vainas cuyo interior es un cofre de abigarradas y diminutas semillas provistas de alas que impulsadas por el viento vuelan largas distancias en busca de un poco de tierra húmeda que les ayude a germinar para nacer como nuevo árbol.
En el camino algunas veces encuentro a Duque, el perro negro de manchas blancas, viejo, gordo y cansado que su ama casi arrastra para que la siga.
Mientras tanto, pongo cuidado a los comentarios de los vecinos que llevan el recuento de las últimas y frecuentes balaceras nocturnas ocurridas en esta parte de la ciudad, con su cauda de heridos y muertos que nadie parece contabilizar, quedando a cargo de quienes escuchan los disparos, conocer y contar los pormenores de lo ocurrido, hasta donde les alcanza su imaginación.
Es un caso extraño en esta ciudad donde la Semar hace las veces de policía y su inteligencia sigue siendo rebasada por la violencia y este tema se vuelve el comentario obligado ahora que se habla de una supuesta lista de los políticos mexicanos que estarían en la mira del gobierno estadunidense por vínculos con los cárteles, designados ahora como terroristas, pero que debería verse como la estrategia de Marco Antonio Rubio, en su papel de secretario de Estado para crear zozobra y desgastar al gobierno de Claudia Sheinbaum para ablandarla frente a la rudeza de Trump.
Aunque la verdad es que sería verdaderamente temerario enlistar a personajes de la política exentos de relaciones y complicidades con algún bando del narco, pues hemos llegado a normalizar tanto este tema que hasta se nos hace natural que no haya aspirantes a candidaturas y cargos públicos sin que busquen y tengan el apoyo de esa fuerza poderosa e ilegal del narco.
Sin embargo, ese discurso de la cercanía de Morena con el narco viene desde la campaña de AMLO en 2018 y fue tan ampliamente difundido por la derecha que surtió el efecto contrario al esperado.
En el estado de Guerrero, cuando menos, la pretensión de asociar a Morena con el narco, en vez de alejar a los votantes de esa opción política, como lo quería la derecha, volteó a favor de AMLO a todos los electores que tenían cierta resistencia al cambio, convencidos de que si era verdad lo que se pregonaba desde el Prian, el triunfo de AMLO estaba asegurado.
Por eso ahora se ha convertido en una necesidad de su gobierno marcar distancia contundente con los cárteles para distender la relación con el gobierno de Donald Trump quien dice estar interesado en la salud de los jóvenes y en combatir su adicción a las drogas.
Claro que por otra parte la población mexicana sería beneficiaria indirecta de esa acción conjunta de ambos gobiernos por una causa común, por eso no debemos regatear los logros de este gobierno que posicionó en el discurso del vecino país el tema de las armas y su tráfico ilegal que fortalece y aumenta la letalidad y capacidad de fuego de los cárteles mexicanos.
El recuento de 11 mil armas decomisadas en la frontera en lo que va del año nos da idea de la magnitud del problema y manifiesta la veracidad de la queja que el gobierno mexicano ha presentado a nuestros vecinos buscando la eficacia de sus acciones.
Gracias al interés y cooperación de ambos gobiernos ahora hay un avance franco contra los generadores de violencia, restándoles su capacidad financiera, incautándoles sus recursos en infraestructura, laboratorios y droga y aprehendiéndolos.
Pero sigue pendiente la discusión del tema de la legalización de la droga como una forma de combatirla sin la letalidad que le conocemos, por eso resulta actual la experiencia que al respecto se desarrolló en Uruguay durante el gobierno del finado y recordado José Mujica con la legalización de la mariguana.
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