17 marzo,2025 8:34 am

Urgen ayuda del gobierno cafetaleros de Atoyac y comerciantes de Copala

 

En Costa Chica celebran el Festival del Plátano Macho para recuperarse de los daños que dejó el huracán John. No llega la ayuda federal a damnificados

 

 

 

Atoyac y Acapulco, Guerrero, 17 de marzo de 2025. La última vez que Miguel Ángel Molina García vio la cúspide del precio del café fue antes del 2013 cuando ese producto en su comunidad, El Edén, municipio de Atoyac, cruzó las fronteras del mundo y después fue destruido por la plaga de la roya, que dejó por muchos años en la ruina a cientos de caficultores de Guerrero, ahora buscan regresar a los mercados internacionales con o sin ayuda del gobierno que los ha olvido por ser pequeños productores.

Miguel tiene 45 años y desde los 23 se dedica a sembrar, cosechar y sacar café para poder mantener y dar estudios a sus cincos hijos en una zona que en los últimos años ha sido afectada por la violencia, y dañada por huracanes que han destruido sus cosechas y sus caminos.

Dice que es una década de desastres naturales, de violencia del crimen organizado y de malos precios para los productores de café guerrerense que poco a poco se van levantando, aunque los acaparadores los dejan sin oportunidades de progresar.

De estatura media, robusto, diariamente camina más de una hora al cerro de las Tres Tetas donde tiene su cafetal, Colibrí Coqueta, nombre que puso en honor a un ave que es endémica de la zona y está en peligro de extinción.

 

“Es difícil vivir del café”

 

“Es difícil vivir del café” comentó mientras guiaba a un grupo de reporteros a su parcela para que conocieran las condiciones en las que trabajan la mayoría de los pocos cafetaleros que resisten morir y buscan vivir de esa planta.

“En la última década nos ha ido mal, primero con las plagas, después los huracanes Ingrid (y Manuel), Max y el último John, en ninguno nos han echado la mano el gobierno y eso que la verdad nos fue muy mal, nos fue mal con el río y con las cosechas que tenemos, es el día que ninguna autoridad nos ha ayudado”.

Debido al huracán John cientos de productores de café se quedaron sin sus sembradíos, en El Edén perdieron “hasta sus tierras porque de tanta agua se deslavaron los cerros”, y con ellos se fueron muchos años de trabajo.

“En el último huracán hubo varios deslaves, muchos nos quedamos incomunicados y tuvimos que abrir y ayudar a abrir para poder salir, el río El Edén (que alimenta el río de Coyuca de Benítez) bajó con mucha fuerza, fueron varios días de lluvia que nos dejó y nos destruyó”, contó el campesino.

Miguel y varios pobladores de su núcleo agrario que acompañaron a un grupo de reporteros, coincidieron que lo que han pasado en los últimos 10 años es causa del cambio climático y la destrucción de los bosques.

En los últimos días en esta zona de la Sierra se han suscitado lluvias y granizadas inusuales, lo que ha acelerado la cosecha del fruto que del café para que los productores no pierdan lo que han perdido en los últimos fenómenos naturales.

“Si usted ve hay plantas de (café) que ya florean, eso no lo esperábamos, regularmente la temporada de lluvias es hasta mayo o junio, pero ahora parece que se nos adelantó, todo eso del cambio climático nos va afectando porque nos cambia los ciclos de siembra o de cosecha, o nos echa a perder lo que hemos sembrado”, comentó Miguel.

Otra de las causas del mal precio de su café es el control que hacen organizaciones y mayores productores, que acaparan el producto y dan los precios que afectan a los campesinos.

“Aquí los únicos que salen beneficiados son los líderes, los gobiernos sólo le ayudan a las organizaciones cafetaleras que acaparan toda la producción del café, nosotros no sabemos de los programas gubernamentales o proyectos, estamos a la bendición de Dios porque lo que logramos vender nos tiene que alcanzar para todo el año”.

Miguel Ángel pertenece a una familia de cafetaleros que desde hace 70 años fundaron el pueblo El Edén, que además de sortear la naturaleza también sobrevivieron a la llamada Guerra Sucia o Terrorismo de Estado, cuando el Ejército arrasó comunidades enteras en busca del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos y de sus compañeros.

“Es difícil la vida en estas comunidades, desde hace muchos años sólo el 20 porciento se dedica a la siembra de café porque muchos se fueron, dejaron sus tierras por las cosas que han pasado, hay mucha gente que se fue a Estados Unidos por asilo político y allá siguen, porque además acá en el pueblo no hay empleos, no hay otra forma de vivir más que del campo”, explicó.

Para llegar a la parcela de Miguel -que mide al menos cinco hectáreas-, se debe de caminar una hora hasta el filo del cerro, donde el camino es sinuoso, difícil, como si fueran escaleras al cielo cobijadas por pinos y la humedad reinante.

“Diariamente eso hacemos, subimos y bajamos la cosecha, la bajamos en mulas que pueden cargar 10 costalillas, cada costalilla pesa 13 kilos, un hombre no podría hacerlo, a lo muchos nos cargamos 20 kilos”.

“Aquí tengo a dos hijos y un grupo de pobladores de Atliaca (comunidad indígena nahua del municipio de Tixtla), que desde hace muchos años vienen año con año, esta parcela me ha dado para darle estudios a mis hijos, aunque finalmente les gusta el campo y regresan”, contó Miguel mientras mostraba sus tierras que se encuentran sembradas de café desde hace más de 50 años.

En esta zona de la sierra de Atoyac en el huracán John los caficultores perdieron más del 50 porciento de la producción, fueron abandonados por los tres niveles de gobierno, y es el momento que no han recibido ningún apoyo gubernamental.

En El Edén hay cerca de 200 productores, que al año cosechan 100 toneladas de café que venden en grano y procesado, pero a precios que les dan los acaparadores que les compran el kilo de grano en 150 pesos y procesado en 200.

En esa comunidad en el 2017 formaron la cooperativa Teotecal para intentar evitar el control de los grandes acaparadores del café y llegar a otras ciudades y países, pero dejó funcionar debido a la pandemia del Covid-19.

Otro de los problemas que sufren los productores son los malos caminos que tienen, la carretera cortada por el huracán Max en El Paraíso y que hasta ahora no ha sido arreglada.

“Vemos que al gobierno no le interesamos, ahorita nos hemos enfocado únicamente a la producción, pero para exportar es complicado, sí es redituable, pero como somos pequeños productores no tenemos la producción suficiente como para hacer exportaciones y como no hay apoyo de dependencias gubernamentales nos sentimos abandonados”, finalizó Miguel Molina.

Los caficultores de El Edén exigieron a la presidenta Claudia Sheinbaum Pardo y a la gobernadora Evelyn Salgado Pineda que apoyen para la reparación de los caminos y ayuden los pequeños productores de café, “para seguir produciendo café criollo, porque vemos que sí nos da, aunque sea para sobrevivir”.

El Edén es una población enclavada en la sierra de Atoyac colindante con Heliodoro Castillo (Tlacotepec), rodeada de cerros y pinales, con un clima especial para la producción de café y donde los pobladores han cuidado su bosque para proteger la fauna y flora que los rodea, muchos años han esperado la ayuda gubernamental que no les llega.

 

 

 

 

 

Celebran comerciantes en Copala el Festival del Plátano Macho a seis meses del impacto del huracán John

 

A casi seis meses del impacto del huracán John que destruyó toda la producción del plátano en la comunidad de San Francisco, municipio de Copala, comerciantes de este corredor de la Costa Chica llevaron a cabo el Cuarto Festival del Plátano Macho, para hacer “renacer” al pueblo.

La celebración del producto, base de la alimentación y fuente principal de ingresos de los vecinos, se realizó este sábado a orilla de la carretera federal Acapulco-Pinotepa Nacional, con la asistencia de más de 500 personas, algunos turistas, quienes degustaron de varios platillos innovadores con plátano y bailaron y bebieron.

Aún hace falta la ayuda del gobierno porque “nosotros nos hemos ido levantando, pero muy lentamente porque el plátano está muy caro en Oaxaca y con mucho esfuerzo lo hacemos llegar aquí para sobrevivir”, dijo una de las organizadoras, Josefina Romero Carmona.

Ella y otros comerciantes llevaron a cabo el primer Festival del Plátano Macho en octubre de 2019, con el fin de darle publicidad al producto que venden y en reacción a los meses de julio y agosto, en los que “la venta es muy baja, se nos echa a perder demasiado producto, entonces vimos la manera de que no se echara a perder, regalarlo”, relató Óscar Romero.

El festival fue replicado en 2020, pero no en 2021 “porque se vino la modernización de la carretera, los locatarios pues tuvieron que ceder espacio, destruyeron sus negocios”.

El proyecto original es que la carretera ya no iba a pasar por San Francisco, pero los comerciantes lucharon, “nosotros de esto nos mantenemos, de la venta del plátano”.

Los comerciantes retomaron el proyecto en 2022, pero en 2023 otra vez tuvo que ser suspendido por el huracán Otis, y ya estaban organizados para el 2024 pero llegó John el 23 de septiembre pasado y lo volvieron a aplazar.

 

Manuel Añorve y un recorrido

 

Una carpa fungió de escenario para la banda musical que amenizó la fiesta popular a mediodía, el senador priista Manuel Añorve Baños veía el baile del Toro de Petate al igual que decenas de hombres y mujeres de todas las edades, el festival inició con un recorrido de la cabecera municipal hacia el pueblo con un carro alegórico.

“Estamos planeando que se quede por estas fechas por las cuestiones de los fenómenos naturales, entonces a nosotros nos pega demasiado, a los productores que son la base de todo esto”.

“Ahorita no tenemos plátano, sin embargo, ya teníamos planeado esto y vimos la manera de cómo solucionar esa situación, el plátano ahorita lo estamos yendo a traer al estado de Oaxaca”, donde es más caro el producto, dijo Óscar Romero.

“Nos estamos reponiendo de esta temporada del huracán, desafortunadamente el proceso del plátano no es algo que se da muy rápido, dura nueve meses la planta en producirse desde que se siembra”, la próxima cosecha se prevé para junio.

En conjunto, los 40 comerciantes de San Francisco están comprando entre 30 y 40 toneladas al mes, cada una cuesta entre 10 mil y 12 mil pesos, lo que limita su adquisición y alcanzar las 100 toneladas que normalmente producían en San Francisco.

Las lluvias intensas de septiembre pasado provocaron el desbordamiento del río del municipio e inundaron las parcelas y echaron a perder toda la producción, sólo sobrevivieron unos cuantos racimos.

El Cuarto Festival del Plátano Macho, dijo Óscar Romero con los ojos llorosos y la voz entrecortada, “representa un ejemplo claro de resiliencia porque sí nos pegó demasiado, todo destruido, los campesinos… como que es complicado pensar en eso porque nosotros como comerciantes hemos aprendido a levantarnos rápido, pero los campesinos no y no han tenido ningún tipo de apoyo”.

“Este evento es muy importante porque es como que el renacer completamente, los negocios aquí después del huracán quedaron totalmente destruidos, cada comerciante como pudo se levantó”, agregó el hombre de 37 años que produce y vende el plátano en su puesto, doble trabajo que no todos sus vecinos locatarios tienen.

 

24 platillos de plátano

 

Un pasillo formado de mesas colocadas en los costados sirvió de mostrador de los 24 platillos que tuvieron de base el plátano, como los tradicionales postres fritos y comidas como el caldo de res, pero también hubo sushi de plátano, camarón y pulpo acompañados con la fruta, e incluso patacones hechos por una colombiana que está estudiando su doctorado en la Universidad Autónoma de Guerrero (UAG), un país que consume mucho plátano.

“Hay veces que dice uno, ay, no compro tortilla, mejor voy a comer plátano, ya pone uno su plátano y queda uno bien como quiera”, dijo Josefina Romero de 57 años, mientras una de sus compañeras cocineras servía en un plato carne de puerco en salsa roja acompañada de unas bolas de plátano”.

“A nosotros nos da gusto volver a hacerlo porque viene mucha gente de otros lugares y nosotros con gusto los recibimos, aunque no tengamos suficiente plátano aquí, pero estamos haciendo un esfuerzo”.

El festival contó con el apoyo de la presidenta municipal de Copala, María del Rosario Zúñiga de la Rosa, elegida por el Congreso local tras la terna enviada por la gobernadora morenista Evelyn Salgado Pineda; Zúñiga de la Rosa es viuda del alcalde electo del partido México Avanza, Salvador Villalva Flores, quien fue asesinado el 17 de junio cerca de la comunidad acapulqueña San Pedro las Playas.

Los organizadores contactaron a representantes del gobierno estatal con el fin de contar con su apoyo, pero al final no se los dieron, esperan que el próximo año contar con ellos para mejorar esta actividad cultural, “lo que nosotros exponemos es parte de nuestra alimentación, de nuestra cultura y cómo hemos diversificado el plátano”, destacó Óscar Romero.

 

La tienda de Danilio García, parada de los políticos

 

Uno de los locales de venta de plátano más conocidos de la pequeña comunidad de San Francisco, es del luchador social y ex líder municipal del PRD, Danilio García Pérez, parada cuasi obligada para los políticos que acuden a la Costa Chica, como el ex presidente Andrés Manuel López Obrador que acudió en julio de 2021.

“Con mi amigo Danilo, comerciante y precursor de nuestro movimiento en Copala, en la Costa Chica de Guerrero”, publicó en las redes sociales con la foto posando junto con el copalteco sostenido en sus muletas.

En la década de 1990 San Francisco apoyó al naciente PRD, “estábamos ilusionados porque hubiese una transformación en nuestro país, todos teníamos esa ilusión de seguir ideas del comandante Genaro Vázquez, de Lucio Cabañas, creíamos llegar a una consolidación donde nuestro pueblo tuviera lo necesario y no hubiera este tipo de arrebatos que siguen existiendo”, dijo Danilio García.

“No veo tanto avance en esta situación, yo estoy desilusionado, estoy muy triste porque la gente que ha llegado a gobernar se ha olvidado de los principios y los valores históricos, que teníamos, que soñábamos en aquellos años”.

El sábado, el hombre de 50 años presumía una gran lona con la fotografía de su madre Gilberta Pérez Manenchi, quien en 1958 construyó la primera enramada en San Francisco dedicada a la venta de plátano macho.

“Todo el tiempo se ha vendido por racimo, lo envinábamos anteriormente en tambos de esos de 200 litros sin tapadera, con carburo”.

Su hermano Daniel fue el primero en vender el plátano frito embolsado hace unos 15 años y Ángel Aguirre Rivero, siendo gobernador, apoyó la propuesta de Danilio García de contar con una “rebanadora de plátano para que fuera más fácil el trabajo de los compañeros del corredor turístico”, la cual algunos comerciantes siguen usando.

“Pero el mejor plátano que se vende aquí es hecho de una forma artesanal, manualmente, hay unas rebanadoras de mano que las señoras tienen práctica y en cuestión de segundos te rebanan un plátano rapidito y lo ponen en una cacerola” cociéndose con leña, aunque cada vez hay más comerciantes que usan el gas estacionario.

Con 19 años de existencia de su tienda, Danilio García dijo orgulloso que San Francisco es un corredor turístico que genera trabajo, pero sigue siendo una comunidad abandonada y no ha cambiado esta situación incluso con la llegada de Morena al gobierno.

Reconoció el apoyo económico tras el paso del huracán Jonh, pero expuso que no fue suficiente para reparar todos los daños, “hemos salido adelante trabajando diario, desde las cinco de la mañana mi familia trabaja hasta las 8 de la noche”.

Danilio García dijo que “en estos momentos la gente está desesperada, antes ibas al campo y cortabas una papaya, había algún árbol con fruta, hoy el mango apenas empiezan algunos a tener flores, cuando ya en este tiempo había manguitos tiernos y la gente ya hacía comercio vendiendo el mango con salsa”.

Además del Festival del Plátano, Copala cuenta con el Festival del Ostión, que es realizado en diciembre en Playa Azul.

 

 

 

 

 

Todavía no reciben ayuda federal 12 mil 7

familias damnificadas por John de Costa Chica

 

Son 12 mil 7 familias damnificadas del huracán John de Copala y municipios aledaños de la Costa Chica que aún no reciben un apoyo económico y siguen en la “incertidumbre” sobre el dinero que gobierno federal les entregará, dijo el representante del Consejo Consultivo Indígena Afromexicano de Guerrero, Juan Carlos Romero.

El 17 de enero, cientos de damnificados por John bloquearon la carretera federal Acapulco-Pinotepa Nacional en la comunidad de San Francisco, lo que obligó a que la presidenta de México, Claudia Sheinbaum, en gira en la región, descendiera de su camioneta y se comprometiera a revisar la falta de apoyo.

El 20 y 21 de enero, el delegado de la Secretaría de Bienestar federal de la Ciudad de México, Diego Hernández, acudió a Copala, donde registró a 3 mil 800 nuevos damnificados de varias partes del estado, de los cuales unos 2 mil 600 eran del municipio sede.

El 28 de febrero y el primero de marzo recibieron los apoyos económicos, que consistieron en 25 mil pesos, gran parte de los damnificados que tenían cintillo del primer registro del censo federal y unos 2 mil 200 que fueron incluidos en la reunión de Copala.

Pero el Consejo Consultivo Indígena Afromexicano de Guerrero, que se formó para organizar a los habitantes de distintos municipios que no recibieron ningún apoyo tras las lluvias intensas de septiembre pasado, tiene un registro de 12 mil 7 familias damnificadas que aún no son apoyadas, algunos incluso tienen cintillo de registro oficial.

De Copala son 352 familias que aún no han cobrado el dinero, la razón es que muchos no aparecieron en el censo federal, otros tenían un nombre diferente registrado y algunos tienen problemas con su CURP; y en Cruz Grande unos mil 400 damnificados no han sido censados porque esta cabecera municipal, como las de Copala, San Marcos, Las Vigas, Tecoanapa y Marquelia, no fue tomada en cuenta en el censo inicial.

A casi seis meses del paso del huracán John, los damnificados todavía están “con la incertidumbre, la molestia”, señaló ayer por teléfono, Juan Carlos Romero.

El 10 de marzo, los representantes de los damnificados se reunieron en la Ciudad de México con funcionarios de Bienestar y la Secretaría de Agricultura y Desarrollo Rural (Sader), para reclamarles la falta de apoyo, a esta última dependencia le pidieron atender a los campesinos que perdieron sus parcelas, y el acuerdo fue que los damnificados hicieran una lista de los que aún no reciben un apoyo.

El 12 de marzo, integrantes del Consejo Consultivo Indígena Afromexicano de Guerrero se reunieron con la gobernadora morenista Evelyn Salgado Pineda en Las Vigas, quien se comprometió a mediar por un nuevo censo, este lunes posiblemente los damnificados se van a reunir con el subsecretario de la Secretaría de Gobierno, Francisco Rodríguez Cisneros, y el secretario de Planeación y Desarrollo Regional del estado, René Vargas Pineda.

El sábado pasado se llevó a cabo la Cuarta Feria del Plátano en la comunidad de San Francisco, municipio de Copala, cuyos productores perdieron por John toda la cosecha del plátano que venden a orilla de carretera en distintas presentaciones.

 

 

 

Texto: Lenin Ocampo Torres y Ramón Gracida Gómez/Foto: Lenin Ocampo Torres