23 enero,2024 4:23 am

¿Usted es de los que sigue engañado o su corazón se ha envilecido

Federico Vite

(Segunda parte y última)

 

En noviembre del año pasado, mientras tratábamos de entender cómo reiniciar la vida sin luz, sin agua potable, sin comestibles ni libros (el dinero no servía para nada, no había qué comprar ni beber, teníamos el espejismo del porvenir), en ese noviembre cercano y cruel se revelaron varias cosas que a contraluz del momento adquieren indolentes fisonomías.

Durante el Festival Internacional de las Artes Vivas Loja, en Ecuador, México fue el invitado de honor. Ahí ya estaba perfilada la apuesta que el líder máximo de Morena había implementado como recurso para algo que cada vez luce más torcido. Es decir, los militares asistieron en primera línea a ese llamado de las artes. Soldados del ejército encabezaron la representación de México en el Festival Internacional de Artes Vivas Loja, informó la reportera Nayeli Roldán en el portal Animal Político. El texto apareció publicado el 24 de noviembre. La nota refiere que la propuesta de que asistiera el Ejército fue del presidente Andrés Manuel López Obrador. “La solicitud la hizo a su entonces homólogo, Guillermo Lasso, durante la visita oficial a México en noviembre pasado”, informó Joaquín Carrasco, subsecretario del Ministerio de Cultura de Ecuador.

La secretaria de Cultura federal, Alejandra Frausto, indicó en un boletín de prensa que la presencia del Ejército en el festival de las artes fue operada por el agregado militar y aéreo de México en Ecuador, David Antonio López. La Secretaría de Cultura sólo fue “el enlace”, aseveró. ¿Enlace de qué? Si su trabajo era proponer artistas para ese festival. Pero no pudo, envió soldados.

Roldán también señaló que la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) tuvo más presentaciones que la delegación de artistas que viajó a Ecuador con el único objetivo de mostrar su trabajo en el festival de las artes. Y precisa: “Los cadetes del Heroico Colegio Militar participarán con declamación de poesía este 23 y 24 de noviembre en Plazoleta 1 de mayo; mientras que el mariachi y ballet folclórico de la Sedena se presentó el 24 de noviembre a las 11:00 y 20:00 horas en el Teatro Nacional Benjamín Carrión Mora. Y la clausura del Festival estuvo a cargo de la Banda de Música, Ballet Folclórico, Caballos de Alta Escuela y Mariachi de la Secretaría de la Defensa Nacional en la explanada del Complejo Ferial Simón Bolívar a las 20:00 horas del 25 de noviembre”.

La propuesta de cultura real, digamos, fue la compañía teatral Puño de Tierra, a cargo de Sergio y de Héctor, los hermanos Bonilla. Presentaron el proyecto Almacenados; también formó parte el programa musical “Live show”, de Chingona Sound, y el performance multidisciplinario Source de la agrupación Physical Momentum, Scenic Action & Estudio 8291, dirigida por Francisco Córdova. Como bien nota, se trata de tres agrupaciones con pocas presentaciones, menos que las del Ejército.

De eso a la construcción de cuarteles para la Guardia Nacional (GN) en el Centro Cultural Acapulco hay mucho avance, pero puede notarse el ideal máximo de un proyecto empujado por la 4T: darle labores culturales al Ejército, ¿para qué? Sabemos muy poco al respecto, pero lo obvio es que la orden viene desde arriba. Por el procedimiento con el que actúan tanto funcionarios de cultura de los tres niveles (federal, estatal y municipal) como el Ejército, pareciera que la GN intenta suplir las funciones de un gremio tan crítico con el gobierno como el artístico. También se delinea un aspecto: la GN quiere quitar labores a los artistas y con ello los sueldos. Tal vez a eso se refiere el slogan de la austeridad republicana, darle menos a los civiles y cada vez más a los militares. Suena ideal para un gobierno que pretende mimetizar al Ejército en la vida pública del país.

Me interesa un aspecto, y es válida la pregunta, ¿por qué la GN quiere suplir las labores de los creadores? Si leemos con atención las señales que mandan los gobiernos (federal y estatal, porque el municipal no existe y si existe sólo se nota a la hora de cobrar sueldos), parece que los creadores están destinados a menguar. Incluso la secretaria de Cultura de Guerrero, Aída Mar-tínez Rebolledo, anunció en una especie de podcast cómico que la GN firmará un convenio con la Secretaría de Cultura de Guerrero para brindar a los ciudadanos conocimiento musical. Sería mucho más risible si no fuera real, pero lo es. Dolorosamente lo es. Las órdenes de arriba revelan un plan que ya no parece secreto, ni mucho menos humanista, como tanto pregonan desde el púlpito de Palacio Nacional. Se trata de desmantelar un incipiente núcleo cultural para reducirlo, para quitarle fuerza, para restarle crítica mordaz y presencia.

El Ejército, quiera uno o no, es el signo de la transformación de la 4T, pero en palabras más o menos claras, se trata de un galimatías militar, algo que sólo Martínez Rebolledo celebra, aplaude y fomenta. Anhela la fusión de cultura con la GN. Durante su gestión, por ejemplo, la Sinfónica de Acapulco perdió sede, presencia y rumbo. Sigue viva, pero no tiene la misma fortaleza que antes. ¿Por qué le estorban los proyectos culturales a esta persona que teóricamente debe abogar por la mejoría de las condiciones laborales para los artistas de Guerrero?

Aparte de que desdeñan la cultura y la ciencia, a la 4T tampoco le gusta la gente que cuestiona el rumbo incierto de su gestión; se presiente un anhelo por destruir todo lo que representa cultura, por diluir todo lo que huele a ciencia. Primero se apropiaron del Centro Cultural Acapulco para convertirlo en un hospital militar. Después llegaron al Centro Cultural Acapulco y las cosas siguen apuntando a la misma pregunta, ¿por qué les estorba la cultura? Hay otros problemas, claro, pero no los visualizamos. Es conveniente hablar de ello también, porque en noviembre pasado, a un mes de que Otis nos brindara esta posibilidad de reconstruirnos, el diagnóstico para las bibliotecas de Acapulco ya era tétrico. El director Nacional de Bibliotecas, Rodrigo Borja, aseveró que las dieciséis bibliotecas municipales de Acapulco tuvieron una pérdida total de su acervo. Por ejemplo, la biblioteca del parque Papagayo, recientemente remodelada, sufrió tristísimos daños; 20 mil volúmenes de consulta ya no podrán usarse. Está sin material, como todas las demás del municipio; sin computadoras, sin muebles, sin cristales. No hay poder humano que nos haga pensar en asuntos culturales, porque seguimos como ovejas a los líderes de la 4T y creemos que vamos bien, pero no es así. Es conveniente decirlo: su gestión en materia cultural, educativa, salud y seguridad resulta temible. Lo que nos ha dado la 4T es un caldo de cultivo para cosas peores, pero lejos de ser un pesimista consumado, me gustaría creer que no hemos tenido el tiempo para ver todo lo ocurrido, para asimilar las pérdidas y los errores cometidos en aras de un “bien mayor”. En este punto de la historia, lo que han hecho es temible e inmoral. No hay trabajo para artistas en Acapulco, no hay espacio para que compartan su conocimiento, su obra y para que se mantengan dignamente de lo que saben hacer. No hay revolución cultural de la 4T. No hay manera de enmendar eso que Otis apresuró, pero a final de cuentas sólo hizo más claro el avance de la militarización. ¿Qué nos queda?  Lo de siempre, lo que toda la vida han hecho los creadores en Acapulco: resistir, porque en nuestro gremio, resistir es vencer.