14 abril,2020 5:18 am

Vacíos

Florencio Salazar Adame

Sus castigos serán las plagas de la discordia. Montesquieu.

Hay malas noticias que pueden ser buenas. Cuando anticipan con oportunidad una desgracia, las malas noticias pueden ser buenas porque podría evitar calamidades mayores.

La pandemia del coronavirus ha generado toneladas de información que lo mismo incluyen al rumor y al sesgo mal intencionado, que datos científicos y declaraciones de expertos.

El exceso de información crea confusión. Y confusión más incertidumbre es la peor fórmula para fomentar el aliento, el optimismo social.

Pandemia, según el Pequeño Larousse Ilustrado, se compone de dos términos: pan, que significa todo; y demos, pueblo. Pandemia del COVID-19: virus que enferma a todo el pueblo.

Y todo el pueblo es todo el mundo.

¿Qué hacer, entonces, con la información?

Hay que usarla responsablemente basada en hechos concretos, con datos duros y proveniente de fuentes confiables.

Debemos estar informados porque el deber primordial del Estado es velar por la seguridad de su población.

En este caso, la seguridad de la población entra al rango de la seguridad nacional. La seguridad nacional se puede ver amenazada por interferencia extranjera, por terrorismo, migración, medio ambiente, ruptura del orden constitucional…o pandemias.

Si el gobierno de la República cumple su cometido, entonces podremos afirmar que está haciendo lo correcto y seguramente obtendrá la participación ciudadana, que conscientemente seguirá sacrificando ingresos, movilidad y poniendo en riesgo su salud mental.

Si el gobierno de la República se esfuerza porque salgamos lo menos lastimados del virus, la unidad nacional se dará en automático.

La unidad nacional se basa en la confianza y propicia el apoyo generalizado de la nación en la conducción política, que se realiza desde el gobierno, para superar los graves problemas que se afronten.

En momentos de unidad nacional se dejan de lado las diferencias económicas, políticas y sociales con el consentimiento general respecto al manejo de la crisis. Equivale a reafirmar el pacto social.

La unidad nacional deja en suspenso el debate político, las diferencias partidistas, las diferencias de clase.

Cuando en México se habla de unidad nacional se recurre al acto del Presidente Manuel Ávila Camacho cuando en el balcón de Palacio Nacional mostró a todos los expresidentes, especialmente a Calles y Cárdenas, en torno a él. Pero ese fue un acto de la mejor hechura política para fortalecer el mando presidencial y unir a la élite política. Entonces el país no estaba dividido.

Unidad nacional cuando Cárdenas expropió el petróleo y el pueblo en masa apoyó con pesos y centavos, gallinas y guajolotes, anillos y aretes para pagar la deuda, y aunque lo recaudado fue simbólico, los mexicanos se unieron en torno a su Presidente.

Para que se contenga el rumor disolvente, pesimista, dañino, y tengamos buenas noticias, se necesita la verdad con decisión y esperanza. Será la ocasión para la unidad nacional.

Los vacíos de información los llena la desinformación.