8 noviembre,2022 4:31 am

Velan a los indígenas del Cipog-EZ; reclaman que López Obrador sólo simuló escucharlos  

Familiares recibieron los cuerpos a las 9 de la mañana en el Semefo de Chilpancingo, y efectivos del Ejército, Guardia Nacional y Policía del Estado los resguardaron hasta Alcozacán, Chilapa. “Desde el gobierno federal hasta el municipal hay una cadena de complicidades al mismo tiempo que se masacra a las comunidades, tal como si se quisiera tomar nuestro territorio, y que para lograr esto fuera necesario exterminar a quienes lo habitamos”, manifiestan. Con los tres ejecutados, que también pertenecían a la CRAC-PF, son 50 activistas asesinados en siete años

Chilpancingo, Guerrero, 8 de noviembre de 2022. Entre reclamos al presidente de la República, Andrés Manuel López Obrador, de “simular escuchar nuestras palabras el 21 de octubre”, (cuando unos 200 nahuas de esa  organización lo interceptaron para exigirle seguridad), fueron velados ayer los cuerpos de los indígenas Adán Linares Silverio de 38 años, Moisés Cuapipistenco de 22 y Guillermo Hilario Morales de 32.

Los familiares de los tres asesinados recibieron los cuerpos a las 9 de la mañana en el Servicio Médico Forense (Semefo) y soldados del Ejército y agentes de la Guardia Nacional y de la Policía del Estado los resguardaron hasta Alcozacán, municipio de Chilapa, a donde llegaron a las 11 de la mañana.

Ahí, miembros del Consejo Indígena y Popular de Guerrero  Emiliano Zapata (Cipog-EZ) y de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias de los Pueblos Fundadores (CRAC-PF) a las que pertenecían, les rindieron homenaje en la cancha techada del pueblo, sus féretros de madera fueron recibidos con flores de cempasúchil y humo de copal.

Alcozacán se ubica a 20 kilómetros de la ciudad de Chilapa, en la carretera hacia José Joaquín de Herrera (Hueycantenango), antes se tiene que pasar por la comunidad de Atzacoaloya, el crucero de El Jagüey y la comunidad de Tula.

Patrullas de la Policía Estatal  se quedaron en la comunidad para brindar seguridad, mientras que personal de la Comisión Estatal de Búsqueda de Personas informó que inició el acompañamiento y atención jurídica a familiares de las víctimas.

De Alcozacán eran originarios Adán Linares y Moisés Cuapipistenco, mientras que Guillermo Hilario era de Tula, un pueblo que está 5 kilómetros antes de Alcozacán en la carretera Chilapa-Hueycantenango.

El dirigente del Cipog-EZ, Jesús Plácido Galindo informó por teléfono que los dos primeros serán sepultados este martes a las 2 de la tarde, y el tercero a las 3 en sus respectivos pueblos.

Los tres fueron asesinados la tarde del sábado a unos 10 metros de la brecha que lleva al penal de Chilapa y a unos 10 minutos de esa cabecera municipal, cerca de la entrada a la comunidad de Xochimilco en la carretera Chilapa-Chilpancingo.

De acuerdo con los familiares de las víctimas, salieron a las 2 de la tarde de Alcozacán rumbo a Chilpancingo a comprar unas refacciones de un vehículo, por mandato del comisario municipal.

El dirigente del Cipog-EZ informó ayer que lo último que supieron de ellos fue que al pasar por Los Arcos a la salida de Chilapa rumbo a Chilpancingo, (donde regularmente se instala un retén de militares), fueron interceptados sin motivo aparente a las 2:40 de la tarde por una patrulla de agentes de Tránsito de Chilapa y los tuvieron retenidos unos 15 o 20 minutos, después los dejaron ir pero de inmediato fueron perseguidos por un motociclista.

Esa tarde la Fiscalía General del Estado (FGE) informó que el hallazgo de los cuerpos fue a las 4 de la tarde, pero los familiares de las víctimas se enteraron hasta las 9 de la noche.

Plácido Galindo informó que los tres miembros del Cipog-EZ y de la CRAC-PF participaron el 21 de octubre en el reclamo de seguridad y justicia para las víctimas de la violencia que le hicieron al presidente Andrés Manuel López Obrador en el crucero de Chilapa con Colotepec, en la carretera Chilapa-Tlapa.

Adán Linares era ex coordinador de la CRAC-PF de Alcozacán y contaba con medidas cautelares debido a que el 17 de marzo fue emboscado con un grupo de policías comunitarios de la CRAC-PF cerca del crucero de Tlatlauquitepec, en la carretera Chilapa-Tlapa, esa vez murió un policía comunitario y otros tres resultaron heridos, entre ellos él al recibir un balazo en la pierna.

Sin embargo, Plácido Galindo informó que las medidas de seguridad sólo las tuvo un mes y después se las fueron disminuyendo hasta, que últimamente ya no contaba con medidas de protección.

“¡Se lo dijimos!; los narco-paramilitares matan y desaparecen a nuestra gente”

Durante el homenaje póstumo en Alcozacán ayer, uno de los indígenas leyó un comunicado en el que reclaman al presidente López Obrador: “¡Se lo dijimos!; los narco-paramilitares matan y desaparecen a nuestra gente. ¡Se lo dijimos!; no queremos ser carne de cañón del crimen organizado que comanda Celso Ortega Jiménez y el diputado Bernardo Ortega Jiménez. ¡Se lo dijimos!; no queremos programas sociales, sino justicia, seguridad, y que nuestra palabra sea escuchada”.

En el documento reprochan que el 21 de octubre, Andrés Manuel López Obrador “simuló escuchar nuestras palabras” y que “sin descender de su transporte, varios de nuestros hermanos y hermanas del Cipog-EZ le dijimos que nos estaban matando, le dijimos quiénes, con nombres y apellidos, dónde y cómo”.

“Pero tal como si nada hubiera sido dicho y estuviéramos condenados a repetir la misma historia, a llorar a nuestros muertos y nuestros desaparecidos, el 5 de noviembre tres de nuestros hermanos fueron asesinados”, agrega.

Dieron lectura al documento ante más de 500 personas de los pueblos vecinos que se reunieron en la cancha techada y ante los tres ataúdes que contenían los cuerpos.

“Así de claro le dijimos a Andrés Manuel López Obrador. Tal como si se pudiera predecir lo que va a pasar, Adán, Guillermo y Moisés, indígenas nahuas de la Montaña Baja de Guerrero pertenecientes al Cipog-EZ y del Congreso Nacional Indígena (CNI), bajaron al municipio de Chilapa y ya no volvieron, fueron brutalmente asesinados”.

En su escrito reprochan que: “la realidad nos permite saber que los grupos narco-paramilitares pueden asesinar a cualquiera de nosotros y nosotras cuando les plazca”.

Agregan que esta realidad la viven desde hace más de 7 años “de guerra con Los Ardillos y que antes vivimos con Los Rojos y antes con otros grupos, así hasta llegar al exterminio que los españoles intentaron hacer de nuestros antepasados, esa es una realidad que ya no queremos vivir, por eso resistimos, por eso luchamos todos los días y nos organizamos, porque si no lo hiciéramos muy seguramente ya hubiéramos sido exterminados”.

Denuncian en su documento que las policías municipales están coludidas con los Ardillos, “esto ya era más que evidente, hace unos meses en Atlixtac dos de nuestros hermanos fueron detenidos y desaparecidos por la Policía Municipal” (de ese municipio).

Recuerdan que en esta ocasión la policía de Tránsito del municipio de Chilapa fue la que encargó detener e identificar a los miembros del Cipog-EZ para luego informar a Los Ardillos y éstos los asesinaran.

“Lo mismo ocurre en el municipio de José Joaquín de Herrera, donde también han desaparecido a otros de nuestros hermanos. Estamos viviendo una guerra de exterminio donde partidos políticos, gobiernos, policías, grupos delincuenciales están vinculados, y si no hemos sido exterminados es por nuestra resistencia y organización”, señalan.

También denuncian que “desde el gobierno federal hasta el municipal hay una cadena de complicidades al mismo tiempo que se masacra a las comunidades, tal como si se quisiera tomar nuestro territorio, y que para lograr esto fuera necesario exterminar a quienes lo habitamos”.

Cuestionan que de otra manera no se entienden tantos desaparecidos y asesinados y que no haya un solo detenido, “pero cuando se mira a fondo lo que nos ha pasado y se apela a la historia no como un lugar común, no como discurso para demostrar saber, tal como lo usa Andrés Manuel, sino como una herramienta para transformar la realidad, sí entendemos que nos quieren exterminar y también entendemos que hay que resistir para vivir”.

Según un recuento de la misma organización, al 21 de octubre cuando interceptaron al presidente Andrés Manuel López Obrador sumaban 47 asesinados y 21 desaparecidos, a partir del 2015, pero sumados los tres del sábado ya son 50 los asesinatos en los últimos siete años.

“La respuesta de Andrés Manuel a los planteamientos del Cipog-EZ fueron las mismas ideas sueltas en las que apela a la historia sin comprensión de los procesos históricos, sin conectar las causas y consecuencias, mucho menos la utiliza para no cometer los errores del pasado, pues él mismo es un resultado del error o mejor dicho, el resultado natural del modelo económico capitalista que para mantener la desigualdad en el mundo requiere de gobiernos que simulen representar y escuchar, mientras la vida y la tierra de los pueblos es arrebatada”, afirma.

Recuerdan que el 21 de octubre les dijo: “Nada más una cosa les digo con toda sinceridad, eviten la violencia, hay formas de luchar, la más eficaz de todas es la no violencia, esa la llevó a la práctica, esa política de no violencia, Gandhi, Mandela, Luther King y nos enseñaron que sí se puede de manera pacífica cambiar las cosas, no hay que caer en una provocación, hay que sacarle la vuelta a la provocación y hay que buscar el cambio por la vía pacífica y nosotros vamos a seguir actuando así de manera pacífica y sin relaciones de complicidad con nadie”.

Pero el Cipog-EZ y la CRAC-PF, consideran en su documento leído ayer que: “seguir llamando a la no violencia en un escenario de guerra, sin detener a quienes la generan, sin atacar las causas de la violencia, económicas, políticas, sociales, culturales, es un absurdo”.

Reclaman: “Hoy que velamos a nuestros muertos la rabia nos inunda porque eran compañeros importantes de nuestra organización, de esos que trabajan al doble, de esos que no dormían en días cuando las balas de Los Ardillos pasaban encima de nuestras cabezas e iban al frente a resistirlos para salvar la vida de nuestras comunidades”.

Destacan que también se involucraron en la parte política pues eran promotores regionales del Cipog-EZ, comprometidos con los talleres de autonomía, comunidad, territorio y derechos de los pueblos, comprometidos con la instalación de las radios para organizar la lucha por la autonomía, en resumen, representaban al corazón colectivo del Cipog-EZ”.

Advierten que los pueblos y comunidades del Cipog-EZ no olvidaran su lucha, “porque ellos no se olvidaron de nosotros en los días más oscuros para nuestras comunidades. El paso que sigue es seguir resistiendo, porque de la muerte nace la vida y nosotros elegimos el camino de la vida”.

Texto: Zacarías Cervantes/ Foto: El Sur