1 agosto,2020 2:00 pm

Viven como duelo los síntomas leves de Covid-19

Algunos pacientes de Covid han experimentado síntomas como fatiga y dificultad para respirar que se prolongaron por varios meses

Ciudad de México, 1 de agosto de 2020. Son la mayoría, pero casi nadie habla de ellos.

En la Ciudad de México, el 77 por ciento de lo casos confirmados de Covid-19 se ha enfrentado a la enfermedad desde su casa.

De forma intempestiva, sus síntomas aparecen dosificados o de bote pronto; confundibles con una gripita o mezclados con un cansancio que absorbe toda su energía; constantes y fuertes durante varios días, o que se van poco a poco.

Para quienes tuvieron Covid-19 leve, padecer la enfermedad fue como un duelo, en lo emocional. La mayoría, jóvenes de menos de 30 años.

“Uno quiere creer que es cualquier cosa menos Covid, también surge la culpa, ‘¿qué pasó, si yo me estaba cuidando? Pensaba que no podía pasar a mí'”, dijo Karla Tamez, médico interno.

La obligación de estar aislados en casa durante 14 días, sin necesitar hospitalización, completa su cuadro emocional: un desasosiego similar a la muerte de un ser querido.

Pero su pérdida es diferente, es la salud y la certidumbre la que desaparecen.

La negación les llega casi al mismo tiempo que la primera molestia. Intentan darle diversas explicaciones, lo esconden no sólo del otro, sino de ellos mismos.

“Me empecé a sentir muy cansada y dije: ‘no, es psicológico, he trabajado mucho’, aunque era un cansancio excesivo”, aseguró Tamez.

“Durante una semana me estuvo doliendo mucho la cabeza. Nunca pensé que fuera Covid, incluso consideré la migraña”, recordó Brandon García.

Al segundo o tercer síntoma empieza la negociación, en ese momento reconocen que lo que sienten podría, aunque aún lo ven poco probable, ser Covid.

“Febrícula que luego se volvió fiebre”, explica Karla.

“Fiebre y tos, que creció a neumonía. Con la fiebre dije: es Covid”, agrega Brandon.

Se hacen la prueba aún con la esperanza de resultar negativa al SARS COV 2, la etapa de la depresión por lo general llega antes que el resultado de la prueba, cuando sienten más o peores síntomas.

“Soñaba mucho con mi familia y no quería ponerme grave, pensaba que si me hospitalizaban me iba a morir, el oxímetro indicaba que se me iba el oxígeno, pero nunca requerí hospitalización”, dice la chef Julia.

Para algunos, recibir el resultado es sólo el empujón que les permite dar el siguiente paso: aceptación.

Y como cualquier duelo, siempre deja una marca emocional.

Al final, al proceso de duelo que han vivido le suman el aprendizaje.

Sufren meses el “Covid eterno”

Aunque se estima que la persistencia del Covid-19 en el cuerpo es de entre 15 y 20 días, hay personas a quienes los síntomas se les han prolongado hasta por cuatro meses.

Es el caso de Rodolfo Vázquez, vecino del Municipio Nicolás Romero, en el Estado de México, quien asegura que ha atravesado por tres etapas de sintomatología.

“Empecé por ahí del 22 de marzo con fiebre, dolor muscular muy severo. No podía yo dormir del dolor. Después vino la fiebre que no se controlaba con nada. Ahí empecé a sospechar que esto no era un catarro”, dice Vázquez.

La fiebre cedió y, cuando creía que la enfermedad iba en retirada, los malestares respiratorios se acentuaron, por lo que el 14 de abril acudió a realizarse una prueba, que resultó positiva.

“Fue entonces que se me empezó a desarrollar una tos muy fuerte. Tenía que ir al baño de tanta tos a volver el estómago.

“Ésa fue la segunda fase, que le llaman reactivación. Tuve tres días fatales sin respirar bien y esto me duró todo abril”, contó.

A partir de mayo, Rodolfo ha tenido que aprender a vivir con sensación de asfixia y dolores musculares, los que considera ya como secuelas irreversibles.

“Quedé con daño en bronquios, me sofoco muy fácilmente y me duelen los músculos. ¿Se me van a quitar? ¿Voy a aprender a vivir con ellos? ¿Van a empeorar?”, se pregunta.

“Los médicos están atados de manos. Me dicen que son secuelas que todavía desconocemos. Nadie sabe qué está pasando con este virus. Ahora sí que ya llevo de marzo a la fecha padeciendo esta porquería, ha sido un calvario”.

Rodolfo es también profesor de Medicina Veterinaria en la UNAM y refiere que, aunque pertenecen a familias distintas, ve similitudes entre el Covid-19 y el moquillo canino.

“El moquillo se presenta en dos fases, dos picos de fiebre y tiende a durar mucho tiempo, genera diarreas e inflamación pulmonar y muscular. Por eso, entre colegas nos atrevemos a decir ‘ya me dio moquillo’, por la similitud”, bromea el académico.

Otro caso es el de Yuliana, quien lleva ya tres meses con síntomas de Covid-19.

“Empecé en mayo, todo muy leve, un ligero dolor en la garganta; de repente, como dos días después de eso empecé a sentir como un tirón de cabellos en la cabeza, mareos bien extraños”, relata Yuliana, quien trabaja en la sector hospitalario.

Sus síntomas se agravaron a mediados de mayo y fue cuando le confirmaron que dio positivo.

“A las dos semanas se puso más intensa la cosa, empecé a presentar muchísima fatiga, cansancio; la tos y mareos escalaron, los malestares estomacales y un dolores de cabeza terrible.

“De verdad, me quería yo arrancar la cabeza”, aseguró.

Al día de hoy, comenta que hay intervalos de varios días donde parece que todo terminó y, de pronto, regresan con fuerza los dolores de pecho y los mareos, que son los que más preocupan porque podrían significar una afectación neurológica.

“Es un bicho rarísimo, lo más curioso es que de repente te empiezas a sentir muy bien, ‘¡Ey, ya la libré!’ y al día siguiente, el pecho te duele horrible, unos mareos como si te sacudieran la cabeza por dentro. Tengo temor de que esto se complique”, finalizó Yuliana.

Texto: Amallely Morales / Agencia Reforma / Foto: Jessica Torres Barrera-Archivo