La cinta del mexicano también compite en las categorías de Fotografía, Diseño de Producción y Vestuario. Raya y el último dragón, codirigida por el capitalino Carlos López Estrada, busca el reconocimiento a Mejor Película Animada. Destacan El poder del perro, con 12 menciones y Duna, con 10. Buscan el galardón a Mejor Dirección Steven Spielberg, Paul Thomas Anderson, Jane Campion, Ryusuke Hamaguchi y Kenneth Branagh
Ciudad de México, 9 de febrero de 2022. En medio de unas nominaciones al Oscar dominadas por El poder del perro (12 candidaturas), un western que deconstruye la masculinidad, y Duna (10), una space opera con connotaciones filosóficas, brillaron dos mexicanos.
El callejón de las almas perdidas, del tapatío Guillermo del Toro, alcanzó cuatro candidaturas (Película, Fotografía, Diseño de Producción y Vestuario), y Raya y el último dragón, codirigida por el capitalino Carlos López Estrada, una (Película Animada).
“A Guillermo lo amo, felicidades porque su película es maravillosa”, compartió Jessica Chastain, nominada como Mejor Actriz (The secret eyes of Tammy Faye) y quien trabajó con Del Toro en La cumbre escarlata.
Esta es la segunda película en la carrera de Del Toro que es considerada en la categoría de Mejor Película, luego de que La forma del agua brillara en 2018 y se llevara el máximo premio de la noche, además de uno a Mejor Director.
El nuevo filme de Del Toro, un homenaje al cine noir y de antaño, ubica al espectador en Nueva York, en la década de los años 40. Ahí, un estafador de poca monta une fuerzas con una vidente y su esposo para realizar un atraco millonario.
“(Carlos) me dice: ‘Mamá, estamos nominados’. ¡Dios bendito! Lloré por él, y él estaba súper emocionado”, expresó sobre López Estrada su madre, la productora de Televisa, Carla Estrada.
En los anuncios de ayer, Noche de fuego, de Tatiana Huezo, no pasó el corte de Película Internacional, categoría donde la rival más fuerte es la japonesa Drive my car, que aspira a repetir el éxito de la coreana Parásitos, con cuatro nominaciones.
Otros largometrajes con presencia mexicana destacaron, como CODA: Señales del corazón, donde actúa Eugenio Derbez, y King Richard, en la que tiene una participación la tenista Marcela Zacarías, pues tuvieron 3 y 6 menciones, respectivamente.
En la gala que se realizará el 27 de marzo en el Teatro Dolby, la estatuilla reina, Mejor Película, se la disputarán El poder del perro, Duna, El callejón de las almas perdidas, No miren arriba, Drive my car, Licorice Pizza, Amor sin barreras, Belfast, King Richard y CODA.
Chastain comparte categoría con Olivia Colman (La hija oscura), Kristen Stewart (Spencer), Penélope Cruz (Madres paralelas) y Nicole Kidman (Being the Ricardos).
Javier Bardem (Being the Ricardos), Benedict Cumberbatch (El poder del perrro), Will Smith (King Richard), Denzel Washington (La tragedia de Macbeth) y Andrew Garfield (Tick, tick, boom!) aspiran a Mejor Actor.
Mejor Dirección, quedará entre Steven Spielberg (Amor sin barreras), Paul Thomas Anderson (Licorice Pizza), Jane Campion (El poder del perro), Ryusuke Hamaguchi (Drive my car) y Kenneth Branagh, cuya Belfast se hizo fuerte con siete candidaturas en total.
“Es un reconocimiento a momentos muy íntimos y de reflexión sobre lo que muchos vivimos en el encierro”, compartió Branagh.
No es tan frecuente que ocurra, pero Mejor Canción Original parcerá un festival musical: Billie Eilish y Finneas (No time to die, de Sin tiempo para morir), Lin Manuel Miranda (Dos orugitas, de Encanto), Diane Warren Somehow you do, de Four good days), Van Morrison (Down to Joy, de Belfast) y Beyoncé y DIXSON (Be alive, de King Richard).
Roadtrip con ritmo
¿Es la nueva Parásitos? ¿Es él el nuevo Bong Joon-Ho?
La cinta Drive my car, del japonés Ryusuke Hamaguchi, ha sido, para muchos, esa experiencia visual y estética que puede comprarse con el deslumbramiento.
Es otra cinta asiática capaz de conciliar a la cinefilia más festivalera con el mainstream, el gran público.
Desde su debut, en el Festival de Cine de Cannes, donde obtuvo el premio al Mejor Guión, creció como bola de nieve.
Ayer logró su consagración: fue nominada a cuatro premios Oscar (Película, Director, Guión Adaptado y Película Internacional).
Oriundo de Kanagawa, su autor no es ningún advenedizo del séptimo arte, sino que a sus 43 años es una de las figuras más rutilantes del cine de autor contemporáneo de su país.
Lejos de las superproducciones, sus largometrajes son experiencias íntimas, reflexivas, poéticas, llenas de coincidencias y filmadas con un ojo de documentalista.
Ahí está Happy hour (2015), una colosal obra de cinco horas y media sobre la relación de cuatro amigas amas de casa, o Asako I & II (2018), sobre la infatuación amorosa de una mujer por dos hombres que lucen idénticos.
A Hamaguchi le gusta adaptar novelas o cuentos que lo sobrecogen, como sucedió con Drive my car (como la canción de Los Beatles), relato del escritor Haruki Murakami incluido en su antología Hombres sin mujeres.
No es la primera vez que alguien lleva a la pantalla al autor de Tokio Blues, obsesionado con historias de hombres solitarios y sucesos extraños, pero sí que se hacen con tal rotundidad.
Sabedor de que la literatura y el cine son artes distintos, Hamaguchi tejió el guión de su Drive my car con elementos de otros cuentos de Murakami (Sherezade, Kino), para dar profundidad a sus personajes sin profanar su espíritu.
De tres horas de duración (sus títulos iniciales corren hasta el minuto 40), es un viaje por la autopista del dolor, la culpa y la pérdida a través del encuentro, en Hiroshima, entre un director teatral viudo con una conductora que perdió a su familia.
La fuerza de las películas de este admirador de Éric Rohmer, John Cassavetes y Kenji Mizoguchi estriba en los diálogos.
En el caso de Drive my car, en que el protagonista monta una versión escénica y multilingüe del Tío Vania, las líneas de Antón Chéjov se desdibujan entre los dramas propios de los personajes: hablan en la historia teatral pero también en el universo de la película.
El vehículo al que hace alusión el título, un Saab 900 rojo, es el microcosmos desde el cual Yusuke Kafuku (Hidetoshi Nishijima) y Misaki Wataro (Toko Miura), taciturnos “héroes” del filme, lidian con sus fantasmas.
Lo hacen con palabras, pero también con silencio, porque la información de este relato introspectivo se revela a cuentagotas.
Hace historia documental animado
Flee, el documental animado sobre un refugiado afgano que huye de la persecución política e ideológica en su país, hizo historia como la primera producción de su tipo en ser nominada al Oscar como Mejor Película Internacional, Documental y Película Animada.
Representante de Dinamarca, la cinta fue escrita y dirigida por Jonas Poher Rasmussen, oficialmente candidato a la estatuilla por documental y filme animado; en Película Internacional, el reconocimiento es para el país.
“Todo ha sido un viaje fantástico. No tenía más expectativas que el público la viera, y es lo que sigo pensando. Adoro que la gente hable bien de ella y que le parezca conmovedora.
“Es un filme hecho con el esfuerzo de años, de un equipo grandísimo. Es una historia con dibujos animados hechos con todo el corazón y el deseo de expresar apropiadamente lo que buscaba la película”, compartió Poher Rasmussen, quien enfatizó el esfuerzo de las productoras Final Cut for Real y Sun Creature Studio.
Agregó que una de las grandes fortalezas de la historia es que revela el viacrucis que vivió un joven de la comunidad LGBT que escapó de Afganistán, junto con su familia, porque tras la desaparición de su padre no era seguro sobrevivir al talibán.
“Obviamente, no podemos revelar la identidad de Amir (seudónimo del testimonio principal), pero es maravilloso que la gente se interese por ver la película y sepa de este mensaje, de esta historia tan llena de sueños y vida”.
Coproducida por Riz Ahmed y Nikolaj Coster-Waldau (quienes, además, ponen voz a la versión en inglés), Flee ha sido muy celebrada por su concepto y narrativa por figuras como Guillermo del Toro, Jai Courtney, Maggie Gyllenhaal y Chloé Zhao, entre otras.
Texto: Agencia Reforma
