13 abril,2019 6:05 am

“Yo no soy una política, pero para defender nuestros derechos no necesito estudio”: Nestora

No será una “especialista” de los temas que toca en el Senado, pero ha pasado por situaciones que pocos de sus colegas conocen de primera mano, dice la ex comandante de la CRAC-PC.
El Sur / Ciudad de México, 13 de abril de 2019. Sin su uniforme, Nestora Salgado parece fuera de sitio. Ha pasado más de un lustro desde su encarcelamiento, desde que su imagen se relacionara directamente con la camiseta verde, cachucha negra y botas de montaña con la que recorría la sierra de Guerrero cuando se desempeñaba como comandante de la Policía Comunitaria de la Coordinadora Regional de Autoridades Comunitarias (CRAC-PC). Hoy Nestora luce aún insegura entre los pulcros pasillos del Senado de la República, entre los funcionarios encorbatados y los términos jurídicos.
“He sido atacada. Me quieren retirar de este puesto con el argumento de que no tengo preparación”, declaró hace unas semanas, durante el conversatorio –convocado por ella– sobre un Nuevo Modelo de Atención a Víctimas. “Pero para defender nuestros derechos no necesito estudio. Nosotros trabajamos desde abajo, donde está el dolor. Eso no se aprende en la universidad”.
Al ser un cargo de elección popular, nadie puede removerla de su escaño, a menos que cometiera un delito.
Sin dominar el lenguaje legislativo, la participación de Nestora en conferencias, foros o debates del Senado consiste casi siempre en la tímida lectura de una iniciativa. Como si prefiriera no improvisar frente a los discursos de los expertos.
La mañana del viernes 12 de abril sucedió de nuevo. Nestora convocó al foro Situación de las personas defensoras de los derechos humanos ambientales para anunciar que, ante la situación de emergencia que viven los activistas ambientales en el país –21 fueron asesinados el año pasado–, impulsaría desde el Senado que México ratifique su adhesión al acuerdo de Escazú, el cual responsabiliza al Estado de la protección y seguridad de los defensores del medio ambiente.
“Yo no sé cuánto va a durar esta oportunidad –comenta la senadora guerrerense después del evento y refiriéndose a su puesto en el Senado–. Por eso yo siempre les pido ayuda. Yo voy a hablar con todos los especialistas que pueda para entender estos procesos tan complicados. Para que podamos hacer las cosas bien”.
“No es lo mío”
 Nestora tiene prisa. Mientras otros legisladores guerrerenses presentan iniciativas para eliminar el horario de verano (como Félix Salgado Macedonio) para impedir el derecho de las mujeres a la interrupción legal del embarazo (como Manuel Añorve Baños), las propuestas de Nestora no se andan por las ramas: los derechos políticos de los presos, la extrema burocracia en que opera la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, el desplazamiento forzado de cientos de comunidades.
“Es que yo no soy de este ambiente, pues –dice en entrevista con El Sur– no es lo mío. Y sé que la oportunidad que me dio el presidente (Andrés Manuel López Obrador) no se va a repetir.
“Yo no soy una política. Yo no busqué este puesto, me lo ofrecieron. La única razón por la cual acepté es porque es una oportunidad de llevar la lucha a una tribuna política. Y me toca desde impulsar una ley, meter iniciativas, puntos de acuerdo, todo lo que se pueda voy a hacer. Yo tengo que aprovechar esto al máximo, porque no va a durar mucho”.
Al fondo de su oficina en el Senado, sobre una pequeña mesa, hay una gran caja de madera, pintada de blanco y decorada con elegantes florituras doradas. Es una de las típicas cajas producidas por los artesanos de Olinalá, Guerrero. Nestora cuenta que es un regalo destinado a Andrés Manuel, pero que no ha podido dárselo. “El día que se lo íbamos a entregar había muchísima gente y no pudimos ni meterla”.
Resulta curioso ver a la ex comandante en este contexto, vestida con ropa formal, maquillada, lejos de la sierra y de las armas, aprendiendo protocolos y diplomacias, siguiendo reglas de un sistema al que criticó.
“Lo que me tocó vivir cuando fui policía comunitaria me hizo darme cuenta de la falsedad de los gobiernos, del Ejército, de la Marina. Es una farsa. Yo solía admirar a los militares, pero mi confianza se perdió por completo cuando me di cuenta de sus métodos de trabajo. Ellos mismos me ofrecían drogas o armas a mí, como policía comunitaria, para que se los sembrara a la gente que deteníamos y pudieran ponerlos a disposición de las autoridades. Luego de lo que vi, luego de lo que yo misma viví, ¿cómo voy a creer que todos los presos están en la cárcel por los delitos que se les imputan?”.
La Guardia Nacional, tema complicado
–¿Y qué opina de la manera en que se está echando a andar la Guardia Nacional, con un militar a la cabeza?
–Es complicado. Yo siempre he dicho que a los militares hay que sacarlos de las calles. Así se dijo siempre. Y no estoy de acuerdo con que ellos se encarguen de la seguridad. Son abusivos, están entrenados para matar, no para mediar, no para pacificar. Pero ha aumentado la extorsión. Han aumentado los secuestros, los asesinatos, todo. Dicen que la Guardia Nacional es necesaria porque la situación es muy complicada. Yo quisiera decirte: sí, se va a resolver así el problema. Pero personalmente yo creo que se va a agudizar. Yo apoyé a López Obrador en la votación porque le tengo confianza. Ahora bien, en este tema, él insiste en que es necesario. Órale pues, por la misma confianza que le tengo, lo apoyo.
–Usted ha sido muy dura últimamente, tanto en sus declaraciones como en sus propuestas, especialmente con temas como el desplazamiento forzado o la atención a víctimas.
–Yo veo que no hay un interés político en resolver esos temas. El desplazamiento, por ejemplo: el gobernador debería hacer mucho más y yo creo que no tiene voluntad. Ni él ni muchas autoridades.
“Sé que no les gusta que ande sacando esos temas”
 Hace poco más de un mes, Nestora propuso un punto de acuerdo para pedir a Jaime Rochín del Rincón, titular de la Comisión Ejecutiva de Atención a Víctimas, que presente ante el Senado un informe público sobre las acciones y políticas que impulsa. La propuesta de inmediato obtuvo eco entre académicos, abogados, colectivos de víctimas y activistas de derechos humanos.
–Yo veo un problema más allá –prosigue Nestora–. No sólo no se está atendiendo a las víctimas, tampoco se están atendiendo las causas del problema. Así no sirve, no funciona.
–¿Cuáles son las causas? Se habla mucho del crimen organizado pero también de intereses económicos de otros grupos.
–Es un círculo. Lo veo desde mi experiencia. El crimen organizado tiene un objetivo y sirve a alguien. A un interés económico. A un interés político. Están las mineras, por ejemplo, que usan al crimen organizado para desplazar a las comunidades.
El miércoles pasado la senadora exhortó a la Fiscalía General de la República a presentar avances de la investigación respecto a las más de 20 mil armas vendidas a fuerzas federales y policías estatales del país, según reportes oficiales que posteriormente “fueron reportadas a la Secretaría de la Defensa Nacional como extraviadas o robadas”.
Nestora pidió a la FGR que informe también si existe algún proceso abierto contra los responsables de la venta ilegal de armas alemanas a México.
–Yo sé que no le gusta a muchos que ande sacando estos temas. Pero para eso estoy aquí, pues. ¿Dónde están esas armas? ¿En manos de quién? Es que no son dulces. Y tampoco son cinco armas, ¡son 20 mil! Y si me apuras, yo no creo que hayan sido robadas.
Es fácil entender por qué son “estos temas” los que le inquietan a Nestora Salgado. En febrero pasado, Heckler & Kotch, una de las empresas armamentistas más poderosas del orbe, fue sentenciada a pagar una multa de más de 4 millones de dólares por la venta ilegal de armas a México.
Esas armas, se presume, fueron usadas durante el secuestro de los 43 estudiantes de Ayotzinapa y en otros momentos de represión a activistas y luchadores sociales.
“Mi historia de vida es lo que me sostiene”
Otra de las iniciativas de Nestora busca reformar la Ley Nacional de Ejecución Penal. El objetivo principal es que los infantes que viven con sus madres dentro de las cárceles tengan un mínimo de dignidad de vida dentro de su reclusión.
La senadora fundamentó el proyecto de ley con los datos del último Informe Especial sobre las Hijas e Hijos de las Mujeres Privadas de la Libertad en los Centros de Reclusión de la República Mexicana, publicado por la Comisión Nacional de los Derechos Humanos (CNDH): del total de mujeres encarceladas, 88 por ciento son madres y se tiene registro de al menos 600 niñas y niños que viven en prisión con ellas.
–Prácticamente todas las iniciativas parecen partir de su propia experiencia: ya sea como presa política, como luchadora social o como habitante de Guerrero.
—Acepté este puesto por eso, ya te lo dije. Es una oportunidad de seguir ciertas luchas. Y también por todo lo que he vivido. Eso, mi historia de vida, es lo que me mantiene aquí, lo que me sostiene. En el caso de los niños en prisión, por ejemplo, a mí me impresiona que tienen miedo de los colores. Porque muchos nacieron allí y están acostumbrados a un cuarto blanco, a un muro gris, a un solo color de ropa; cuando llega una persona de afuera con otro color, les asusta. ¿No te parece horrible? ¿Por qué un niño tiene que vivir en esas condiciones? La madre acaso es culpable, pero el menor debe tener otras opciones de vida, derecho a la salud, a la educación, a la cultura, a ser niño, niña.
–Usted impulsó otra iniciativa, para que los presos no perdieran su derecho al voto.
–En México primero te ponen en custodia, y luego averiguan si eres culpable. ¿Por qué tendrías que perder tus derechos políticos si sólo estás en custodia? Y aunque recibieran sentencia de culpabilidad: la libertad ya la perdieron. No sabes lo que es estar en prisión. El hecho de perder tu libertad implica tener menos derechos que una hormiga. ¿Por qué quitarte más? El Estado tiene la obligación de garantizarte todos los demás derechos, como la salud. Porque tú entras a la cárcel sana y sales enferma. Física y p
sicológicamente.
Antes de despedirse, Nestora relata que en la cárcel de Tepepan, donde estuvo, casi todos los días llegaban a la torre médica mujeres que habían intentado suicidarse. O llegaban ya muertas.
“A mí me tocó saber de una chica que se ahorcó.  Cuando la encontraron, lo que reportaron es que acababa de morir, que le dieron primeros auxilios. Era mentira: se reportó y todavía duró un largo tiempo ahí, colgada.
“Los médicos de las cárceles trabajan para encubrir al sistema penitenciario, no para apoyar a la gente… Si un médico verdaderamente hablara de lo que pasa al interior de la prisión, de los golpes de los custodios, de cómo prostituyen a las jóvenes. Eso pasa. Hasta los mismos médicos pagan por mantener relaciones sexuales con las presas. Eso es la verdad. Y me voy a meter en problemas por decirlo. Pero yo lo vi”.
Entrevista: Carlos Acuña / Foto: Twitter