31 diciembre,2017 7:20 am

Un hecho trascendental

Reyes Betancourt Linares.

Entre lo sucedido de mayor trascendencia en el año que hoy concluye, me gustaría destacar uno que es importante para nuestro país y para el Estado de Guerrero, en lo particular: El reconocimiento de nuestro compatriota Víctor Cruz Atienza como uno de los 10 científicos más relevantes de 2017, hecho por la prestigiada revista británica internacional Nature.

Cruz Atienza es el jefe del departamento de Sismología del Instituto de Geofísica de la Universidad Nacional Autónoma de México, reconocido por sus trabajos de precisión de modelos sísmicos. Estos cálculos en papel se verificaron empíricamente con cada derrumbe ocasionado por los sismos que afectaron a más de 230 municipios de los estados de Oaxaca, Chiapas, Morelos, Puebla, Estado de México, Tlaxcala, Guerrero y, sobre todo, la ciudad de México; los días 7 y 19 de septiembre; dejando más de 250 mil damnificados, 369 muertos, mil 900 heridos y daños en más de 180 mil construcciones (Anuario 2017 de Reforma, 22/12/17).

El del 7 de septiembre por la noche, alcanzó una magnitud de 8.2, es el sismo de mayor intensidad registrado desde 1985. El del 19 de septiembre fue de 7.1 y se sintió a las 13:14 horas, afectando el centro y sureste del país; después del simulacro realizado para recordar al que tuvo lugar en 1985. En nuestra entidad los municipios dañados por los sismos fueron ocho de los 15 de la región Norte: Atenango del Río,  Buena Vista de Cuéllar, Copalillo, Huitzuco, Pilcaya, Taxco, Tepecoacuilco y Tetipac; registrándose más de 600 viviendas dañadas y seis muertos.

El geofísico mexicano probó que el sismo que afectó a la capital del país, se comportó como sus modelos lo habían previsto y sirvió básicamente para aportar información útil a las personas que vivieron esta contingencia. Asimismo, nuestro laureado compatriota, fue reconocido, entre los 10 homenajeados, por participar en un proyecto en coordinación con científicos japoneses para llevar a cabo el monitoreo de la brecha sísmica localizada en el Pacífico, al sur del litoral guerrerense. Esta área geográfica, en la cual se ubica Guerrero, no ha registrado un terremoto mayor de magnitud siete, en más de un centenar de años, por lo que acumula una gran cantidad de energía, razón por la cual la posibilidad de darse un movimiento telúrico brusco está latente.

“Lo que estamos haciendo en Guerrero no tiene precedente en México y prácticamente no se ha hecho en el mundo”, asegura nuestro científico galardonado. “Da gusto que una revista de esta naturaleza tenga la sensibilidad de ver este esfuerzo como algo valioso “, reconoce Cruz Atienza (El País, 19/12/17). Por otra parte, señaló que el sismo del 19 de septiembre fue más destructivo porque el epicentro estuvo a 120 kilómetros de la Ciudad de México con la característica de intraplaca, pues se originó en el interior de la placa oceánica de Cocos, cercana al litoral guerrerense.

Los modelos teóricos en los cuales ha trabajado el investigador universitario, ayudan a entender mejor los temblores, de qué tamaño será su intensidad, en qué zonas se podrían concentrar sus daños. Así también conocer las zonas de mayor riesgo sísmico, en el caso de la Ciudad de México, un ejemplo sería que la fase intensa de un sismo dure 30 segundos en Ciudad Universitaria, un lugar de roca firme; en tanto que en las áreas cercanas al centro de la ciudad la fase podría ser de 90 segundos por la diferencia de sedimentos en ambas zonas.

Por lo relatado resulta relevante el trabajo de investigación sobre este tema, que se está realizando con los científicos japoneses, con una duración estimada de cinco años, y un avance de dos. Es un proyecto muy ambicioso, pues pretende mitigar los riesgos por terremotos y tsunamis, en el cual participan más de 60 investigadores mexicanos y japoneses. Nuestro equipo nacional está liderado por Víctor Manuel Cruz Atienza.

Estos trabajos de investigación están siendo financiados, en dos terceras partes por el gobierno de Japón y la otra tercera parte la cubre la UNAM y el Conacyt. Sin embargo, en opinión de Cruz Atienza, se requiere un millón de dólares adicional que permitiría entender mejor lo que está ocurriendo en la brecha sísmica de Guerrero, y así poder tomar mejores medidas preventivas; agregando, el destacado investigador, que: “Por cada peso invertido en prevención de sismos, el gobierno se ahorraría 10” (El País, 21/12/17). Y los guerrerenses podríamos añadir que esta inversión ayudaría a evitar más muertes de quienes vivimos en esta entidad, por la toma de medidas preventivas, en caso de que ocurran estos sismos, los cuales quisiéramos que nunca sucedieran.