22 mayo,2024 2:46 am

Otis destruyó su casa mientras esperaba los cuerpos de sus nietos asesinados, recuerda vecina de la colonia Ampliación Barranca de la Laja

 

Acapulco, Guerrero, a 22 de mayo de 2024.- La señora Leticia Palacios, vecina de la colonia Ampliación Barranca de la Laja, fue damnificada por el huracán Otis. Ese día por la noche esperaba la llegada de los cuerpos de sus dos nietos, que fueron asesinados, para velarlos, cuando impactó el meteoro y derrumbó su casa.

Las intensas ráfagas de aire de más de 230 kilómetros por hora arrasaron con la madera y la lámina galvanizada, material con la que estaba construida su vivienda, y en la que vivía desde hace 35 años.

Ella y sus familiares tuvieron que refugiarse en la casa de una vecina, construida de concreto y que en ese momento se encontraba deshabitada. Debido a que la luz se había ido, usaron la lámpara de su teléfono celular para poder dirigirse a la vivienda a refugiarse.

“Estábamos todos parados, mojados, ahí estuvimos mojados porque ni ropa sacamos, con una cobijita se taparon a los niños más pequeños, ya hasta el otro día que empezamos a ver qué íbamos a comer, fueron a buscar jamón, pan. para comer, porque no teníamos nada”, dijo la señora Leticia Palacios.

A casi siete meses del huracán, ella tardó tres meses para volver a levantar su casa, compró lámina, madera, porque el apoyo que le dio el gobierno federal no le alcanzaba para hacerlo de concreto, y pidió un préstamo a la palabra, pero no se lo dieron.

La colonia Ampliación Barranca de La Laja, que está a espaldas de la Clínica 2 del Instituto Mexicano del Seguro Social y del hospital Militar, a metros de su casa se encuentra un canal pluvial, que está sucio, escurre agua de drenaje y hay láminas.

Conforme platicaba de cómo vivió esa noche y madrugada del impactó del huracán, sus ojos empezaron a humedecerse hasta que soltó el llanto, “fue una cosa muy triste, pero a nosotros sí nos fue mal, lo que nos pasó con mis nietos, todavía no me puedo recuperar, hay ocasiones que me gana el llanto, me gana la tristeza de acordarme de mis nietos”.

“Se llevó mi casita que con mucho trabajo la construimos con mi esposo, la tuvimos que volver a levantar, mi marido y mi otro nieto”, contó, y mencionó que volvió a utilizar ese material porque “con el dinero que nos dieron, lo poquito se utilizó, porque no nos iba a alcanzar y teníamos que tener un lugar donde dormir”.

Recordó que su marido tenía un cuarto donde arreglaba televisores, es técnico, antes del huracán le habían llevado varias televisiones para arreglarlas, pero se dañaron con la lluvia, pero no recibió apoyo, “a pesar de que anduvimos buscando para que lo censaran”.

En la casa que se refugiaron esa noche del huracán estuvieron viviendo tres meses en lo que levantaron su nuevo hogar; en ese tiempo no había agua y les tocaba tener que acarrearla para poder lavar su ropa, trastes y para aseo personal.

“Como a los tres meses empecé a arreglar mi casita, no lo hice de material porque no me alcanzaron 43 mil pesos para construir, pensamos hacer un cuarto de aquel lado, para poder refugiarnos porque no se puede hacer, el material hasta la fecha lo están dando bien caro, en algunos lugares ya le bajaron, pero sigue estando caro”, platicó.

Esta consciente de que ya empezó la temporada de lluvias y que de acuerdo con Protección Civil del estado y del municipio se prevén que habrá huracanes fuertes, “esperamos que no sean como Otis, queremos hacer un cuarto de material, pero apenas nos alcanza para ir al día, confiamos en Dios que las lluvias no vengan muy fuertes”.

“Tenemos que seguir con nuestras vidas, aunque se dañaron todas nuestras pertenencias, los aparatos, todo lo tuvimos que tirar”, dijo y recordó que estuvo varios meses cocinando con leña, hasta que recibió los enseres domésticos que entregó el gobierno federal.

De los cuerpos de sus nietos, que habían sido levantados y hallados muertos, dijo que se los entregaron ocho días después del huracán y ya no los velaron los llevaron directo al panteón. “Los cuerpos de mis nietos no lo pudimos velar, estuvieron en El Quemado, ocho días, ahorita mis niños ya están descansando, ya no van a sufrir lo que nosotros con estos cambios de temperatura, y si llegan huracanes fuertes”.

En la colonia Ampliación Barranca de La Laja, hay viviendas a las que se les fueron las láminas y algunos ya arreglaron, incluso algunos no pusieron lámina galvanizada, sino ahora tipo teja, y otros le están echando colado de cemento para estar más asegurados.

Texto y foto: Aurora Harrison