2 septiembre,2023 9:56 am

A los 62 años, el tenor mexicano Ramón Vargas todavía debuta en papeles como “Don José”

Habla el destacado cantante en entrevista sobre la puesta de Carmen, en Austria, con la mezzosoprano letona Elina Garanca

Ciudad de México, 2 de septiembre de 2023. “Ando todavía debutando roles a los 62 años”, expresa Ramón Vargas.

El tenor al fin dio vida a Don José en Graz, Austria, el mes pasado, arropado por Elina Garanca como Carmen, uno de los papeles rúbrica de la mezzosoprano letona.

Y ella no tuvo más que elogios para el mexicano una vez terminada la función. “De verdad, Ramón, hiciste un gran Don José, y mira que la he cantado con todos; nada más me faltabas tú”.

La crítica de Austria también lo aplaudió.

“Más que la actuación, es el carácter que tú le quieras dar a Don José, expresa en entrevista Vargas sobre el protagónico de Carmen, una ópera dramática en cuatro actos con música de Georges Bizet y libreto en francés de Ludovic Halévy y Henri Meilhac, basado en la novela homónima de Prosper Mérimée.

“Yo lo considero un pobre desgraciado, inseguro, violento, por eso sus inseguridades, muy frágil… Y yo le di ese carácter doloroso; la fortuna lo lleva por donde él no quiere. Lo manejo de esa manera y funcionó, porque si yo le doy el manejo solamente de fuerza, no me queda; para eso hay cantantes que lo pueden hacer mejor que yo. Por eso digo que hay que reconocer tus límites”.

Un papel varias veces pospuesto por el tenor y que tenía que haber debutado en la Grand Opera de Houston, un teatro que le servía como trampolín para probarse en nuevos roles. Así lo hizo, por ejemplo, con Romeo y Julieta, de Gounod, antes de llegar a la Metropolitan Opera House de Nueva York, y con Los cuentos de Hoffmann, de Offenbach.

Por su gran aprecio por el cantante, David Gockley, director general del teatro texano hasta 2005, programaba aquellos títulos que Vargas deseaba debutar. Y entendió las razones del tenor cuando le canceló Carmen: no sentía que fuera un buen momento para abordarlas y buscaba evitar que esos roles le crearan problemas a futuro con la voz.

“Siempre me preguntan cuál ha sido mi secreto. Pues mi secreto es saber reconocer mis límites”.

Vargas encara ahora un reto mayúsculo, el debut de su primer rol wagneriano: Lohengrin, previsto para dentro de año y medio.

“Wagner no es fácil de cantar para mí”, acepta el tenor, aunque, enfatiza, Verdi es mucho más demandante. “Verdi decía que para cantar a Wagner no se necesita a un cantante sino a un atleta, por lo largo y difícil que son sus roles”.

El Caballero del Cisne será el único papel wagneriano dentro de su repertorio.

“Llego a Lohengrin porque me gusta mucho, pero no hay mucho qué cantar de Wagner para mí”, reconoce quien –aficionado al boxeo, como su padre– gusta de comparar las categorías de los pugilistas con las voces distintas del tenor: “Yo creo que es la única (ópera de Wagner) que puedo cantar, pero ninguno de los otros roles; es como meterse con Mike Tyson (peso pesado), y yo soy un peso medio”.

Contados son los tenores de su generación que siguen en activo como él, recalca. El italiano Roberto Alagna, unos años menor, es uno de ellos.

“Eso dice varias cosas de mí: una es que algo habré hecho bien. Ya somos los últimos de los mohicanos”, expresa con humor.

Y del boxeo salta a futbol, y refiere al desgaste de las distintas cuerdas vocales: “Los tenores duramos menos, somos como los centros delanteros en el futbol, somos a los que más patadas les dan, y los bajos son como los porteros”.

Por lo pronto, añadirá a su repertorio el Pollione de la ópera Norma, de Bellini, con el Teatro Comunale di Bologna de gira por Japón en noviembre próximo, con lo cual llegará a 70 roles principales en su carrera desde su debut en el Palacio de Bellas Artes hace 40 años, aunque admite que no lleva bien la cuenta. Y habría que sumar también los papeles menores que cantó con el estudio de la Ópera Estatal de Viena y con el Teatro de Lucerna, compañía con la que firmó su primer contrato en Europa.

“El cantante aprende a cantar en el escenario; dicen los italianos que a cantar se aprende comiendo polvo del escenario”, recuerda Vargas.

Aunque también ha dejado atrás otros papeles, ya no acordes con su edad.

“Mi voz ha cambiado bastante, pero no lo suficiente como para tomar un repertorio lírico spinto. Mi voz se ha mantenido lírica, con un color, como diría mi maestro (Rodolfo) Celletti, ‘voce di amoroso’, pero yo ya no soy joven; el repertorio del Fausto, del Romeo, ya no me queda, ya no doy la pinta. Son cosas que hay que ir aceptando”.

Vargas cumplirá 63 años el 11 de septiembre, al día siguiente de una gala que alista en Bellas Artes por los 40 años de su debut en Falstaff, de Verdi, con Fenton.

Si su trayectoria se dividiera en tres actos, él ya vive el tercero, y llega a esta etapa de su vida más sereno. Aunque aún hay camino por recorrer.

“Yo estoy bien consciente que un día se va a cerrar el telón, y es algo inevitable. Lo que más me gustaría es irme con dignidad”.

Texto: Erika P. Bucio / Agencia Reforma