23 diciembre,2021 5:06 am

¡Acapulqueña linda!

 Anituy Rebolledo Ayerdi

 

(Cuarta de cinco partes)

 

El club Sirenas

El club Sirenas de Acapulco fue una organización femenil –la más importante del medio siglo acapulqueño–, integrada por  hijas de familia desbordando espíritu solidario; lindas y casaderas. Dos serán sus  quehaceres prioritarios durante el año. Uno, la organización de festejos sociales y colectas en beneficio de la Cruz Roja. Y dos, la celebración de la primera posada decembrina cuyos fondos iban directos a los niños sin hogar. Ente sus presidentas más destacadas figuraron la Marre Sutter, Matilde Sabah, Quica Salgado y Gloria de la Peña

La posada de las Sirenas fue a partir de 1941 el festejo más esperado por la calurosa sociedad porteña. Particularmente por los varones casaderos pues se trataba de la oportunidad dorada para alternar con las más lindas acapulqueñas. Y entre ellas, por qué no decirlo, las más afortunadas. “Y las más decentes, si me hace favor, caballerito”, terciaba una adusta matrona. Así pues, radicar en Acapulco en plena soltería y no figurar en la lista de las Sirenas invalidaba cualquier existencia. De ahí que hubiera  jóvenes dispuestos, si alguien se los hubiera propuesto, a dejarse cortar el dedo chiquito del pie izquierdo por una invitación.

La moda

¿Cómo ir vestida a la posada de fin de año apenas terminada la Gran Guerra y con ella la escasez de todo?, era la pregunta angustiosa de las jóvenes. En respuesta los diseñadores habían acortado las faldas con no más de 5 centímetros de dobladillo y estrechado más los vestidos. El drapeado será común y los brasieres recortados para levantar y acentuar el busto, además del corsé, ya de vuelta pero sin tantas amarraderas para amoldar los cuerpos (fabricado con telas endurecidas con algún aditivo). Los vestidos largos de noche subieron hasta cubrir apenas las rodillas con drástica reducción de lo ancho.

A la moda femenina acapulqueña se le guisaba aparte. La imaginación y la habilidad de las modistas o costureras locales estará por encima de los efectos de la conflagración europea. México, como se sabe, no era ajeno a ella y Acapulco la padecerá en buena medida con el arribo constante de embarcaciones de la US Navy. El puerto será tomado prácticamente por asalto por oleadas de marinos gringos en la búsqueda frenética de placeres báquicos y carnales. “Bien ganados, se dirá, en tanto que héroes fatigados de la democracia y de la libertad”.

Modistas o costureras del puerto se las ingeniarán para que las lindas acapulqueñas lucieran como auténticas princesas en el mayor festejo juvenil del año. Siempre listas con el metro en mano: doña Antonia del Castillo de  De la Peña, autora de los mejores vestidos de novia de la época; doña Julieta Méndez, doña Luisa Miranda, doña Juanita Bello Rizo, doña Josefina Hernández, doña Malicha Medina de Andraca, doña Conchita Campos y en los últimos tiempos Chole, simplemente.

 La posada del 46

La posada de las Sirenas de 1946 tuvo como escenario las terrazas del Hotel Bahía y fue amenizada por la Orquesta Típica del fallecido maestro Miguel Lerdo de Tejada, dirigida por el maestro Mario Talavera.

La Típica abrirá la fiesta con temas propios como Consetida, Carmen, Perjura y El Faisán, aplaudidos sonoramente por los papás y abuelos de las Sirenas, presentes para cuidar a las niñas. Terminada la tanda se produce un toque de atención y es el maestro Talavera quien demanda silencio. Anuncia un sencillo homenaje al músico estadunidense Glenn Miller, desaparecido dos años atrás en la guerra europea. Los temas del Miller seguían haciendo bailar a los jóvenes de todo el mundo y los acapulqueños no eran la  excepción. Vendrá entonces el revoloteo de faldas amponas y valencianas marineras al ritmo de Patrulla americana, Tijuana taxi y Jarrito pardo. Llegada la hora de raspar (el piso, se entiende) no faltaban Collar de perlas y Serenata a la luz de la luna.

 En Acapulco

Aquella noche las sirenas darán a conocer a través del sonido local la grabación de la canción En Acapulco, interpretada por la cantante, bailarina y actriz Betty Grable, “la chica de las piernas aseguradas en un millón de dólares”. La acompaña la orquesta de   Carmen Cavallaro, autor de la pieza nacida      durante una estancia del “poeta del piano” en  el puerto. Un verso:

Y si no te has convencido / de las cosas que te he dicho / habré de repetirlo dos veces / si no puedes decir Acapulco / entonces puedes llamarlo Paraíso

La atenciones corrieron aquella noche a cargo de Eloísa Soberanis, Leonila Gómez, Elo Batani, Rufina Sierra, Albertina Fares, Herminia López, Julia Polin, Amparo Valverde, Beatriz y Dola Schekaiban; Noelia Romero, Estela Aguirre, Malicha Carmona, María de los Ángeles Trani, Concepción Berdeja, Cristina Cadena, Elena Muñúzuri, Lupe Batani, Malicha Medina, Matilde y Nora Sabah; Noelia Romero, Rafa Alarcón y las hermanas Aragón: Altagracia, Amalia y Andrea.

La posada del 50

Muchas cosas pasarán en materia de moda femenina y arreglo personal de la última posada de los años 40 a la primera del medio siglo XX. Tiempos menos duros traerán una moda más elegante e incluso un tanto extravagante. Surgen distintos diseños de vestidos de alta calidad con telas muy costosas y bordados sofisticados. Uno de los más innovadores de la época fue el creado por Christian Dior con forma de flor. Pequeño en la parte superior, ajustado en la cintura, amplia la pollera cubriendo apenas las rodillas.

La revolución también se da en el peinado y el maquillaje. El look de las damas perfectas incluye combinaciones como el azul  turquesa en las sombras y el naranja en los labios. Se empieza a usar el pelo largo y el  peinado de postizos tiesos por la laca. Se resaltan los labios y las pestañas para darle a la mujer una imagen más sensual.

Así lucirán las Sirenas en su posada celebrada en el Hotel de Las Américas. El mismo de la península de Las Playas donde años atrás habían lunamielado María Félix y Agustín Lara, precisamente en el bungalow bautizado más tarde con el nombre de María Bonita.

El carnet musical, como se decía entonces, estuvo a cargo de Los Solistas de Fernando Vilchis y el conjunto de los Hermanos Barrientos, del mero San Jerónimo de Juárez. Los temas del momento, además del swing gringo, Amorcito corazón, Porqué negar, Quinto patio, Contigo, Sin un amor y desde luego la música guapachosa llegada de Cuba.

Desparramando simpatía y atenciones las Sirenas Alicia del Río, María Elena López, Lety y Quica Salgado, Amparo Batani. Alma Rebolledo, Adelita Trani, Toñita Romero, Matilde Muñúzuri, Carmen Canto, Celia Garay, Gloria de la Peña, Hilda Solís, Nila Gómez, Elba Orbe, María Luisa Carmona, Tere Peña, Carmen Sánchez, Margarita Muñúzuri, Oliva Romero, Matilde Sabah, Otilia García, Reina Aguirre, Rufina Sierra y más.

Los 17 años del Club

 El club Sirenas festeja en agosto de 1958 su décimo séptimo aniversario con un baile regio en el hotel Papagayo. Las organizadoras del evento: Violeta Avayou, Tere Gutiérrez y Teté Castilleja, se volaron la barda con la contratación de la Big band de Ismael Díaz, cubriendo largas temporadas en el cabaret Tropicano del hotel Club de Pesca. Allí mismo graba el disco Luna de miel en Acapulco y él mismo lo presenta:

“Se hizo pensando en que pudiera trasmitir el encanto de los atardeceres de Pie de la Cuesta y el ritmo cadencioso de las palmeras de Caleta. Contiene : Bailando en Tropicana, My love, Obsesión, Que seas feliz, Carioca, Caravana y Las mulatas del cha cha chá”.

La orquesta alternante fue la de Teodoro Chócoro Vargas, expendedor de periódicos  en el Zócalo y quien más tarde se hará llamar Teddy Vargas. Esto luego de conocer que el nombre de pila de Teddy Stauffer era  precisamente el de Teodoro, su tocayo, pues.  Cancionero, El Reloj, Eso, La Barca, Sabrá Dios, Chamaca y La Puerta, esta última dedicada a su autor, Luis Demetrio, residiendo por temporadas en su casa de  Mozimba.

Hay para entonces nuevas y bellas Sirenas: Chabela Robles, Irma Pano, Lourdes Montano, Tere Barney, Margarita Juárez, Ramona García, María Elena Barney, Rosario Gómez Vela, Xóchilt Alberti, Enriqueta Sánchez, Delia Lozano, Estela Juárez, Gela García, Candelaria Muñúzuri, Carmen Ardura, Hilda Pineda y más

Las Sirenas del 61

Guerrero acaba de vivir una de sus más severas convulsiones sociales con la defenestración del gobernador Raúl Caballero Aburto y del alcalde de Acapulco, Jorge Joseph Piedra. Las Sirenas de Acapulco están convencidas de que, para distender el encono social, deberán ofrecer la mejor fiesta de fin de año. Y con esa divisa la preparan Margarita Arrieta, Delia Adame y Enedina España.

La esperada posada de las Sirenas tendrá como escenario las terrazas del Hotel Majestic (iluminado, ofrecerá la imagen de una máquina de escribir), amenizada por la tradicional orquesta de don Alberto Escobar que, convertida en banda, ofrecía las serenatas dominicales en la plaza Álvarez. El compositor homenajeado fue esa noche  Ezequiel Cisneros, de Petatlán, con sus canciones Cerca del mar y No lloraré.

Ellas: Ana María Morlett, Yolanda Batani, Laura Caso, Bertha Betancourt, Gela García, Carmen Pintos, Celia Robles, Delia Lozano, Alma Rebolledo, Elizabeth Lugo, Lupita Mejía, Graciela Sánchez, Hilda Pineda, Irma Berdeja, Leticia Gurrola, Magdalena López, Ramona García, Rosa María España, Thelma Arrieta y muchas más.

Las Reinas

El carnaval de Acapulco alcanzó en la cuarta década del siglo XX el estatus de la mayor y más alegre fiesta popular del puerto. Ello en razón de los festejos nunca rebasaron la sobriedad y la moralidad exigida por las familias tradicionales. De estas, por cierto,   saldrán las reinas de los años 40. Rufina  Sierra (1944), Clarita Villicaña (1946), Ofelia Bermúdez (1948), llamada la Verónica Lake acapulqueña (actriz hollywoodense) y Esther Galeana (1949). Coronada esta última por el presidente Miguel Alemán, luego de inaugurar la calzada Costera con su nombre así como el malecón fiscal. Mismo trono que ocupará en 1955 Leonor Sánchez.

 Miss Acapulco y Señorita Turismo

Lindas acapulqueñas participantes en los certámenes de belleza en distintas épocas lo fueron Raquel Fox, Adalilia López, Elsa y Cecilia Caballero Vela, Jean Evert Reguera, María Mónica Valencia Ruíz, Michelle Chen Araujo, Lucy Reina Aguirre, Elideth Olea Figueroa y Paulina Crofton.

Durante la celebración de los 100 años del  estado de Guerrero cada municipio elegirá una Reina del Centenario. En Acapulco lo será Esther Villalvazo Apresa llevando a   Cira Castro Astorga como princesa (lo será también del reinado estatal a cargo de Florita Montaño) y duquesa Adelita Trani. Hablando de monarquías, Vilma Villavazo será reina del diario Trópico, cediendo el trono más tarde a la linda Mami Hudson

El Teatro de Las Máscaras

El Teatro de las Máscaras, fundado por el poblano Roberto Ceballos, con el apoyo del acapulqueño José Luis Medina, nace aquí  como un proyecto cultural amplio y diverso. Una institución que estimulará durante varias décadas el interés de los porteños por las bellas artes, particularmente escénicas. En sus escenarios muchas lindas acapulqueñas dará rienda suelta a sus temperamentos reprimidos. Entre ellas: Hilda Saavedra, Vicky Berdeja, Edelmira de la O, Silvia Escalona, Lola León, Sandra Bustamante,  Yolanda Rendón, Aída  y Edith Espinobarros, Vicky Abarca, Sandra Bustamante, Alicia Martínez, Maritrini Ponce Rosas, Vicky de Victoria, Enedina Cabrera, María Elena Baca, Elodia Rodríguez, Alicia y Viridiana Cruz Gatica, Alicia Ballesteros, Carlota Mastache, Bertha Ballesteros, Rosa Elena Estrada, Roselena Cruzabeiro, Celia Castañón, Carmen Salas, Mary Barrientos, Irma Nava, Blanca Moreno, Isabel Fuentes y Ana María Castellanos.

Por su parte, la Casa de la asegurada del IMSS, cuya área teatral dirigía el maestro  Víctor Blum, logra la incorporación a su planta docente de la actriz Rosa Mondragón, precedida de buena fama escénica en la Ciudad de México. Entre las acapulqueñas integradas a ese equipo: Hilda Saavedra, Rosalía Nava, Edelmira de la O, Socorro Ramírez y Aida Otero.

¡Feliz Navidad!