
Acapulco, Guerrero, a 20 de junio de 2025.- Pescadores de la playa Dominguillo, trabajadores de los condominios de la zona Diamante y comerciantes del Mercado Central acudieron a su trabajo pese a la alerta por la llegada de huracán Erick que semi paralizó a Acapulco.
En una ciudad donde el 61.2 por ciento de los empleados se encuentran en la informalidad, según cifras del Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi), no es posible que muchos de sus habitantes suspendan todas sus actividades porque viven de lo que ganan al día y no tienen un salario fijo que les permita parar de trabajar.
El anuncio del probable golpe del meteoro, uno más de gran magnitud por tercer año consecutivo, obligó a cerrar los negocios y la mayoría de los centros de trabajo, y a suspender casi en su totalidad el transporte público.
Desde el martes no entran al mar los pescadores de la playa Dominguillo, pero Fernando Marcial acudió a reparar su red para pescar, “los hoyos que se forman”, comentó a reporteros mientras sostenía la red con una mano y un cuchillo con la otra.
El hombre de 59 años comenzó a acudir a la playa a los 9 años para trabajar y desde entonces lanza la red al mar dentro de la bahía de Acapulco para atrapar pescados y venderlos. Una particularidad de Dominguillo es que en la banqueta se puede encontrar el pescado recién salido, fresco recogido por los hombres que navegan en sus lanchas.
Desde el martes, Fernando y sus decenas de compañeros de la Unión de Pescadores en General Playa Hornitos, varios de ellos presentes ayer, no pueden pescar por órdenes de las autoridades marinas de Acapulco, las cuales anticiparon un posible desastre como el huracán Otis, cuando numerosos marineros y pescadores se perdieron en las olas en aquella madrugada del 25 de octubre de 2023.
Fernando vio las estrellas esa noche, recordó ayer bromista refiriéndose a que perdió el techo de su casa ubicada cerca de la colonia Burócratas, en la parte alta de La Laja, y perdió varios enseres domésticos al igual que miles de acapulqueños.
El huracán John de septiembre de 2024 fue otro golpe para la economía de este pescador, y preveía una merma más a su situación por Erick, que evolucionó hasta categoría 4, pero sólo nubló el cielo de Acapulco y soltó una ligera lluvia intermitente.
El Ayuntamiento de Acapulco le entregó a Fernando y a sus compañeros pescadores un cheque de mil 500 pesos como apoyo por las afectaciones del huracán Erick, que le alcanza para una semana de despensa, pero que no lo podía cobrar porque estaban cerrados los bancos.
“Hay que tenerle respeto al mar”, respondió cuando se le preguntó por su experiencia como pescador mientras veía las aguas tranquilas que reventaban en el muelle del restaurante 100% Natural, cerrado al igual que la mayoría de los establecimientos cercanos a la playa.
“Hay que proteger el trabajo”, dicen empleados de un condominio de lujo de la zona Diamante
En medio del desastre en la zona Diamante provocado por el mar de fondo de las últimas semanas, unos 10 trabajadores del condominio Costa Ventura colocaban ayer más costales de arena para tratar de amortiguar el golpe de las olas que ha carcomido la playa, los cimientos de restaurantes y los límites de varios edificios de lujo.
La zona Diamante aún no se recupera de la devastación provocada por el huracán Otis, y el mar de fondo volvió a dañar la playa Revolcadero y la dejó inviable para tener palapas, camastros o demás mobiliario para el disfrute de los turistas.
Antes del meteoro de octubre de 2023, calculó uno de los trabajadores de Costa Ventura, había unos 30 metros de distancia entre el rompimiento de las olas y la orilla del condominio, pero desde aquel día el mar “se comió” 10 metros y con el mar de fondo que comenzó a mediados de abril pasado el agua casi llega a la estructura del condominio conformado por seis edificios.
Las decenas de costales, cientos si se incluyen los de los demás condominios y hoteles colindantes, parecían insuficientes para amortiguar el golpe de las olas, pero los trabajadores los apilaban porque tenían que proteger su trabajo, dijo el entrevistado mientras sus compañeros veían desde la parte de arriba de la pared arena frágil.
Durante el recorrido de la avenida Costera las Palmas se pudo ver a los obreros de los condominios en reconstrucción comiendo en la banqueta mientras algunas personas servían la comida, las gotas de lluvias eran casi imperceptibles.
El cierre parcial del Mercado Central
Desde la avenida Constituyentes el Mercado Central parecía cerrado, los locales semifijos instalados en la banqueta estaban cerrados y en la complicada calle en la que es difícil transitar a ciertas horas por los camiones urbanos que paran en cualquier parte, circulaban pocos automóviles.
Sin embargo, la mayoría de los locales de la calle 2 de Agosto estaban abiertos, numerosos comerciantes se cubrían con las lonas y esperaban algún posible comprador de anafres y utensilios de cocina.
La conocida área de sombrillas del Mercado Central estaba activa sin clientes, más adelante las puertas de la nave de fondas de comida estaban cerradas, la lluvia provocó pocos charcos, pero no había movimiento en las cocinas.
El mayor movimiento comercial fue registrado ayer en la calle Feliciano Radilla, donde ningún automóvil puede transitar por la gran cantidad de puestos instalados a mitad de la vía, pero algunas personas compraban fruta y pollo donde estuviera abierto.
En las demás calles que conforman todo el centro comercial, como son la 16 de Septiembre, la Durango y la Ignacio Vallarta, la mitad de los comerciantes abrieron sus puestos y la otra no por la amenaza de una fuerte lluvia que se esperaba que llegara ayer en la madrugada.
Texto y forto: Ramón Gracida Gómez