26 septiembre,2017 8:12 am

Alexander Mora, uno de los 43, está vivo, presiente su padre; autoridades no le han dado una prueba de que esté muerto

 Foto; Jesús Eduardo Guerrero

En su casa en El Pericón, Tecoanapa, a tres años de la desaparición de los normalistas, no le han entregado los fragmentos óseos que según peritos de la Universidad de Innsbruck pertenecen a su hijo, informa Ezequiel Mora

 

Texto: Zacarías Cervantes

Foto: Jesús Eduardo Guerrero

El Pericón, Tecoanapa, 25 de septiembre de 2017.- A don Ezequiel Mora Chora le dijeron peritos del Equipo Argentino de Antropología Forense (EAAF), en diciembre del 2014, que el laboratorio de la Universidad de Innsbruck en Austria, confirmó que fragmentos de huesos recogidos en el río de Cocula, correspondían al cuerpo de su hijo Alexander Mora Venancio, pero a tres años de su desaparición no le han entregado los fragmentos encontrados, y tampoco ninguna otra prueba que lo convenza de que, efectivamente, su hijo está muerto.

Por eso, el campesino originario de El Pericón, municipio de Tecoanapa, donde nació Alexander, descarta que su hijo esté muerto, e insiste: “yo presiento que está vivo, que lo voy a encontrar vivo”.

Alexander es uno de los 43 estudiantes de la Escuela Normal Rural Isidro Burgos de Ayotzinapa que desaparecieron la noche del 26 de septiembre del 2014 tras los ataques en Iguala, en donde otros tres normalistas fueron asesinados.

El hijo de don Ezequiel es el único de los 43 normalistas desaparecidos que según estudios realizados en el laboratorio de la Universidad de Innsbruck a fragmentos óseos supuestamente hallados en el río de Cocula por la Procuraduría General de la República (PGR) corresponden a su identidad, y con esos resultados la PGR pretendió apuntalar su “verdad histórica” que establece que los estudiantes fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula.

Entrevistado este lunes en su casa de El Pericón, don Ezequiel se mostró abatido. Poco antes del mediodía había andado deambulando por las calles del pueblo recorriendo los sitios que su hijo frecuentaba. Después, ya en su casa, maldijo al presidente Enrique Peña Nieto, al ex procurador Jesús Murillo Karam y al secretario de Gobernación, Miguel Ángel Osorio Chong, a quienes acusó de ser los responsables de la desaparición de Alexander.

“El maldito presidente Peña Nieto sabe muy bien qué fue lo que pasó y dónde está mi hijo, él y Murillo Karam y Osorio Chong son unos malditos, ellos son los responsables”, dijo el hombre en el corredor de su casa donde cuelgan dos lonas con leyendas que le recuerdan a su hijo ausente.

En un primer plano está una lona con tres fotografías de Alexander vestido con su uniforme de futbolista y un moño negro en la esquina de la parte superior izquierda. “Alexander Mora Venancio, estarás siempre en nuestro corazón. Tu familia y amigos estamos orgullosos de ti. Hasta Siempre ROCKA”, se lee en el texto que hace alusión al apodo con el que cariñosamente conocían al estudiante desaparecido desde hace tres años.

La siguiente cuelga de la pared del corredor. En el extremo izquierdo de la lona hay una pintura del rostro del normalista y en el extremo derecho se lee: “A todos los que nos han acompañado, soy Alejandro Mora Venancio. A través de esta voz les hablo, soy uno de los 43 caídos del día 26 de septiembre en manos del narcogobierno. Hoy 6 de diciembre la confirmaron los peritos argentinos a mi padre que uno de los fragmentos de mis huesos encontrados me corresponde”.

El texto inscrito en la lona sigue: “me siento orgulloso de ustedes que han levantado mi voz, el coraje y mi espíritu libertario. No dejen a mi padre solo con mi pesar, para él significo prácticamente toda la esperanza, el orgullo, su dignidad”.

A un costado de esa lona, don Ezequiel recordó este lunes a su hijo ausente, en la víspera del tercer aniversario de la noche en que junto con otros 42 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa fueron detenidos por policías municipales de Iguala y de Huitzuco y sicarios del grupo criminal Guerreros Unidos, y que, después, los desaparecieron.

Cuenta que quería ir a las movilizaciones de los padres de los 43 desaparecidos y los estudiantes de la Normal de Ayotzinapa, por el tercer aniversario de los ataques en Iguala y la desaparición de los 43, pero no tuvo dinero. Además, su madre está enferma. Doña Brígida Chora, ahora de 86 años, cayó en cama desde que desapareció su nieto. Tres años después no ha podido recuperarse y don Ezequiel tiene que ver por ella, “imagínese si le pasa algo mientras no estoy”, dice conteniendo el aliento.

Entre pausas largas en su conversación y la vista clavada en el piso de tierra que reflejan abatimiento, don Ezequiel siempre habla de su hijo Alexander como si estuviera vivo. “Yo presiento que Alexander está vivo, presiento que está vivo”, insiste una y otra vez.

Dice que quienes le dijeron que uno de los fragmentos de hueso era de su hijo lo engañaron, porque nunca le entregaron el pedazo de hueso y tampoco le han entregado ninguna otra prueba más de que él está muerto.

Cuenta que por eso en su casa no le rezan, ni le prenden veladoras ni le colocan flores.

“Cuando me dijeron que mi hijo Alexander estaba muerto, no me mostraron nada, no me entregaron nada, después me dijeron que me esperara 15 días más, pero el pinche gobierno sigue sin entregarme nada, sin darme pruebas de que está muerto, expresa con una rabia que asusta.

Denuncia que Murillo Karam, Osorio Chong y el presidente Peña Nieto, quisieron utilizar a su hijo como prueba de que los otros 42 estudiantes de la Normal de Ayotzinapa fueron asesinados e incinerados en el basurero de Cocula.

Según la versión de la PGR, los restos de huesos molidos y en cenizas de los 43 estudiantes fueron arrojados en bolsas de plástico al río de Cocula, de donde fue rescatado uno de ellos y de allí se extrajo el fragmento de hueso que fue enviado al laboratorio de la Universidad de Innsbruck en Austria, que resolvió que uno de los fragmentos corresponde a la identidad de Alexander.

Los resultados fueron entregados en diciembre del 2014 a los integrantes del EAAF que avaló que los resultados corresponden al ADN de Alexander, pero aclaró que no tenía constancia de dónde fueron obtenidos los restos por la PGR.

“Sólo fue un engaño, por eso de mi parte no hay ningún respeto para el gobierno. Yo no le guardo respeto alguno, somos gente de campo, somos campesinos, somos pobres, pero no para que nos hagan pendejos”, dice, y vuelve a acusar: “Los responsables de que Alexander ya no esté conmigo son el pinche de Murillo Karam, Osorio Chong y el presidente Peña Nieto. Murillo no sirvió para nada y todavía me quiso hacer pendejo que mi hijo está muerto”, insiste.

Don Ezequiel dice que está convencido que el presidente Peña Nieto sabe lo que pasó la noche del 26 de septiembre en Iguala, quiénes participaron y dónde están los 43 estudiantes. “Peña Nieto se dio cuenta porque participaron militares, la Marina, judiciales (policías ministeriales) y policías municipales de Iguala, todos participaron por mandato de Peña Nieto”, acusa.

Frente a lo que ha vivido con la desaparición de su hijo, don Ezequiel Mora declara que ya no teme a nada, incluso ni a la represión por acusar directamente al presidente de la desaparición de su hijo, “no le tengo miedo, ellos (los funcionarios) saben que aquí vive Ezequiel Mora Chora, no le tengo miedo a su justicia, si me van a matar un día aquí me encuentran”, reta como consecuencia de la desesperación.

El tercer aniversario de la desaparición de Alexander, es un calvario para el hombre de 60 años. “Hoy (lunes) temprano lo recordó por lo de mañana (martes) y se puso mal”, cuenta una de sus hijas que lo vigila de cerca, refiriéndose al tercer aniversario de la desaparición de su hermano que se cumple este 26 de septiembre.

Después, al mediodía, se vio a don Ezequiel recorrer a paso lento el pueblo. Anduvo como sonámbulo. Caminó por las mismas calles que caminó Alexander, pasó por los mismos sitios que algún día pisó su hijo al que cree vivo, visitó tiendas en donde jóvenes, ajenos a su tragedia, bromeaban como seguramente lo hizo alguna vez allí Rocka.