8 febrero,2023 10:08 am

Analizan los desbalances del cuerpo y la mente en “La ballena”, el regreso del actor Brendan Fraser

 

Toronto, Canadá, 8 de febrero de 2023. Para no salir a cuadro en las clases en línea y hacerse invisible ante la comunidad estudiantil que le “da de comer”, metafórica y literalmente, Charlie (Brendan Fraser) argumenta que la cámara de su computadora está averiada.

La comida es, precisamente, adicción y refugio para este hombre, con desequilibrio emocional, aprisionado en un cuerpo de 270 kilos.

En La ballena, cinta por la que Fraser podría ganar el Oscar como Mejor Actor, el director Darren Aronofsky continúa su obsesión por analizar los desbalances de la mente y del cuerpo, tal como lo hizo con Madre, Réquiem por un sueño y La Fuente.

“Nos hemos consumido como sociedad en criticar y cuestionar todo, pero nos hace falta averiguar el por qué. ¿Por qué hay odio? ¿Por qué hay separación? ¿Por qué hay resentimiento? ¿Por qué hay dolor? ¿Y cómo compensamos esto con otro recurso, como la comida, en el caso de Charlie?”, medita Aronofsky.

Letrado, el profesor padece una obesidad mórbida que lo tiene muy cerca de la muerte, ya que su corazón está al borde de un infarto y su sistema respiratorio cada vez es más deficiente.

No desea contacto con el mundo exterior y vive recluido en su departamento, donde un poco de porno y alimentos chatarra le dan la felicidad.

“Es una manera de mostrar a un ser sumamente empático con todos los que lo rodean, pero, a primera instancia, no parece empático consigo mismo y se castiga con un placer que le hace daño. No es una crítica a la obesidad como enfermedad, es exponer las razones de vida de Charlie”, anota Fraser.

Liz (Hong Chau, nominada al Oscar a Actriz de Reparto), enfermera y mejor amiga del protagonista, casi le suplica que se atienda con un médico, pero este argumenta que no tiene dinero.

Thomas (Ty Simpkins), un joven evangelizador que toca a su puerta por casualidad, se impacta con el aspecto del tipo y desea ayudarlo.

La ballena, que ha causado sensación por la interpretación de Fraser, fue concebida por Aronofsky desde hace 10 años, pero no daba con el protagonista perfecto.

Está basada en la novela del mismo nombre de Samuel D. Hunter, quien hizo la adaptación para la gran pantalla.

“Es un personaje muy difícil, no sólo por su apariencia física, sino por la complejidad que requiere para expresar sus emociones. Va del dolor y la tristeza a la alegría y la esperanza, de un momento a otro, y tenía que ‘empatarlo’ muy bien con su obesidad, con su aspecto. Brendan fue el ideal”, narra el director.

“Cuando Darren me habló del proyecto, me dio mucho miedo, pero ¡Dios! Es un director muy respetado y con un prestigio único que me hizo palidecer ante su propuesta. Lo que más recuerdo fue la charla que tuvimos sobre entender al ser humano desde el punto de vista de sus tormentos”, añadió el actor, revalorado en Hollywood a raíz de este papel.

La búsqueda de redención y entendimiento consigo mismo llega para Charlie cuando se propone restablecer relación con su hija Ellie (Sadie Sink), a quien dejó con su madre, Mary (Samantha Morton), para vivir un romance con un hombre, quien ya falleció.

“Es una situación muy compleja, todo es muy difícil de entender alrededor de los personajes si no ponemos atención. Charlie vive destruido por la muerte de su pareja, Ellie vive destruida por el abandono de su padre y la falta de comunicación con su madre. A ella todo le parece gris, sombrío”, cuenta Sadie.

Texto: Juan Carlos García / Agencia Reforma