26 febrero,2021 5:22 am

Anne Carson: el viaje de la poesía

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Adán Ramírez Serret

 

Uno de los grandes privilegios que he tenido –mi gran sueño desde que comencé a leer formalmente– fue estudiar griego antiguo y latín.

No soy para nada ningún experto, ni mucho menos en estas lenguas, pero la experiencia de haber estado con maestros eruditos obstinados, leyendo y descifrando caso, modo y tiempo de las grandes obras de los clásicos griegos y latinos, ese viaje a la antigüedad fue el descubrimiento de manera abstracta, del lenguaje. Equiparable a una máquina que viaja en el tiempo o a un dispositivo que ayuda a comprender el funcionamiento de una lengua.

Pienso en esto mientras leo la inasible obra Nox frater nox, de Anne Carson (Toronto, 1950), quien es considerada como una de las poetas más importantes en lengua inglesa. Carson, cuenta que tenía quince años el día que se encontró por casualidad con un libro bilingüe de los poemas de la poeta griega, Safo; a partir de aquí su vida dio un giro y la ha dedicado al estudio del griego antiguo y del latín, lo cual la ha llevado a la escritura de poesía, camino, a mi modo de ver, bastante lógico. Porque en el estudio del griego antiguo y del latín se explora, nada más y nada menos, el origen de las palabras. ¿Cuál es su ascendencia? Puede ser el sánscrito, el griego y de aquí pasó al latín. O tienen un pasado desconocido o dudoso. Son reflexiones, preguntas y respuestas usuales en el el estudio de estas lenguas. Se parece a la poesía, este estudio, porque también hay una deconstrucción del lenguaje, se desmantelan las palabras y al liberarlas de sufijos, prefijos y prótesis, tenemos una herencia del lenguaje que ha viajado en el tiempo. Llega desnudo y fresco.

Estuve tentado a decir que la poesía de Anne Carson no es cualquier poesía, pero en estricto sentido –de la manera más purista posible–, ninguna, que se jacte de serlo, debe parecerse a ninguna otra. Nox frater nox, es una obra original desde la propia forma. En la edición de Vaso Roto, la obra es una caja que se va desplegando como un acordeón y en donde van apareciendo textos tan diversos como recortes de otros libros, de diccionarios, de cuadernos de la autora, notas escritas al calor de un pensamiento, dibujos…

Anne Carson despliega un poema doloroso y erudito pues es la historia de la noticia de la muerte de su hermano y un homenaje al poema que Catulo dedica a sus hermano, (la noche hermano, la noche es, traducen mis maestros de latín); el poema es también una infinidad de recuerdos y pensamientos que estos le causan. “Historia y elegía son análogas. La palabra ‘historia’, proviene de un antiguo verbo griego ἱστορία, que significa preguntar”.

Se dice a sí misma en algún momento, “Y si hicieras un conjunto de entradas lexicales, como a alguien que se le pide calcular la población de los escitas podría señalar la vasija de Exampeo”.

Así, mientras vamos desplegando el acordeón de las páginas vamos leyendo la etimología y significado de las palabras que le vienen a la mente, recuerdos en forma de poema, también poemas tan sencillos y profundos como una conversación, “Mamá ha muerto. / Sí supongo que sí. / Sufrió mucho por tu culpa. / Sí supongo que sí. / Por qué no le escribías. / Bueno no me resultaba fácil. / Estás enfermo. / No. / Trabajas. / . / Eres feliz. / No. Ay no”.

Nox frater nox, redimensiona la escritura, hace plástico el pensamiento, las imágenes y el sonido de las palabras al lanzarlas desnudas. Nos recuerda el viaje constante de las palabras que se transforman en poesía.

Anne Carson, Nox frater nox, Madrid, Vaso Roto, 2018.