10 junio,2019 8:01 am

Celebran en la Cdmx el primer Festival de Danza Gay “Teoría del Arcoíris”

Muestran agrupaciones a través del baile cómo han cambiado los roles sociales en el país.
Ciudad de México, 10 de junio de 2019. A partir de distintas danzas y técnicas, como contemporánea, tango, vogue, cabaret y folclor, diversas compañías ofrecieron sus propuestas en el Primer Festival de Danza Gay Teoría del Arcoíris, que terminó ayer domingo.
El escenario del Teatro de la Danza Guillermina Bravo del Centro Cultural del Bosque fue el marco de las actividades, con la participación de destacadas agrupaciones en el encuentro que dirige el coreógrafo y bailarín José Rivera Moya, informó el Instituto Nacional de Bellas Artes y Literatura (INBAL) en un boletín.
Se trató de un espectáculo en el que cada compañía ofreció sus propuestas, con una carga de pasión, experiencia, talento y entusiasmo, lo que contagió al público que gozó y aplaudió las distintas expresiones.
La celebración abrió con Fiesta de House of D, dirigida por Bryan Cárdenas, bajo un concepto, como señala su título, “festivo”, el grupo de danza contemporánea transitó entre espacios de expresión corporal rítmica y coordinada a los de representación libre y resuelta, en el que el albedrío del cuerpo generó una inercia emancipada de toda forma impuesta, que se expresó también en el vestuario.
Si el folclor contiene no sólo la manifestación de la cultura, sino las representaciones de los papeles sociales: parejas, bailes de mujeres y hombres, México de colores, de Carlos Antúnez, se presentó como una propuesta que evidencia el cambio de esos roles sin abandonar su raíz cultural.
La propuesta de Antúnez transitó por seis cuadros, durante los cuales diversos estados estuvieron presentes con el Baile de los chinelos, el de Las cintas y el Jarabe Tapatío, con lo cual el zapateado expresó una belleza particular al ser más enfático. El huapango no quedó fuera, ni la tradicional Llorona, en esta ocasión para dos hombres.
Uno de los momentos más sugerentes fue cuando los bailarines, sin abandonar el zapateado, se despojaron del atuendo tradicional y quedaron en ropa citadina: minifaldas, vestidos, ombligueras, lo cual no sólo condujo a la reflexión sobre la diversidad, sino al tránsito que han sufrido los mismos bailes y sus protagonistas de las comunidades a las ciudades.
Posteriormente se presentó Gimnasia pasiva, de Arturo Lugo, con una propuesta más conceptual, a través de un cuadro con guiños futuristas, en el cual el cuerpo de los cinco bailarines se fue transformando a través de la vestimenta, así como los movimientos repetitivos y progresivos, que invitaron a una reflexión acerca de las relaciones sociales.
También se contó con un cuadro de ballet clásico, Kitri, el desafío, interpretado por Gabriel Larraguivel, una apuesta muy sugerente y transgresora, bajo una ejecución dinámica.
Equinos en busca de sangre, de la Cebra Danza Gay, fue una puesta contemporánea con el estilo único que ha caracterizado a esta compañía a lo largo de varios años.
En tanto, Tango Queer, bajo la dirección e interpretación de Carlos Blanco y Rey Flores, hipnotizó a los asistentes con una forma espléndida, bella y de gran pasión en el escenario y que arrancó los aplausos del público.
Texto: Redacción / Foto: Twitter