4 diciembre,2018 7:00 am

Controlaba “El Chapo” al Cártel de Sinaloa desde su celda de alta seguridad

Según el capo colombiano Juan Carlos Ramírez, Chupeta, desde la prisión de El Altiplano, Joaquín Guzmán Loera se hizo responsable de una deuda de 42 millones de dólares, por un cargamento de droga que se perdió en el océano Pacífico.
Nueva York, 4 de diciembre de 2018. El narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez, conocido por el alias de Chupeta, afirmó ayer que Joaquín Guzmán Loera seguía controlando los negocios del Cártel de Sinaloa aún después de ser arrestado y enviado a una prisión de alta seguridad en 1993.
En su segundo día de sus testimonios en el juicio contra Joaquín El Chapo Guzmán en Nueva York, Ramírez dijo que luego de que fuera arrestado en Guatemala y enviado a la prisión de alta seguridad de Almoloya, ahora conocida como Altiplano, el acusado seguía “al frente” del Cártel de Sinaloa.
Ramírez conoció este arreglo debido a que un barco mexicano que había recibido su droga en alta mar se había perdido con 10 toneladas de cocaína por causa de un huracán en el océano Pacífico.
Guzmán prometió pagar la deuda, de 42 millones de dólares por la cocaína perdida. Una vez encerrado en prisión, tanto el hermano de Guzmán, Arturo alias El Pollo, como los hermanos Héctor y Arturo Beltrán Leyva asumieron esa deuda, que finalmente pagaron.
Tanto los Beltrán Leyva como Arturo Guzmán aseguraron a Ramírez que “todo seguía igual”, lo que él interpretó como que el acusado “seguía con el negocio de la cocaína” a través de sus asociados, pese a estar en la cárcel.
Entre 1990 y 1996, cuando fue arrestado en Colombia, Ramírez logró enviar aproximadamente 200 toneladas de cocaína a México, y entre 80 y 90 toneladas fueron dirigidas de manera específica a Guzmán.
Cerca del 90 por ciento de esa cocaína era dirigida a Nueva York, donde se vendía entre 20 mil y 34 mil dólares por kilogramo. Guzmán cobraba 40 por ciento de los envíos solo por cruzar la cocaína de México hacia Estados Unidos.
Así, Ramírez calculó que Guzmán se embolsó 32 millones de dólares tan solo por la cocaína que él le enviaba como líder del colombiano Cártel del Norte del Valle.
Según la versión del narcotraficante colombiano, los envíos fueron en un inicio por aviones, hasta que en 1992 iniciaron los cargamentos por barcos en el océano Pacífico, donde un barco pesquero mexicano se encontraba con un buque camaronero colombiano.
Esos envíos implicaban mayores sobornos, de acuerdo con lo dicho por Ramírez, que incluían al entonces comandante de la policía judicial, Guillermo González Calderoni, entre otros.
Los barcos cargados de cocaína no estuvieron exentos de problemas. Además del barco perdido en el huracán con 10 toneladas de cocaína, Ramírez se refirió a un barco que un capitán mexicano hundió por miedo a que fuera a ser detectado por autoridades.
Ramírez narró que envió un barco con 20 toneladas de cocaína al narcotraficante Amado Carrillo Fuentes, El señor de los cielos, pero que el capitán comenzó a consumir cocaína, por lo que “vio fantasmas por todos lados”, entre ellos a autoridades de Estados Unidos, y decidió hundir la nave.
Carillo Fuentes aceptó que en efecto se había hundido la embarcación, y contrató a un grupo de buzos profesionales que luego de un año logró rescatar el cargamento de cocaína, explicó Ramírez.
Entre 1993 y 1998, Ramírez señaló que había enviado al Cártel de Sinaloa más de 20 barcos con 10 toneladas en promedio por cada embarcación.
Parecía que Colombia “invadía” México
El narcotraficante colombiano Juan Carlos Ramírez, alias Chupeta, afirmó también que, según le dijo uno de los líderes del cartel de Sinaloa, durante los años 90 llegaban tantos aviones con coca que parecía que Colombia “invadía” México.
El ex líder del cartel del Norte del Valle, que suministró droga al cartel de Sinaloa entre 1990 y 1996, recordó en el tribunal de Nueva York este lunes que una vez visitó en prisión acompañado por un comandante de la policía al mexicano Juan Esparragoza, El Azul, a quien se refirió como “un padrino” para los narcotraficantes.
Según Ramírez, en la reunión participó El Chapo y lo que buscaban era la autorización de Esparragoza para cambiar la ruta de envío de la droga desde aviones a barcos camaroneros, a través del Pacífico.
En la celda, que El Azul compartía con otros miembros del cartel recluidos en la misma cárcel, había bebida, mariguana y todo tipo de comida.
El Azul me dijo a modo de chiste: ‘mi compadre Calderoni (Guillermo González, policía judicial federal) me dijo que están llegando tantos aviones con coca de Colombia que los gabachos dicen que parece que están invadiendo México’, de tantos que estaban llegando en la madrugada”, recordó Ramírez.
Chupeta relató que su relación comercial con Joaquín El Chapo Guzmán comenzó en la década de 1990 y que le vendía su cocaína “de la mejor calidad”, que luego el acusado presuntamente traía a EU.
Parte de esa cocaína se la entregaba a la gente de Ramírez en Los Ángeles y a sus representantes en Nueva York.
El colombiano aseguró que El Azul le dijo que había mucha presión del gobierno estadunidense sobre el mexicano en ese momento, también por los pagos que según Guzmán Loera hacía a la policía para poder recibir los cargamentos de droga, que le suplían varios cárteles de Colombia.
Texto: Agencias
Foto: Archivo El Sur-Cuartoscuro
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