27 noviembre,2020 5:48 am

Corazón de la Costa Grande

La política es así

Ángel Aguirre Rivero

 

Tecpan de Galeana posee una gran energía y fortalezas bien identificadas que le ayudarán a proyectarse con éxito. Con un importante legado histórico, tradiciones y gastronomía que le dan identidad, es cuna de personajes fascinantes que han escrito brillantes páginas en Guerrero.

Baste decir que el nombre de Hermenegildo Galeana (Tata Gildo) está escrito con letras de oro en la Cámara de Diputados junto con el de otros héroes que destacaron en la Guerra de Independencia, se necesitan muchas páginas para describir sus aportes.

Otro referente importante es María de la O Barriga, distinguida tecpaneca que militó en el Partido Obrero de Acapulco al lado de los hermanos Escudero, y cuyos restos yacen en la Rotonda de los Hombres Ilustres en Acapulco, a pesar de que su deseo fue acompañar a su esposo en el Panteón de San Francisco.

Uno de los obispos más preparados y queridos lo ha sido el arzobispo tecpaneco Rafael Bello Ruiz Payito, con quien tuve la oportunidad de convivir muy de cerca en mi primer mandato, el hombre era un santo y fue ordenado por el arzobispo de París en 1974.

A Tecpan desde siempre (no sé por qué razón) le he encontrado similitud con mi tierra Ometepec. Son gente buena, amigable y muy trabajadora.

En mis dos gestiones como gobernador hicimos obras importantes para esta localidad: la ampliación del hospital, modernización de su plaza cívica, plaza de toros que llevaba mi nombre y después una alcaldesa decidió cambiarlo, así como una importante extensión de la Universidad Autónoma de Guerrero en coordinación con el rector Javier Saldaña. También pavimentamos carreteras y apoyamos a los productores de coco.

En este municipio tengo muchos amigos y amigas: Celestino Baylón, Alfonso Abarca de la O; Francisco Abarca Escamilla; Felipe Abarca; Jesús Orbe; Sandra Belkis y uno muy especial: el gran “Germain”, quien nos preparaba verdaderos agasajos a base de mariscos.

Conocí y fui amigo de don Marcial Ríos Valencia, destacado poeta y al virtuoso músico Macario (Maco) Luviano, personaje muy querido en la comunidad musical, un referente en el movimiento jazzístico que trascendió fronteras fue impulsor y animador del Festival de Jazz Acapulco.

Virginia López Valencia es una tecpaneca con una brillante trayectoria en el servicio público. Fue procuradora de Guerrero, presidenta del Tribunal Electoral del Estado y tiene una importante carrera en el Poder Judicial.

No puedo dejar de mencionar a Crisóforo Otero Heredia (QEPD), Carmen García y mi gran amigo y talento musical; José Manuel Zamacona, líder de los Yonics.

También Nadín Torralba (QEPD); Bernardino Vielma; Alicia Zamacona; Matilde Camacho Claudeville (QEPD); Jesús Manuel Ayerdi Abarca; Gustavo Gustopza (integrante de Los Karkis) quienes me acompañaron durante mi campaña.

Quise dejar para un lugar especial para una mujer que fue ejemplo de tenacidad y lucha y a la que nunca olvidaré: mi hermanita como yo le llamaba, Emma Lorenzana, lideresa natural de San Luis la Loma.

Tecpan de Galeana, mejor conocido como “El Corazón de la Costa Grande”, es mucho más que nostálgicos recuerdos. Las bahías de Papanoa con su naturaleza un tanto virgen se distinguen, así como platillos como el famoso “relleno de cuche”, el Pescado en Chile Verde que se prepara en Puerto Vicente Guerrero.

El municipio es gobernado por el perredista Yasir Deloya, quien hace un buen gobierno, es uno de los activos políticos del PRD en la Costa Grande. A través de las redes sociales he notado el embellecimiento de la ciudad por el trabajo de un movimiento muralista.

Del anecdotario

Aquella vez acudí a un acontecimiento muy a triste a Tecpan: habían asesinado a mi amigo, el alcalde Abelardo Camacho Claudeville.

Días antes lo había citado en la Secretaría General de Gobierno en la gestión de Alejandro Cervantes.

El 10 de agosto de 1985 recibí la triste noticia y el gobernador me instruyó llevara su representación a los funerales.

El presidente del Tribunal Superior de Justicia, Hugo Pérez Bautista, el coordinador de la Cámara de Diputados y un servidor, tomamos el bimotor Islander para ser trasladados.

En el vuelo pregunté al capitán Bauza, un extraordinario piloto, cómo podríamos llegar antes, si descendiendo en Acapulco o en Zihuatanejo. Me contestó que casi era lo mismo, pero si queríamos llegar más rápido, bajáramos en una pista de terracería en la comunidad de El Ticuí, en Atoyac.

Le dije que sí y cuando emprendíamos el descenso, pudimos advertir que la pista estaba invadida de bestias (vacas, caballos, etc.) en los asientos del avión había unos paquetes llenos de limones que seguramente habían obsequiado al gobernador en alguna de sus giras.

Abrimos los paquetes y empezamos a escribir y colocar mensajes adentro: –por favor retiren los animales de la pista.

Cual si fuera un kamikaze, el capitán Bauza bajaba lo más que podía para aventar las papeletas a la comunidad.

Se compadecieron de nosotros y sólo con algunas bestias en la pista, decidimos bajar.  El piloto me preguntó: –¿qué hacemos señor secretario?, aterrizamos?

–Aquí el que manda es usted capitán, así que tome la decisión ya. Le contesté.

Nos enfilamos a la pista, no sin antes ponernos en manos de Dios.

Logramos un aterrizaje perfecto, quedando el pico del avión a tan sólo 2 ó 3 metros de unas vacas que permanecían en el lugar.

A nuestro arribo a casa de Abelardo ya lo estaban velando, y justo a un lado, velaban a la otra persona, quien lo había asesinado.

Ese día muy temprano, Abelardo se preparaba para trasladarse a Chilpancingo, cuando recibió por la espalda varios impactos de bala de su vecino… Moribundo, Abelardo abrió la puerta de su auto y alcanzó a sacar su pistola. Sólo un disparo bastó, pues le dio en la frente a su contrincante.

La profecía se había cumplido, murieron los dos en uno de los días más tristes para Tecpan de Galeana.

Una de las escenas más tristes que me tocó vivir, fue mi arribo a la casa de Abelardo, en una pared del interior había una leyenda que días antes habían escrito sus pequeños hijos: –felicidades papá, por ser tu cumpleaños… No pude contener el llanto.

Para evitar un conflicto mayor, decidimos trasladarlo al palacio municipal, donde acompañé el féretro hasta el momento en que fue trasladado al campo santo.

Hoy su hijo Abelardo es un distinguido profesionista, quien cuenta con un futuro muy promisorio. Por mi parte, yo me quedo con la sonrisa de mi amigo, de quien nunca se me van a olvidar sus invitaciones por las madrugadas, a comer iguana verde con doña “Chagua”.

La vida es así…