3 agosto,2022 5:19 am

El aislamiento progresivo de Jair Bolsonaro

Gaspard Estrada

La semana pasada un grupo de estudiantes y profesores de la escuela de Derecho de la Universidad de São Paulo (USP) divulgó un manifiesto en defensa de la democracia brasileña. Se trata de un texto apartidario, prudente, que busca poner de relieve los valores democráticos frente a los actos golpistas realizados por el gobierno de Jair Bolsonaro y sus aliados en el Congreso, sin entrar en consideraciones de carácter político-partidario. Si bien no se trata de la primera vez en que un manifiesto en defensa de la democracia se publica en Brasil, el timing de su divulgación tuvo un eco inesperado, a poco menos de setenta días de la primera vuelta de las elecciones presidenciales. En efecto, tras la multiplicación de una serie de encuestas de opinión desfavorables al presidente de extrema derecha – en particular la de la conocida encuestadora Datafolha, filial del periódico Folha de São Paulo–, este último decidió radicalizar su discurso, al aumentar sus críticas hacia el proceso y el árbitro electoral (en particular, hacia las urnas electrónicas, utilizadas en Brasil desde las elecciones municipales de 1996, así como hacia varios jueces de la Suprema Corte de Justicia). Como lo escribí en una entrega anterior, para dar muestra de esta voluntad, Bolsonaro tomó la decisión de organizar una conferencia de prensa frente al cuerpo diplomático acreditado en Brasilia (con la excepción de algunos países, como Argentina, Chile, China o el Reino Unido), para dar a conocer las supuestas “pruebas” que comprobarían, según él, sus reiteradas críticas y acusaciones frente al sistema electoral brasileño. Este hecho, inédito en la historia democrática brasileña, tuvo una repercusión mediática nacional e internacional de gran calado. Pero no como lo esperaba Jair Bolsonaro.
La gran mayoría de los diplomáticos presentes en la reunión – inclusive, de países aliados o a menos cercanos al actual gobierno brasileño– salieron impresionados por la falta de consistencia y por las mentiras del presidente de Brasil. En este sentido, varios gobiernos instruyeron a sus embajadas en dar declaraciones en off a numerosos medios de comunicación, paralelamente a la divulgación de notas de prensa, en las cuales los gobiernos de esos países, como Estados Unidos, el Reino Unido o la Unión Europea, respaldaron públicamente el buen funcionamiento de la democracia brasileña. Estas declaraciones tuvieron un eco particular en el sector empresarial brasileño, cuyo apoyo fue fundamental para la victoria electoral de Bolsonaro en 2018. Si bien este grupo multiplicó sus críticas frente a la actuación del ejecutivo durante la pandemia, sus insatisfacciones no habían rebasado el ámbito declarativo, sin ninguna incidencia política en Brasil.
Sin embargo, tras la llegada a mediados de año del empresario Josué Alencar a la cabeza de la influyente Federación de Industrias del Estado de São Paulo (FIESP), las cosas empezaron a cambiar. No solamente porque Josué es el hijo de José Alencar, el ex vicepresidente de Luis Inácio Lula da Silva durante sus dos mandatos, sino porque se ha empeñado en cambiar el discurso de la central empresarial, y volverle a dar un mínimo de sentido común. Gracias a este movimiento, los grandes empresarios brasileños –que leen también los resultados de las encuestas de opinión– han cambiado de lado, y se han acercado al equipo de campaña del expresidente Lula. En este sentido, los posicionamientos golpistas de Bolsonaro están contribuyendo a aislarlo políticamente, en particular dentro de las élites empresariales de los grandes centros urbanos (São Paulo y Rio de Janeiro).
Frente a esta situación, en la cual Bolsonaro parece cada vez más frágil y precario políticamente, el actual líder de extrema derecha ha decidido continuar radicalizando su discurso para mantener viva a su base política. Es en este sentido que anunció que el próximo siete de septiembre, fecha de la fiesta nacional brasileña, en la cual se cumplirán los 200 años de independencia, se llevará a cabo un desfile militar conjunto con los militantes del excapitán. Muchos temen que esta manifestación degenere, y que la violencia política se apodere de las calles de Brasil. Esperemos que no sea el caso.

* Director Ejecutivo del Obser-vatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París

Twitter: @Gaspard_Estrada