2 diciembre,2020 9:22 am

En medio de la epidemia, espacios culturales de Acapulco y el país se resisten al cierre

Pinzona 109 y La Quebrada, Espacio de Arte, continúan abiertos, pero el Bar del Puerto sigue sin actividad y la Galería Raya y Línea tuvo que dejar de trabajar

Ciudad de México, 2 de diciembre de 2020. Ante los cierres, reducciones de aforo, el alto costo de las medidas sanitarias y la falta de legislaciones locales y federales que los amparen, del país los centros culturales independientes no cejan en sus esfuerzos por compartir sus diversos quehaceres artísticos.

De acuerdo con un mapeo realizado por Pasaporte Cultural, una red colaborativa de espacios y artistas autogestivos, de los 900 espacios culturales no gubernamentales consultados, el 39 por ciento declaró estar en riesgo del cierre inminente.

Pasaporte Cultural, recientemente constituida como cooperativa, actualizará su mapeo próximamente, con los resultados de cómo han cerrado el año los espacios.

Este trabajo incluye, además de centros en Puebla, Coahuila, Ciudad de México, Nayarit y Chiapas, al espacio Pinzona 109, de Acapulco, que relata su historia de resistencia.

Otros no tienen que concursar por la ayuda, los creadores sí: Abraham Chavelas

Desde 2013, el artista y gestor cultural Abraham Chavelas ha conducido sus pasos en el mundo del arte contemporáneo con un lema sencillo, pero de gran impacto: Más Música, Menos Balas.

Con esta convicción es que Chavelas ha hecho frente, con muy diversas iniciativas, a los eventos sangrientos que se instalaron en la cotidianidad del puerto de Acapulco.

“Surge a raíz de los hechos de violencia que se han venido acrecentando en Acapulco, principalmente, como una de las ciudades más peligrosas del país y del mundo por la cuestión de la lucha contra el narcotráfico”, explica.

Para el artista, un paso lógico y necesario de su plataforma era contar con un lugar propio para desarrollar sus proyectos, por lo que decidió destinar su taller para crear el laboratorio de arte y foro cultural Pinzona 109.

Ubicado en el tradicional barrio de La Pinzona, a unas cuadras de Zócalo de Acapulco, el espacio nació sabiendo que, en su afán por dedicarse al arte contemporáneo, tendría que arreglárselas solo.

“Teníamos claro que iba a ser un espacio de autogestión, de buscar apoyos, de muy poca colaboración con el gobierno tanto estatal como municipal, porque precisamente estos espacios surgen a raíz de la falta de ofertas, a raíz de la falta de interés de las instituciones locales”, relata Chavelas.

“Hemos estado a punto de tirar la toalla muchas veces, pero esto es como el pan de cada día desde hace muchos, años; la pandemia solamente vino a poner una gran piedra encima de nuestra espalda y vamos a ver qué tanto resistimos”.

Aunque ha podido conseguir algunos apoyos gubernamentales de manera individual, el dinero se ha ido mayormente a tratar de mantener el espacio. El apoyo, en realidad, es escaso.

“No ha habido apoyos para el sector cultural, eso es un hecho. Sí están los apoyos concursables, pero hay otros sectores que no tienen que concursar por sus recursos, como el hotelero, los transportistas, los empresarios; se les apoya simplemente porque se ven afectados y nosotros hemos tenido que concursar por ese apoyo”, denuncia.

Con un panorama que describe como “desalentador”, Chavelas no se rinde en su pugna por un Acapulco artístico y seguro.

En su búsqueda por generar espacios de arte en medio de la violencia, y ahora con la pandemia encima, Pinzona 109 ya ha podido abrir de manera limitada y tendrá algunos eventos en diciembre, de manera híbrida.

Compañeros de empeños… y de desgracias

En uno de los barrios tradicionales de Acapulco, afectado por la presencia del narcomenudeo, con problemas económicos, Pinzona 109 se erigió como un centro de formación a través de cursos y talleres que no se ofrecen en otros sitios.

Con una oferta de clases de escritura, poéticas experimentales, uso de materiales cotidianos para la creación de arte y un programa educativo de arte contemporáneo, entre otros, el espacio autogestivo se mantiene apenas con lo que obtiene de los talleres que, por la zona, se ofrecen a bajo costo.

“Hemos tratado de sobrevivir a raíz de los talleres que damos, de la poca cooperación, porque también hay una situación económica que no es a la par de las grandes ciudades de este país”, explica Chavelas, fundador del espacio.

Con Pinzona 109, eran cuatro los espacios culturales en la zona Centro del puerto, pero a raíz de la epidemia de Covid-19, uno de sus tres espacios vecinos –compañeros de empeños–, la Galería Raya y Línea, de la artista Ana Barreto, tuvo que cerrar definitivamente.

Otro espacio sin actividad es el Bar del Puerto (fundado en 1951), un sitio tradicional de encuentro de la comunidad artística de Acapulco y donde se podían encontrar tanto exposiciones pictóricas como obras de teatro, presentaciones de libros, lecturas literarias y tocadas, pero ahora está cerrado por su giro comercial, que impide la reapertura.

Mientras que La Quebrada, Espacio de Arte, que dirige el fotógrafo Luis Arturo Aguirre, ha sobrevivido estos meses con eventos esporádicos –siguiendo las medidas sanitarias del semáforo epidemiológico naranja–, como el bazar cultural que organizó hace dos semanas, y la gestión de apoyos desde la iniciativa privada.

Texto: Agencia Reforma / Redacción / Foto: Tomada del Facebook de La Pinzona