28 marzo,2020 5:07 am

¿Estamos preparados?

Héctor Manuel Popoca Boone

Definitivamente no estamos preparados para enfrentar la pandemia del coronavirus
o Covid-19 en estas tierras del sur. Tenemos importantes e históricos déficits
en materia de infraestructura básica sanitaria (hospitales, clínicas, centros
de salud, espacios de espera para consulta externa); en equipamiento esencial
(camas, equipos médicos, material e instrumental quirúrgico); medicinas y otros
insumos sanitarios.

Repasemos nuestras
debilidades existentes en Guerrero para enfrentar con realismo la pandemia actual.
Al inicio de la presente administración pública estatal, se llevaron a cabo una
serie de foros temáticos de consulta popular para formular el Plan Estatal de
Desarrollo 2015-2021; en el correspondiente a Salud y Desarrollo Social, el
doctor, Eduardo González Pier, expuso algunos datos del año 2016 que dan cuenta
de las fragilidades que tenía nuestro sistema estatal de salud y que no han
variado mucho a la fecha.

Si ya en la normalidad establecida, nuestro sistema estatal de salud
pública estaba desgastado y desbordado, con relevantes insuficiencias; ahora en
tiempos de pandemia resalta más la vulnerabilidad mostrada en el siguiente
cuadro, que refleja algunos indicadores patéticos, que señalan el tamaño de
nuestra precaria capacidad de respuesta sanitaria.

Concepto                                  México  Guerrero

Esperanza de vida.                   80.4       74.8

Gasto p/c en salud                    $
4,540  $ 3,592

No. de médicos por cada

1 000 habitantes.                      2.2         1.6

No. de médicos especialistas

por cada 1 000 habitantes. 0.8         0.6

No. de enfermeras por cada

1 000 habitantes.                      2.4         2.1

No. de consultorios por cada

1 000 habitantes.                      0.6         0.7

Prácticamente todos los indicadores sanitarios de Guerrero, excepto uno, están
por debajo de la media nacional. De ahí que afirmemos repetidamente que estas
tierras del sur no están preparadas, ni tienen capacidad de respuesta
suficiente, para permitirnos enfrentar más eficazmente los estragos humanos que
ya está causando el coronavirus en el pueblo guerrerense. Por lo que se
requieren ingentes apoyos federales financieros, materiales y humanos; que sean
operados con total transparencia, honestidad e información veraz y oportuna a
la ciudadanía, en el tema de rendir cuentas impecables con los mejores
resultados posibles.

También el doctor
González Pier indica en su exposición gráfica que, de las 703 mil 47
defunciones registradas en el año 2016, el 56.1 por ciento fueron hombres y el
43.8 ciento mujeres. Del total de defunciones, el 88.6 por ciento se debieron a
enfermedades y problemas relacionados con la salud, mientras que el 11.4 por
ciento fueron por causas externas, principalmente accidentes, homicidios y
suicidios.

En el Año 2017, El
56.1 por ciento de las defunciones corresponden a hombres, mientras que 43.8
por ciento, a mujeres. Por grupos de edad, la mayor proporción de defunciones
se concentra en las personas de 65 años y más. La mortalidad prematura en
Guerrero, en orden de importancia fueron: cardiopatía; diabetes; renales e infecciones
de carácter respiratorio y pulmonares.

La peor
infraestructura estatal de salud la tienen los servicios estatales de salud que
tenía una gran población de atención: 2 millones 21 mil derechohabientes, le
sigue el sistema ISSSTE que cubría a 306 mil personas y el menos malo era el
IMSS, cuyo universo de atención era de 533 mil habitantes. Por su parte el
doctor José Juan Rentería expuso que, en Guerrero, la mayoría de los médicos no
estaban colegiados, ni certificados. De 35, solo estaban vigentes 17 colegios y
únicamente existían 265 médicos certificados.

Conclusión: Nuestra
actual infraestructura médica para enfrentar el virus, así como de recursos
humanos en el área médica están para llorar y en términos generales permanecen
por debajo de la media nacional.

Agudiza el escenario
el hecho de que el sistema estatal de salud no escapa a operar en un contexto
de acentuada desigualdad social, en un ambiente de violencia e inseguridad social,
de pobreza generalizada y de un funcionamiento corrupto y desordenado en las áreas
de construcción, en las adquisiciones de material y equipo, en asignación de
plazas a través de practicar un sindicalismo desvirtuado, con contratación de
personal que no reúne el debido perfil requerido para la responsabilidad
encomendada, con hospitales y centros de salud inconclusos y los que están
operando, la mayoría están saturados y desorganizados, con faltas de registros
y con un hacinamiento de las áreas administrativas.

PD1. La peor estupidez
dicha por un político en la semana que corrió fue la del gobernador de Puebla,
cuando expresó públicamente que, “Los pobres estamos inmunes al coronavirus”.
Con este tipo de gobernantes, sálvese quien pueda.

PD2. De repente desperté y el coronavirus seguía ahí.