7 agosto,2023 11:27 am

Guerra de cárteles, emigración, más cristal y siembra de coca, tras la caída de la amapola

 

Chilpancingo, Guerrero, 7 de agosto de 2023. En Guerrero hay una guerra silenciosa entre los grupos del crimen organizado, que tienen sometidos a los pueblos y a pesar de las denuncias que éstos hacen, las autoridades no los atienden. Es una guerra por el control del territorio, la minería, la madera, la extorsión y principalmente la venta de la droga sintética llamada “cristal” que tiene envenenados a miles de jóvenes y que los centros de adicciones no tienen la fórmula para salvarlos.

El 26 de febrero 2018, El Sur fue el primer medio que publicó la caída del precio de la goma de opio en la sierra de Guerrero como resultado del surgimiento del tráfico de fentanilo, una caída del precio que provocó el cierre de la frontera a la heroína guerrerense en Estados Unidos y el auge de la llamada “china white”, una droga que en los últimos años ha provocado la muerte por sobredosis de miles de adictos en el vecino país norteamericano.

En ese año los productores vaticinaron un incremento de la violencia por la falta de ingresos económicos en la zona, donde más de 300 mil pobladores se beneficiaban directa e indirectamente por los millones de dólares que llegaban a los pueblos por las tres cosechas de amapola que se hacían al año.

“Nos dimos cuenta que en ese tiempo no pedíamos nada, no pedíamos caminos, salud y a los doctores y maestros que iban los tratábamos bien, había economía, había fiestas y por muchos años las necesidades en la sierra nosotros las solventamos, llegaban a buscarnos las agencias de carros a los pueblos, era una economía diferente a la de abajo (las ciudades), nuestros hijos estudiaban en universidades de Chilpancingo o Cuernavaca, se superaron con la amapola”, contó un exiliado en Estados Unidos por la violencia.

En su buen tiempo, la goma de opio llegó a costar 40 millones de los viejos pesos mexicanos (40 mil pesos) por kilo y en este año el precio es de 9 mil pesos, lo que ha provocado que la gente la deje de sembrar o que emigre a Estados Unidos; pero que también por ese motivo se ha incrementado la producción de metanfetaminas (cristal y sus derivados) o la siembra de coca en las partes tropicales de la Costa Grande.

 

Del combate a Lucio Cabañas a la narcoviolencia

El 23 de febrero de 2021 el Ejército mexicano presentó entre cafetales y platanales el primer plantío de coca en El Porvenir, municipio de Atoyac de Álvarez, poblado conocido porque es el lugar de nacimiento del guerrillero Lucio Cabañas Barrientos.

Es la misma zona colindante con Tcpan de Galeana, donde hace 50 años sinaloenses llevaron la amapola por primera vez a esos pueblos y el Ejército a principio de los años 70 creó la operación llamada “Telaraña”, para terminar la guerrilla de Lucio Cabañas en diciembre de 1974. Lucio Cabañas fue ejecutado y la amapola proliferó.

Después llegó el control del Ejército, que tomó pueblos, desaparecieron pobladores, violaron los derechos humanos y realizaron ejecuciones a la sombra del general, Mario Arturo Acosta Chaparro Escápite.

En 1977 el gobernador Rubén Figueroa Figueroa nombró a Acosta Chaparro director de la Policía Judicial del Estado de Guerrero, hoy Policía Investigadora Ministerial (PIM), la misma corporación que en el último informe del Grupo Interdisciplinario de Expertos Independientes (GIEI) fue señalada de participar directamente persiguiendo, disparando y no interviniendo para salvar los 43 estudiantes de Normal Rural Raúl Isidro Burgos de Ayotzinapa, aquella noche trágica del 26 de septiembre del 2014 en Iguala.

También, fue la misma policía que el 12 de diciembre del 2011 disparó y asesinó a dos normalistas de Ayotzinapa en el gobierno de Ángel Aguirre Rivero, cuando bloqueaban la Autopista del Sol.

Dieciséis años antes se dio la masacre de 17 campesinos en Aguas Blancas el 28 de junio de 1995, en el gobierno del priista Rubén Figueroa Alcocer, de la que organizaciones sociales culparon al general Acosta Chaparro.

Durante ese periodo informes de seguridad señalan que Acosta Chaparro asentó en Guerrero a Héctor El Güero Palma Salazar, que hasta antes de su detención controló la llegada de la cocaína a las costas de Guerrero.

Una de las acciones violentas de El Güero Palma fue con su pistolero –en ese tiempo– Joaquín Guzmán Loera, El Chapo, cuando privaron de la libertad y ejecutaron a nueve familiares, amigos y abogados de su rival Miguel Ángel Félix Gallardo, el 3 de septiembre de 1992 y dejaron sus cuerpos en las montañas de Iguala colindantes con Buenavista de Cuellar, delito por el cual sigue en prisión.

En 1995 Palma Salazar fue detenido y en Guerrero quedó en su lugar uno sus más cercanos, Amado Carrillo Fuentes, El Señor de los Cielos, que tenía como lugarteniente al acapulqueño Arturo Hernández González, El Chaky, el primero en recurrir a la desaparición de sus enemigos y por el cual apareció la palabra “levantados”.

El Chaky era chofer y lugarteniente de Acosa Chaparro desde la década de los 80, también es cuñado de Gustavo, Alfredo, Manuel y Otoniel Tarín Chávez, militares y creadores del Grupo Chihuahua que se encargó de torturar y desaparecer a los activistas sociales y aniquilar la resistencia de la guerrilla a finales de los años 70 y principios del 80.

Una de las acciones visibles de Arturo Hernández fue junto Arturo Beltrán Leyva, El Botas Blancas o El Jefe de Jefes, cuando el 7 de noviembre de 1997, dejaron a tres médicos colombianos en tres tambos con cemento en la Autopista del Sol, cerca de Mezcala; los doctores (Jaime Godoy, Carlos Ávila y Ricardo Reyes; el primero otorrinolaringólogo y los otros cirujanos plásticos) habían realizado la cirugía de El Señor de los Cielos cuando murió en julio de ese año.

El periodista mexicano Humberto Padgette, que le ha dado seguimiento al actuar de Acosta Chaparro y de Hernández González, describió en un reportaje publicado en Sin Embargo en octubre del 2014, que el mismo sicario explicó el origen de su apodo: “Tengo como apodo El Muñeco, aunque alguien después de una fiesta me dijo que me parecía al Chucky palabra transformada en Chaky por la repetición y así se me quedó de apodo. Soy adicto desde hace muchos años a la cocaína”.

En el mismo trabajo escribió que El Señor de los Cielos “falleció en la mesa del quirófano, en 1997, cuando cuatro cirujanos plásticos se afanaban en transformar todos sus rasgos. El Chaky, presumió a la PGR, que asesinó a los médicos, segmentó los cuerpos, los sumergió en un tambo de cemento y dejó los cadáveres en la Autopista del Sol”.

Uno de los hijos de Chaky, Cristián Hernández Tarín, El Cris y su socio Clotilde Toribio Rentería, El Tilde, fueron los fundadores del grupo La Barredora en Acapulco y Los Guerreros Unidos en Iguala, este último grupo señalado como el culpable de desaparecer a los 43 normalistas de Ayotzinapa el 26 de septiembre del 2014.

El Cris fue detenido en 2011 y presentado como operador de Edgar Valdez Villarreal, La Barbie (detenido en agosto del 2010), lugarteniente de los Beltrán Leyva. Hernández Tarín actualmente cumple una condena de 72 años por privación ilegal de la libertad, asociación delictuosa, narcotráfico y portación de armas exclusivas del Ejército.

Su hermano Emanuel, alias El Pepino, fue asesinado en el 2009 por policías municipales de San Marcos, luego de que atacó la comandancia y mató a cinco policías.

Arturo Hernández Gonzalez, El Chaky, fue detenido en 2003 por operar para el Cártel de Juárez y fue liberado en el 2013. Después de eso lo último que se supo es que operaba en los estados de Durango y Coahuila.

Acosta Chaparro fue asesinado de tres tiros en la cabeza el 20 de abril de 2012 en la Ciudad de México.

 

Transformación de los Beltrán Leyva y llegada de otros cárteles

Entender la violencia de ahora en Guerrero es regresar a noviembre del 2009, cuando en el Filo de la Sierra de Costa Grande y Tierra Caliente fue asesinado el comandante del Ejército Revolucionario del Pueblo Insurgente (ERPI), Ramiro (Omar Guerrero Solís o José Luis Orbe Mesino).

Desde ese día según los pobladores se recrudecieron los desplazamientos y las peleas en los pueblos de Petatlán, Coyuca de Catalán, Ajuchitlán del Progreso, Petatlán y San Miguel Totolapan que eran las comunidades que controlaba.

Ramiro, en ese año denunció que el gobernador Zeferino Torreblanca Galindo apoyó a grupos de contrainsurgencia (sicarios) al mando del cacique priista Rogaciano Alba Álvarez –cercano al ex gobernador Rubén Figueroa Alcocer– y a la familia Montúfar, que con ayuda del Ejército pretendían despojar a los pobladores de su territorio rico en zonas mineras, maderables y grandes extensiones de producción de amapola.

El Comandante Ramiro fue asesinado, el ERPI dejó de existir y parte de sus columnas se unieron a los grupos de la Familia Michoacana o Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que controlan sus áreas.

Un mes después, en diciembre fue asesinado Arturo Beltrán Leyva, en el edificio Altitude en Cuernavaca, Morelos, que era propiedad de un hijo de Anacleto Ramos Ramírez, asesinado en 1986 presuntamente por la guerrilla por haber entregado a Lucio Cabañas.

Aquella tarde del 16 de diciembre de 2009, también murieron abatidos por la Marina los seis jefes de las plazas en Guerrero, donde destacan el sinaloense Miguel Ángel Araujo Moreno, El Buche y el originario de Corral de Piedra municipio de Leonardo Bravo, Jesús Nava Romero, El Rojo; el primero jefe de sicarios de Acapulco y el segundo encargado de la zona Centro, Norte, Montaña, el estado de Morelos y Puebla, ambos fundaron el grupo de Los Pelones de donde nacen la mayoría de los grupos que existen en la entidad.

La muerte de Ramiro y de Beltrán Leyva provocó la violencia que se vive ahora, pues comenzaron a nacer grupos de la delincuencia que actualmente controlan todas las zonas del estado y desde hace más de una década se encuentran en guerra.

 

Los grupos y las disputas

En la zona centro operan Los Tlacos, Los Jaleacos, Los Emes y Los Ardillos, que pelean el control del transporte, la extorsión y la venta de cristal.

En la zona norte Los Tlacos mantienen una guerra contra el grupo de la Bandera –escisión de Guerreros Unidos–, que se unieron con la Familia Michoacana (FM) para no perder Teloloapan y Apaxtla.

En la Tierra Caliente la FM controla Arcelia, Ciudad Altamirano, Tlapehuala, Ajuchitlán del Progreso, Tlalchapa, Coyuca de Catalán y parte de San Miguel Totolapan, pero mantiene una tregua con el Cártel de Jalisco Nueva Generación (CJNG), que tiene los municipios colindantes con Michoacán.

Además, controla parte de Petatlán y Zihuatanejo, a excepción del Filo Mayor de la Sierra de Petatlán a Vallecitos de Zaragoza que es del CJNG.

Mientras que Tecpan, San Jerónimo, Atoyac y parte de Coyuca de Benítez pertenece a Los Arreola y Los Granados que son los principales sembradores de la hoja de coca.

La región de Costa Chica y parte de la Montaña es controlada por el Cártel de Caborca, que principalmente son familiares de Rafael Caro Quintero.

En Acapulco gran parte del puerto pertenece al grupo de los Rusos, que hicieron una alianza con Gil Caro Quintero, El Pelo Chino, para controlar principalmente de la zona de Punta Diamante a la Costa Chica.

Del Acapulco tradicional a Coyuca de Benítez, controla el Cártel Independiente de Acapulco (CIDA) de José Ángel Palacios Galeana, alias el Capuchino, quien fue detenido en Michoacán el 12 de agosto del 2020 y que hasta la fecha mantienen una guerra contra Los Rusos.

El Capuchino es familiar de Alejandro Palacios, alias El Cholo, líder de Guerreros Unidos y señalado como partícipe de la desaparición de los 43 normalistas de Ayotzinapa.

 

La explotación forestal y la minería

La caída del precio de la goma de opio provocó el incrementó de la explotación forestal, la extorsión a las empresas mineras y el desplazamiento en la última década de al menos 10 mil personas de los pueblos ricos en recursos maderables y mineros.

Las nuevas alianzas provocaron las nuevas guerras, entre éstas la que se da por el control del saqueo de la madera, donde en la nueva región Sierra cortan a diestra y siniestra los bosques y su venta es prácticamente clandestina.

También los grupos delictivos encontraron su sustento en las mineras, donde según la Red Mexicana de Afectados por la Minería (Rema) Los Tlacos y La Familia Michoacana han obtenido contratos para prestar servicios como transporte de materiales, de personal o seguridad. Asimismo, cobran cuotas a los ejidatarios y a los trabajadores (El Sur, 22 de julio del 2023).

El grupo delictivo Los Tlacos opera en las zonas donde explotan las minas las empresas canadienses Equinox Gold (Carrizalillo, Eduardo Neri) y Torex Gold (Nuevo Balsas, Cocula). La Familia Michoacana actúa en la zona donde explotan las minas la empresa canadiense Altaley Mining (Campo Morado, Arcelia) e Industrias Peñoles (Teloloapan).

 

Texto: Lenin Ocampo Torres