5 mayo,2021 9:35 am

Hacen los rituales de petición de lluvia en lugares considerados sagrados de Acatlán

 

Acatlán, Guerrero, 5 de mayo de 2021. Con danzas, peleas de tecuanis, rezos y ofrendas en manantiales y cruces, el pueblo de Acatlán continuó su ritual para pedir suficiente lluvia en el comienzo del ciclo agrícola.

El joven Balam ayunó el 1 de mayo y le rezó a su máscara hecha de cuero de res y a su traje de tecuani, como se le llama al jaguar en Guerrero.

Es parte de su preparación para el ritual de petición de lluvia en los lugares sagrados: el 2 de mayo en el Cerro Viejo y el 3 en otro cerro llamado Comulian (Lugar donde nace el agua dulce).

En el Comulian, un centro ceremonial ubicado en la entrada del pueblo y donde se ubican los manantiales de agua dulce que lo abastecen, Balam llegó la tarde del 3 de mayo a ofrendar con flores y velas a las tres cruces.

En la primera cruz tomó una piedra que al final de su recorrido utilizó para limpiar su alma y pedir un deseo.

En esta ocasión pidió para que sus familiares y seres cercanos tengan buena salud luego de un año de pandemia por el coronavirus.

Niños vestidos de tecuani, como se le llama al jaguar en Guerrero, durante la petición de lluvias. Foto: Luis Daniel Nava

El ritual en Acatlán inicia desde el 25 de abril con los cojtlatlastin (los hombres viento), que son decenas de hombres ataviados con trajes coloridos y máscaras de madera con melenas que desde la noche recorren las cruces de toda la comunidad y concluyen la mañana del siguiente día. También participan el 2, 3 y 4 de mayo en las ofrendas en los lugares donde nace el agua y considerados sagrados.

Para el ex comisario y parte de un consejo de hombres grandes, Nicodemus Medina Nava, el ritual es de trascendencia que inicia el 25 de abril y concluye el 15 de mayo.

Los Cojtlatlastin y los tecuanis, dice, hacen la invocación a la energía del sol, representan la fuerza y el vigor.

Es la cosmovisión antigua, continúa, se venera el sol, a la tierra, el agua y el aire.

“Estas manifestaciones son con un solo propósito: que haya un equilibrio con la naturaleza, que haya suficiente lluvia para que todo esté en armonía. Después sigue la danza, la fiesta, la alegría”.

Texto: Luis Daniel Nava