15 julio,2018 7:35 am

Implicó sufrimiento mostrar aspectos ocultos de Luis Rey, dice el actor Óscar Jaenada

Texto: Lorena Corpus, Gabriela Villegas y Juan Carlos García/ Agencia Reforma/ Foto: Agencia Reforma
Ciudad de México / Madrid, 15 de julio de 2018. Provoca odio e indignación en la audiencia por sus maldades, pero también Óscar Jaenada sufrió para meterse en la piel de Luisito Rey, en Luis Miguel, la serie.
Hoy, en el último capítulo de la primera temporada, se sabrá el destino de su personaje en esta producción de Netflix, pero en la realidad este papel dio un fuerte impacto a la carrera del barcelonés en toda Latinoamérica.
“A mí me interesa mucho ver el lado que la gente no conoce… y eso no es ni un regalo, esto tiene un sufrimiento y un trabajo detrás”, dice Jaenada en entrevista telefónica al hablar del personaje por el que hoy todos lo reconocen y que hizo famosa la frase “Coño, Micky”.
Para encarnar a Luis Gallego, padre del ídolo mexicano, el español hizo una investigación para conocer mejor la personalidad del cantante.
“Sobre todo sus orígenes, viendo que era un tipo que venía de San Fernando (Cádiz, España), que tenía un acento muy marcado; intentamos resaltar eso”.
El español de 43 años disfruta ahora las vacaciones junto a su familia en Madrid, a poco más de seis horas de distancia de donde nació el papá de Luis Miguel, en España.
“Su cultura era muy distante a la mía. Había que trabajar esa musicalidad que tenía él como genio de la música y meterse en la guitarra, preguntar cómo era en dentro y fuera de casa”.
Jaenada, ganador del Goya en 2006 por su trabajo en la cinta Camarón, dedica regularmente cinco o seis meses de preparación a sus personajes y dos o tres meses a la filmación.
“En este caso, que era para televisión, ha sido lo contrario. He tenido dos o tres meses de preparación y cinco o seis de rodaje”, aclara.
En la entrevista, el actor asegura que hasta el momento no hay una segunda temporada confirmada de la serie.
La clave del éxito
El actor, que con su trabajo calló las críticas que surgieron al ser elegido para interpretar a Cantinflas, por no ser mexicano, sostiene que el éxito de la serie se debe a distintos factores, entre ellos una buena historia, casting y producción.
“Yo estaba muy alejado de la historia de él (Luis Miguel), pero me pareció que contaba con muchas cosas que tenían trabajo y un interés no sólo por ver qué hay detrás de tanta sonrisa y de tanta postura”, explica.
“También llevaba un trabajo y un sufrimiento, y a mí me interesa mucho como artista presentar esa obra. Ya lo hice con (la cinta de) Camarón; en Noviembre, con Cantinflas y ahora con Luis Rey. A mí me interesa mucho ver el lado que la gente no conoce”, indica.
Sobre su experiencia en la producción de Netflix relata que fue muy agradable el trabajar con grandes compañeros.
“Se formó un crew muy bonito”, agrega al hablar de sus compañeros Diego Boneta (Luis Miguel)  Anna Favella (Marcela), Martín Bello (Tito) y César Bordón (Hugo López).
Impacto por Luisito Rey
Enrolado en sus proyectos de cine, el actor señala que su llegada a esta producción se dio por varias “ocasiones y casualidades”, pues no estaba en sus planes hacer televisión.
“Un productor que había conocido de varios años atrás en el festival de cine de Guadalajara, que se llama Pablo Muñiz, vino acá (España) y me dijo: ‘necesito que leas este libro, es uno de esos personajes que seguro te va a gustar’”.
Fue en un viaje de trabajo a Canadá cuando el actor tiene el primer contacto con la vida del hombre que interpretó.
“Me llevé el libro, me lo leí, me impresionó. Vi un personaje a realizar maravilloso”, asegura.
Jaenada, quien a los 13 años subió por vez primera a un escenario para representar a una obra de Shakespeare, no se equivocó al aceptar este proyecto.
“Yo a Luis Rey no lo conocía y de Luis Miguel había escuchado varias canciones, nada más. No conocía nada antes de la historia”.
Su trabajo en la serie desató el odio de la audiencia, y a la vez el reconocimiento general por una buena interpretación.
Sobre Luis Miguel, expresó: “Hombre, pues qué voy a opinar, es un artista maravilloso. Fui al Auditorio de México a verlo y me quedé impresionado”.
Respecto al furor en redes sociales que despertó su participación, dijo que “desde luego me pilla a mí todo esto con muy poca experiencia, ya no sólo en redes sociales, sino en la televisión”.
En cuanto al final de la serie, que se transmite hoy, asegura que “ni recuerdo qué sale en el capítulo último… Espero que todas las respuestas a Luis Rey se resuelvan. Estoy igual de impaciente porque no lo recuerdo; es como haber vivido otra vida”.
El misterio de Marcela Basteri
Un bosque cubre los exclusivos y lujosos chalets de la zona residencial madrileña Las Matas.
En este sitio, entre jardines y ostentosas viviendas con vista a la sierra, Marcela Basteri fue vista por última vez, según se cuenta en Luis Miguel, la serie.
Reforma hizo el pasado miércoles un recorrido por el sector, ubicado en Las Rozas, 26 kilómetros al noroeste del centro de Madrid. La residencia está enclavada entre frondosos árboles y sólo se pueden apreciar las plantas altas de la vivienda, dos portones y una cancha de tenis.
En la serie, cuando Luis Miguel (Diego Boneta) y su hermano Alex (Juanpa Zurita) buscan a su madre viajan a Madrid a hablar con Carmen, quien ayudó a Marcela a desalojar la casa en Madrid. La mujer les dice que el chalet de Las Matas fue vendido y que días antes de que Marcela saliera rumbo a Chile para encontrarse con el cantante, asistió a una fiesta en la residencia con la familia de Luis Rey (Óscar Jaenada), padre de El Sol.
Javier León Herrera, autor del libro Luis Miguel: La historia, del cual fueron extraídos algunos datos para la serie, narra que Luis Rey compró una casa en la calle Sacratif Las Matas, dentro de un campo de golf.
Aunque el escritor no menciona el número de la vivienda, tras una búsqueda en la Sede Electrónica del Catastro de España y el Mapa Plano de Las Rozas, Madrid, se encontró que hay sólo cuatro numeraciones en la calle mencionada. Dos de éstas pertenecen a terrenos abandonados. Las otras dos son entradas, a lo que parece desde afuera, un sólo chalet.
El mismo documento extraído indica que la casa fue construida en 1990, lo cual no coincide con la fecha en que Marcela desapareció, pues en la serie se dice que fue alrededor de 1986; sin embargo, se sabe que muchos de los años de la producción no encajan con la realidad.
En el documento de registro de la vivienda se dan detalles de la casa. Dice que tiene mil 133 metros cuadrados de superficie construida y 6 mil 771 metros cuadrados de superficie gráfica. Además que la parcela cuenta con 2 viviendas, 2 áreas deportivas y 1 estacionamiento.
Las descripciones son similares a las que Herrera adelantó en el libro.
Durante el recorrido cerca de la residencia se le preguntó a una vecina de la zona si sabía del anterior dueño o si la propiedad tenía qué ver con el cantante Luis Miguel, pero dijo no tener idea.
La residencia se apreciaba sin mucho movimiento, pero tampoco lucía en abandono. Y la zona, al ser exclusiva, cuenta con casetas de seguridad y vigilancia constante.
Recuerdan el “Club Vampiro”
Cuando Luis Miguel vivió durante su adolescencia en una privada de avenida San Bernabé, en la colonia San Jerónimo Lídice, tuvo como vecinos y amigos a famosos como Roberto Palazuelos, Héctor Suárez Gomís, Leonardo García y Andrés García Jr. con quienes formó el “Club Vampiro” y hasta boxeó.
“Hace 30 años, o no sé cuántos, enfrente, había una casucha abandonada, en un terreno baldío… ahí nos íbamos a jugar, a espantos, sustos y esas cosas y nos bautizamos como el ‘Club Vampiro’.
Micky salía a jugar con nosotros y durante el tiempo que vivió ahí tuvo momentos muy felices”, recordó Palazuelos.
Recordó que a los encuentros boxísticos que armaba Héctor Suárez padre, en el fondo de la privada, llegaban aficionados a este deporte para echarles porras a todos los niños que participaban, entre ellos Micky.
“Ya cuando Micky empezó a despuntar con su carrera lo vimos menos. Aunque fue en esta privada donde despegó”, comentó el actor.
Roberto también rememora los asados que organizaba Andrés García, quien invitaba a todos los vecinos y a otros amigos, como Luis Rey, Rodolfo de Anda, Mariagna Pratts y los niños.