EL-SUR

Lunes 22 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

2018, año electoral en América Latina

Gaspard Estrada

Enero 03, 2018

El año que acaba de empezar será, sin duda alguna, crucial para el futuro de Latinoamérica. En efecto, siete países de la región vivirán elecciones presidenciales, en un contexto de bajo crecimiento económico, aumento de la desconfianza de los ciudadanos frente a sus élites políticas y económicas, y crecimiento de la pobreza y de las desigualdades sociales. Frente a este escenario complejo, en un momento en el que la falta de liderazgo político compromete la realización de iniciativas políticas innovadoras ¿América Latina podrá salir del letargo en el que se encuentra?
El ciclo electoral empezará en febrero en Costa Rica, donde el presidente en funciones, Luis Guillermo Solís, del Partido de Acción Ciudadana (PAC), no puede ser candidato a la reelección. El candidato de su partido, Carlos Alvarado, se encuentra en cuarto lugar en las encuestas (y la impopularidad presidencial no contribuye al crecimiento de su candidatura). Los resultados de estas últimas ponen a Antonio Álvarez Desanti, del Partido Liberación Nacional, a la cabeza de la disputa electoral. Sin embargo, el alto porcentaje de indecisos hace altamente probable que se lleve a cabo una segunda vuelta.
Más adelante, en abril, los paraguayos se decidirán en las urnas por dar o no un nuevo mandato al partido del presidente Horacio Cartes (que no puede ser candidato a la reelección), el Partido Colorado, o por hacer un cambio de orientación, dándole el poder de nueva cuenta a la izquierda, que en esta elección hizo alianza con el Partido Liberal. El Partido Colorado lanzará a Mario Abdo Benítez, hijo del ex secretario privado del dictador Alfredo Stroessner, mientras que la Gran Alianza Nacional Renovada (GANAR), que suma al Partido Liberal y al Movimiento Guasú, del ex presidente Fernando Lugo, presentará a Efraín Alegre como candidato. Por el momento, el candidato del gobierno es favorito, sin embargo, la creciente impopularidad del presidente Cartes puede jugar a favor de una alternancia en el poder.
A finales de mayo, los colombianos irán a las urnas para elegir al sucesor del presidente Juan Manuel Santos, que termina su segundo mandato en condiciones complicadas. Si bien la evaluación de la  comunidad internacional es muy positiva –lo cual se tradujo en la atribución del premio Nobel de la Paz, hace poco más de un año–, en el plano interno la popularidad del jefe del ejecutivo es baja, de tal manera que buena parte de la coalición que lo llevó al poder intenta ahora alejarse de su legado, con el objetivo de aumentar sus posibilidades de victoria en mayo. En ese sentido, el ex vicepresidente Germán Vargas Lleras, líder del partido Cambio Radical, ha decidido criticar el proceso de paz impulsado por su ex jefe político. En el Congreso, algunas de las propuestas de ley elaboradas por el gobierno han tenido dificultades en ser votadas, en particular las relativas al proceso de paz. De manera paradójica, las encuestas de opinión no ponen el proceso de paz a la cabeza de las preocupaciones de los colombianos. Sin embargo, queda claro que la disputa política de la elección presidencial se centrará alrededor de este proceso.
En México y en Brasil, las dos mayores economías de la región, la disputa política también girará alrededor de la disyuntiva cambio o continuidad. En México, después de 30 años de gobiernos del PRI y del PAN, marcados por la preeminencia política de la Secretaría de Hacienda y el Banco de México, la posibilidad de una alternancia al más alto nivel es real. La impopularidad del presidente Enrique Peña Nieto, y del PRI en general, disminuye las posibilidades de su candidato, José Antonio Meade. Este último encarna como nadie este grupo político que está en el poder desde hace décadas, en gobiernos tricolores como albiazules. El candidato del Movimiento Regeneración Nacional, Andrés Manuel López Obrador (AMLO), por su lado, encabeza las encuestas de opinión. En las campañas de 2006 y 2012, AMLO demostró que puede ser un gran candidato, pero un pésimo estratega. A pesar de la consolidación en los últimos meses de sus intenciones del voto, no se puede descartar que durante la campaña electoral sus contrincantes hagan uso de campañas negativas para denostarlo, lo cual lo podría llevar a cometer errores de estrategia que pongan en riesgo su victoria.
Finalmente, en Brasil, la democracia estará a prueba durante este 2018. A finales de enero, el tribunal de apelaciones de Curitiba (TRF-4), se pronunciará sobre el recurso de apelación interpuesto por los abogados del ex presidente Lula frente a la condena del juez Sergio Moro, realizada en julio del año pasado. Según la prensa local, no hay dudas sobre la voluntad de estos jueces de condenar nuevamente al líder del Partido de los Trabajadores (PT), a pesar de la inexistencia de pruebas materiales contra este último. Si esta tendencia se confirma, Brasil entrará en un periodo de turbulencias hasta que se clarifique la situación jurídica del precandidato del PT, que lidera todas las encuestas de opinión publicadas al día de hoy. Los abogados de Lula han declarado que apelarán una eventual condena en segunda instancia. De tal manera que no es imposible que Lula sea candidato, e inclusive sea electo presidente, en medio de un embrollo judicial nunca antes visto. Sin duda, este año será un parteaguas para el futuro de América Latina.

*Director ejecutivo del Observatorio Político de América Latina y el Caribe (OPALC), con sede en París.
Twitter: @Gaspard_Estrada