EL-SUR

Jueves 25 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

A dónde va México

Silvestre Pacheco León

Abril 15, 2019

 

El domingo antepasado el doctor Pablo González Casanova publicó A dónde va México, un artículo en el que afirma que a pesar de lo temprano que puede ser para evaluar al nuevo régimen, el conjunto de las acciones del gobierno de Andrés Manuel López Obrador lo ubican en el lado opuesto de una transformación liberadora como muchos suponemos que debe ser la llamada Cuarta Transformación.
En la conclusión de su amplio artículo cuyo contenido explica el silencio tanto en la izquierda como la derecha, el sociólogo premiado por la UNESCO como defensor de la identidad de los pueblos indígenas, sostiene que en lugar de estar viviendo el cambio verdadero para incidir en el origen de la desigualdad en la que México es campeón, lo que se perfila es un populismo neoliberal que está ayudando a que el dominio del capitalismo que busca la maximización de su ganancia se fortalezca, mientras los votantes donde radica la fuerza del nuevo régimen nos enajenamos con la idea de que es la corrupción donde está el origen de todos nuestros males.
Para arribar a esta afirmación contundente del científico social más notable que ha dado el país, nombrado el año pasado Comandante Pablo Contreras del CCRI, Comandancia General del EZLN, hace un repaso histórico del papel que el crimen organizado ha jugado para establecer el dominio del capital como herramienta de las empresas trasnacionales y también de la estrategia norteamericana de balcanización, ambos presentes actualmente en el país, uno explicando la enorme violencia con su secuela de miles de muertos, y la otra con el establecimiento de una nueva frontera que bajo el supuesto de que servirá para detener a los migrantes centroamericanos, abone las condiciones para separarnos del sureste con lo que antes se llamó el Plan Puebla Panamá y ahora canal interocéanico.
En su artículo A dónde va México, publicado el 7 de abril en La Jornada el ex rector de la Universidad Nacional afirma que el imperialismo neoliberal asume la privatización del sector público como una forma de dominación de los estados metropolitanos y periféricos, empleando a los funcionarios públicos como agentes que le sirven para despojar de sus propiedades a los pueblos y organizaciones sociales, en un proceso que incrementa la criminalidad y la corrupción porque para sus propósitos suele recurrir a las organizaciones criminales que se alquilan o dependen de empresas trasnacionales.

El uso de la violencia y el crimen organizado

El historiador pone como ejemplo el uso de grupos criminales que han servido para la expansión del imperialismo a las mafias italianas en Estados Unidos, así como las empleadas por la Compañía de Indias inglesa, las cuales podían ser contratadas para actuar donde su quehacer lo requiriera, como lo hacen los del crimen organizado responsables de la violencia que vivimos, y anota como actividades principales de estas organizaciones tanto el tráfico de armas como el narcotráfico.
La dificultad entonces para combatir la violencia adquiere así otra connotación entendiéndola como parte de la herramienta que utiliza el neoliberalismo cuya implementación y origen identificaría al apetito norteamericano para seguir engullendo los recursos naturales que resultan estratégicos en esta etapa.
Don Pablo González Casanova expone con detalle el mecanismo tantas veces repetido en el desmantelamiento de las empresas públicas de México donde con frecuencia los empleados del Estado se corrompen para vender información privilegiada a la iniciativa privada y en el trato no pocos se convierten en sus empleados y socios, según sea su grado de ambición.
En este sistema de dominación que opera en nuestros días ubica los contrastes, retos y dificultades que el nuevo gobierno ha enfrentado, haciendo un recuento del significado que tiene cada una de las decisiones que ha tomado, las que si bien han exhibido su fortaleza de honradez, valentía y popularidad, al final de cuentas va dejando una estela de insatisfacciones y promesas incumplidas frente a las expectativas que levantó mientras los representantes del capital adquieren una relevancia cada vez mayor (formando el Consejo Asesor Empresarial) frente a la izquierda oficial que lo justifica bajo el argumento de que no se puede ahora ir más allá que empeñarse en la lucha contra la corrupción.
En este hecho que confirma el mayor de los contrastes del nuevo gobierno, el sociólogo dice que mientras en la izquierda se justifica la presencia de los inversionistas arguyendo que “no se podía ir más lejos” señaló que se han acentuado las medidas de presión de parte de las corporaciones y de los banqueros con los valores financieros y de la moneda, con la gasolina y el petróleo que parecieron ser los retos para “confirmar su firmeza o para negociar lo innegociable”.
Para el ex rector de la UNAM, si bien el lance del nuevo gobierno en torno al nuevo aeropuerto favoreció la postura de los pueblos opositores al proyecto, no fue así frente a la construcción de los dos gasoductos, el acueducto y una la termoeléctrica (de Huesca) desoyendo en estos casos a los especialistas y a los pobladores afectados, con lo cual dice que el presidente no sólo mandó a las “antípodas” la Cuarta Transformación “liberadora”, sino que de plano se puso de lado de los empresarios.

Los compromisos incumplidos

El historiador enumera como compromisos de campaña que el presidente no cumplió, el llamado Proyecto Integral Morelos, una auténtica reforma educativa que termine con el concepto empresarial de la educación y el control magisterial a través de los exámenes de evaluación.
También el Tren Maya y el corredor interoceánico, ambos como parte del proyecto de contención de migrantes centroamericanos con los que se estaría promoviendo la balcanización de nuestro país como política estadunidense, como ya ha sucedido en varias regiones del mundo.
Tanto la reforma constitucional para la revocación del mandato como la constitución de la propia Guardia Nacional, el investigador las mira como hechos que ponen en riesgo la solidez del sistema democrático del país, a modo para que la tentación de los militares para hacerse del poder coincida con la ambición norteamericana.
De estos hechos el sociólogo concluye que las reformas del actual régimen son populistas y de plano neoliberales porque ponen en primer lugar al fenómeno de la corrupción y no al capitalismo como la causa de la desigualdad.
Concluye su artículo afirmando que tarde o temprano el EZLN, el Congreso Nacional Indígena y la Red de Redes Nacional de Pueblos y Comunidades serán quienes logren la Cuarta Transformación basada en la distribución del poder entre los pueblos y los trabajadores formales e informales, como lo quiso la izquierda de la Revolución Francesa.