EL-SUR

Viernes 19 de Abril de 2024

Guerrero, México

Opinión

LA POLÍTICA ES ASÍ

Acapulco

Ángel Aguirre Rivero

Noviembre 02, 2018

LA POLÍTICA ES ASÍ

 

Aunque Acapulco vive una situación compleja y difícil como tantas ciudades del país, su gran historia y vocación tendrían que determinar un destino de grandeza: posee una identidad cultural de hondas raíces; protagonizó importantes episodios históricos; su gente, su clima y bellezas naturales lo mantienen en la lid como destino turístico.
Los acapulqueños han atendido y convivido con personajes célebres de todo el mundo, como Bill Clinton, los hermanos Kennedy, Frank Sinatra, John Wayne, Elizabeth Taylor, Orson Wells, Errol Flyn, Johnny Weismuller, Silvester Stallone y Bono; como María Félix y Agustín Lara, Germán Valdez, ex presidentes de la República, así como artistas de épocas recientes.
La Perla del Pacífico como también se le ha conocido, tiene una historia fascinante que dejó vestigios como los petroglifos de Punta Diamante, como narra el periodista Aurelio Peláez en estas páginas, o los de Palma Sola, declarado Monumento Histórico.
El sitio durante la lucha por la Independencia que hizo el general Morelos desde el cerro El Veladero y la posterior toma del Fuerte de San Diego; el fusilamiento del estandarte de la Virgen de Guadalupe que cayó en manos de los realistas; el desalojo de la isla de La Roqueta por parte de Pablo Galeana y el paso de Benito Juárez por el puerto, son sólo algunos episodios de su historia.
Creado como municipio el 6 de agosto de 1824, el carácter cálido y abierto de su gente –baste recordar que las primeras hospederías fueron habilitadas en casas particulares– y su adopción por parte del jet set norteamericano, favoreció su desarrollo como destino turístico, consolidado gracias al gran apoyo de don Miguel Alemán Valdez y en sus primeras épocas, de Plutarco Elías Calles.
La narrativa de José Agustín en su libro Se está haciendo tarde, publicada en 1973, es una pieza indispensable de la Literatura de la Onda que tiene como escenario Acapulco y como protagonista a Rafael y sus aventuras con las drogas, el rock and roll y el sexo. ¡Uff!
Es grande el impulso que como destino de playa ha dado a Guerrero, por la derrama económica generada por su actividad turística.
Sin embargo, el brillo de la ciudad generó una intensa migración de miles de guerrerenses que llegaron en busca de oportunidades, lo que provocó grandes desequilibrios sociales que hoy la ubican entre las ciudades con mayor pobreza urbana.
La conducta desinhibida de los visitantes por su carácter festivo y hedónico, dio entrada a bandas del narcotráfico. Rota la pax narca, inicia la lucha por el control de la plaza con los saldos que todos conocemos.
Reconozco en los acapulqueños a un pueblo liberal que tiene en María de la O y Juan R. Escudero, dos grandes exponentes de la lucha social y política, que se refleja en sucesivas alternancias políticas en años recientes. El acapulqueño ha dado oportunidad de gobernar a diferentes siglas políticas para intentar rescatar su grandeza.
Gobernar Acapulco no es fácil: la complejidad de sus problemas ocasiona a sus gobernantes un acelerado desgaste político, y es que en la medida en que se deposite en manos de un solo hombre o mujer, el destino de Acapulco, será poco menos que imposible impulsar a cerca de un millón de habitantes a mejores condiciones de vida.
Hoy Acapulco es un reto pero creo que tiene todo para salir adelante: importantes obras de infraestructura de sucesivos gobiernos estatales y municipales modernizaron su rostro. Aquel pueblo de pescadores que tenía sus límites en el panteón de San Francisco, es nostalgia e historia.
No hay de otra: Acapulco y los acapulqueños tienen que reinventarse. Hay que reconocer que si no se remontan los déficit de ciudadanía, de poca ayuda será la inversión anunciada por el presidente Andrés Manuel López Obrador para rescatar Acapulco.
Adela Román hereda el compromiso de honrar una tradición de lucha de su padre, don Nicolás Román Benítez. La alcaldesa ha brillado por méritos propios y hay que decirlo, Adela no surge en esta elección, ya mostró de qué material está hecha, cuando fue síndica, diputada local y dirigente de la Barra de Abogados de Acapulco.
Pocas mujeres han gobernado Acapulco. Adela Román Ocampo llega con la legitimidad de los votos y la esperanza de un cambio. Aunque la magistrada es una mujer de gran carácter y convicciones firmes enfrenta una circunstancia difícil. No la dejemos sola, es necesario un gran pacto para enfrentar la delicada situación de violencia.
Celebro que haya buena coordinación con el gobernador Héctor Astudillo. No dudo que, con el apoyo de todos los que amamos a Acapulco, dará buenos resultados en su encomienda.

Del anecdotario

Conocí al maestro Benjamín Mora Chino y aprendí a quererlo.
Primo hermano del bardo costachiquense Rubén Mora Gutiérrez, quien se consagrara con su Canto Criollo.
Mora Chino había sido maestro del Colegio del Estado –hoy nuestra Universidad Autónoma de Guerrero– y uno de sus alumnos preferidos había sido don Alejandro Cervantes Delgado, quien al llegar como gobernador del estado lo mandó a llamar para expresarle su gratitud.
El gobernador le saludó:
–Maestro, ¿cómo ha estado?
–Bien mi querido Jando –así le llamaba él. ¿Contento de que eres el gobernador?
–¿En qué le puedo ayudar? –dijo don Alejandro.
–En nada, sólo que te vaya muy bien.
El gobernador insistió:
–Póngase de acuerdo con Aguirre, porque yo quiero corresponderle las enseñanzas que usted me dio.
Invité a comer al maestro Mora Chino para ponernos de acuerdo.
–¿Qué quiere tomar maestro?
–Mezcal o coñac –me contestó.
–Lo que usted prefiera.
–Pues mezcal.
A los pocos minutos me estaba declamando una hermosa poesía llamada La Costa:
–Costa jocunda, risueña / cómo puede ser la costa / mujer de cintura angosta / y alma ferviente, trigueña.
–Qué hermosa poesía –dije.
–Bueno maestro, traigo la instrucción del gobernador de preguntarle en qué le gustaría que le ayudara.
–Pues la verdad paisanito, me gustaría hacer un viaje.
–De acuerdo.
Hicimos los trámites necesarios y a su regreso nos volvimos a reunir.
–¿Cómo le fue maestro?
–Vengo muy feliz, porque conocí el Mar Mediterráneo… Fíjate paisanito que tomé de sus aguas y me bauticé con ellas.
–¿Cómo?
–Sí, le dije algo que tenía pendiente.
–¿Qué le dijo?
–“Mar Mediterráneo, vehículo de muchas generaciones, Dios te bendiga”… algunos turistas se me quedaban viendo, como diciendo, ‘este señor está loco’. Pero no me importó. Dile a Jando que ya me puedo morir tranquilo, porque conocí el Mediterráneo, que fue testigo de la evolución de varias civilizaciones como los egipcios, fenicios, griegos y romanos.
El maestro Mora Chino había sido maestro de Historia Universal en el Colegio del Estado
¡La política es así!

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