EL-SUR

Viernes 26 de Julio de 2024

Guerrero, México

Opinión

Acapulco y sus alcaldes (XXXIII)

Anituy Rebolledo Ayerdi

Junio 14, 2018

A la memoria del doctor Manuel Adolfo Pintos Carballo, acapulqueño radicado en Puebla. QEPD.

Avenida Ruiz Cortines

Alcalde de Acapulco a partir del 2 de enero de 1955, Efrén Villalvazo Alarcón propone al Cabildo sin ninguna objeción (but of course), que la nueva avenida de la ciudad lleve el nombre del presidente Adolfo Ruiz Cortines, a quien califica ya como el “nuevo benefactor de Acapulco”. La vía que construye el gobierno federal unirá al Centro con el área noreste de la ciudad, de alta densidad poblacional. Pronto se convertirá en la zona hospitalaria por excelencia de la ciudad.

1955

1955 –escribe José Emilio Pacheco en la revista Proceso–, un año insatisfecho con las prosperidades que nunca permitieron las restricciones que siguieron a la Segunda Guerra Mundial. Un año en el que no era posible discutir los méritos de los nuevos modelos Packard 4 convertible, el Hudson Rambler o el Ford Crown Victoria. Año en el que, sin embargo, nace la noción del Tercer Mundo con figuras como Zhou Enlai, Nehru y Nasser. Año en el que se vivía con la aterradora certeza de que en un encuentro entre israelitas y egipcios o un incidente entre la dos Coreas podría desatar la tercera guerra mundial. Einstein, días antes de su muerte, Bertrand Russel y otros científicos piden a la humanidad decir en definitiva adiós a las armas, porque el hidrógeno significa el exterminio total.

Plaza de toros Caletilla

Construida por el arquitecto Mario Pani Darquí, la plaza de toros Caletilla abre sus puertas el 21 de mayo de 1955. Su inauguración está a cargo del gobernador Arrieta y el alcalde Villalvazo, no agarraditos de la mano, pero sí sonrientes y en amena charla. En el ruedo se la rifan Juan Silveti, Jorge Ranchero Aguilar y Curro Ortega, con toros de la ganadería Pastejé, de los Arruza. Se estrena como juez de plaza don Manuel Linares Alarcón, poeta y maestro de literatura. Más tarde lo serán el periodista Andrés Bustos Fuentes y el abogado Paco Deloya Bello.
No habrá nadie en Acapulco quien le crea a Rico Pani, el propietario del coso, cuando afirma que en esa edificación se fueron los últimos cuatro y medio millones de pesos que le quedaban de la venta de su hotel Reforma, de la Ciudad de México. Otras obras del arquitecto Pani en Acapulco: Aeropuerto Internacional, Club de yates, hotel Pozo del Rey y en 1955, precisamente, el condominio Los Cocos

Los jóvenes

“En México no pasa nada –otra vez, José Emilio Pacheco– Los jóvenes lamentan vivir una era tan aburrida. Los mayores recuerdan los tiempos en los que la presidencia se ganaba con las armas, no gracias al dedo de los antecesores, y los políticos dirimían sus querellas a balazos. El informe presidencial empieza con las palabas rituales: “En un mundo convulso México ha vivido otro año de paz y progreso”. Cuando menos la economía se ha recuperado del trauma que significó la catastrófica devaluación del año anterior, en la que el peso alcanzó el inconcebible abismo de 12.50 por dólar. En las elecciones para diputados votan por primera vez las mujeres.

Acapulco, el puerto de los 7 pecados

La misma fecha de 1955 en que se exhibe aquí la película El puerto de los siete pecados es bendecida la nueva parroquia católica de Nuestra Señora del Perdón, en la Garita de Juárez. Se trata de una obra del ingeniero Temístocles García Vázquez, del Poli, cuyas bóvedas de cascarón, paraboloides e hiperbólicas, sorprendieron en su momento por atrevidas y muy apropiadas para el clima. La tesis profesional de García Vázquez había sido el templo de San Cristóbal, en la colonia Progreso, ambos considerados entre los cinco más hermosos de Acapulco. El chaparrito Temis fue maestro del Instituto Tecnológico de Acapulco durante 22 años.
Y sí, El puerto de los siete pecados es Acapulco, tanto que los créditos son presentados teniendo como fondo la isla de La Roqueta. La cinta puede verse por la hermosísima Miroslava, quien en este mismo año decide no ir al cielo cometiendo suicidio. También, por la gandallez de Rodolfo Acosta (hermano de Jenny Acosta, esposa del contador tepaneco Raúl S. Orbe). Y, por supuesto, para escuchar en la voz de Nicolás Urcelay Calla tristeza, Temor, Dime y Tu partida y con el piano de Juan Bruno Tarraza, los bailes Apurruñadito y Ritual caníbal. Por cierto, nadie en el cabaret le cree a Ernesto Alonso su papel de “cinturita”.

El icaco azul

El agandalle de 665 hectáreas de las 762 pertenecientes al ejido acapulqueño de Icacos, perpetrado por el general sonorense Gilberto R. Limón, se consuma con la bendición del Poder Ejecutivo mexicano. El decreto presidencial que lo legaliza se publica en el Diario Oficial de la Federación el 24 de diciembre de 1946, faltando sospechosamente 72 horas para el fin del sexenio avilacamachista (1940-1946) Y era que el militar de agrio apellido debía rendir protesta como secretario de la Defensa Nacional del presidente Miguel Alemán (1946-1952).
Combatiente contra Pancho Villa en Celaya y firmante de los tratados de Agua Prieta, el ex director del Colegio Militar poseía o era socio de la Compañía Constructora Rural SA de CV. Y será así como logre permutar con los ejidatarios de Icacos-Acapulco, 665 hectáreas improductivas por bienes y servicios. Algunas de los 18 pactados:
1.- Finca agrícola con agua suficiente para cada uno de los 36 ejidatarios, cercada con seis hebras de alambre de púas sobre postes de madera de tres metros de distancia.
2.-. Treinta y seis casas habitación dentro de un solar de mil 200 metros, cercadas con alambre de púas de seis hebras sobre postes de concreto.
3.- Diez mil pesos en efectivo para cada uno de los 36 ejidatarios, como impulso de sus trabajos agrícolas.
4.- Una escuela de cuatro aulas para 150 alumnos, en un solar de mil 600 metros cuadrados, equipada con parque infantil, campo deportivo y gimnasio. Casa habitación para el profesor, cuyo sueldo deberá cubrir la compañía durante tres años.
5.- Un lote de 400 metros cuadrados y una casa para cada uno de los avecindados de la colonia, sin cobro de traslado de dominio.
La compañía del general se apresurará a inscribir las tierras ejidales en el Registro Público de la Propiedad y entonces ni Dios Padre podrá dar reversa al fraude. Iniciará desde luego la comercialización de aquella superficie de cuyos humildes surcos surgirán elegantes residencias de la colonia Costa Azul. Más tarde Lomas de Costa Azul y Praderas de Costa Azul. Esta última en terrenos expropiados en 1976 por el gobernador Rubén Figueroa Figueroa,

A rajarse a su tierra

Pasada casi una década de tan sucio despojo, cuando continúen resonando con mayor enojo los reclamos campesinos, las palabras del militar sonorense de “¡a rajarse a su tierra, ahora se chingan!”, tomarán actualidad. Será entonces cuando el presidente Ruiz Cortines, avergonzado quizás por aquella traición de sus iguales a los principios de la sacrosanta Revolución Mexicana, decida pagar aquella deuda. Ordena en 1955 a la Junta Federal de Mejoras Materiales de Acapulco la construcción de las casas pactadas en 1946 entre el gobierno y los ejidatarios de Icacos y encarga al alcalde Villalvazo vigilar el cumplimiento de su orden. ¿Lo demás?, ¡ai veremos!

1955, Marilyn Monroe

“El país tiene 29 millones de habitantes; la capital tres millones y medio. De los 90 mil niños que llegan al mundo cada día ¿cuántos nacen en México? Muchos seguramente, para darles trabajo a todos diariamente. En el campo apenan ganan un promedio anual de 560 pesos (12 centavos de dólar al día), más o menos lo que gastan dos parejas por una noche de cena, bailando en los restaurantes Jacarandas y Villafontana”.
“Pero el centro de todo no está aquí, sino en el país que salió victorioso de la autodestrucción de Europa y la guerra por el control del océano Pacífico. Es el primer imperio de la historia que cuenta con una industria de la comunicación capaz de imponer su cultura a escala planetaria. Así, la imagen paradigmática de 1955 podría ser la de Marilyn Monroe, la del instante del Comezón del séptimo año en que el viento desplazado por el subway le levanta la falda”.

Icacos, la historia

Informado sobre la existencia de un núcleo de población negra conocido como Sabana Grande, con graves problemas de subsistencia, el virrey de la Nueva España, Gaspar de la Cerda Silva y Mendoza ordena al alcalde de Acapulco, Miguel Gallo, la reubicación inmediata. Este decide que aquellas familias encontrarán un mejor modo de vida en un paraje conocido como Icacos, al noreste del puerto, movimiento que se ejecuta el 3 de julio de 1691.
También, por instrucciones precisas del virrey De la Cerda, los habitantes de aquella comunidad gozarán de la exención de tributos por espacio de 10 años, además de una ayuda inicial para la construcción de viviendas y el inicio de tareas productivas agrícolas o pesqueras. El nombre de Icacos databa de medio siglo atrás, cuando el dos veces virrey de la Nueva España, Luis de Velasco hijo, (1607-1611) posea en ese paraje una huerta de frutos con predominio del icaco, traído de Las Antillas.
El árbol del icaco mide hasta nueve metros, con floración blanquecina y pequeña. El fruto es del tamaño de una almendra, de consistencia pulposa y dulce; los hay de colores rosado jaspeado y morado oscuro, casi negro. Hoy es temporada del ikako, como también se ha escrito dándole un aire oriental.

Carlos Lazo

“Secretario de Comunicaciones y Transportes que dirigió las obras de la Ciudad Univesitaria y transformó el río de la Piedad en Viaducto Alemán, Carlos Lazo muere al desplomarse su avión sobre Texcoco, cuando apenas había despegado del aeropuerto ¿Es porque iba a ser presidente en 58? No hombre, imposible. Esas cosas ya pasan en México. Fue una muerte accidental. No le busques. A propósito, José Alfredo Jiménez resume cinco mil años de poesía judeocristiana en Caminos de Guanajuato:
No vale nada la vida
la vida no vale nada
Empieza siempre llorando
y así llorando se acaba
Por eso es que en este mundo
la vida no vale nada.